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    Cine Alemán Siglo XXI

    Crítica | What Does That Nature Say To You (그 자연이 네게 뭐라고 하니)

    || Críticas | Berlinale 2025 | ★★★★☆
    What Does That Nature Say To You
    Hong Sang-soo
    Mucho más que una cuestión lingüística


    Rubén Téllez Brotons
    Berlín |

    ficha técnica:
    Corea del Sur, 2025. Título original: *그 자연이 네게 뭐라고 하니* (*Geu jayeoni nege mworago hani*). Dirección y guion: Hong Sang-soo. Compañía de producción: Jeonwonsa Film Company. Festival de presentación: Festival Internacional de Cine de Berlín. Fotografía: Hong Sang-soo. Montaje: Hong Sang-soo. Música: Hong Sang-soo. Reparto: Kwon Hae-hyo, Ha Seong-guk, Cho Yun-hee, Kang So-yi, Park Mi-so. Duración: 108 minutos.

    El conflicto principal con el que se encuentra Hong Sang-soo en What does that nature say to you es la dificultad para trasladar la totalidad de la experiencia de una emoción al lenguaje cinematográfico sin perder, durante el proceso de traducción, una parte de los sentidos que le dan valor a dicha experiencia. “No se puede hacer literatura si únicamente se leen libros; hay que salir a vivir, a experimentar el mundo, para poder escribir”, dice un personaje en determinado momento de la cinta. Otro personaje afirmará más adelante que, por el contrario, le gusta “conocer el mundo a través de los libros”. Es precisamente desde ahí, desde la búsqueda de un sistema de filmación que permita condensar esos intensos retazos de cotidianidad que se pierden en los tiempos muertos de cada día dentro de una gramática fílmica “sencilla, que utilice pocos recursos” —así define el protagonista los poemas que escribe la madre de su novia—, desde donde Hong construye su nueva película. La búsqueda del cineasta no es meramente lingüística; la alteración de las formas de percepción e interpretación de un gesto en apariencia banal que ordena tanto las imágenes como las acciones de los personajes deviene en una sutil resignificación de los mismos y obliga a hallar nuevas formas cinematográficas que puedan almacenar sus signos no en forma de reminiscencia cristalizada, sino de viva y lánguida impresión sensorial.

    Un ejemplo de dicho proceso de resignificación: fumar, en la cinta, nunca es una actividad que se haga para llenar un tiempo muerto, para pasar el rato o para amenizar una larga espera. La actividad está definida por el valor subjetivo que tiene dentro de la vida de cada personaje y, por ello, no funciona nunca como un engranaje que opera de forma imperceptible dentro de su ámbito diario, sino como un símbolo que insinúa la existencia de una serie de acontecimientos pasados que define su forma de actuar en el presente, o como una finalidad en sí misma que produce una serie de placeres estéticos o sensoriales. El suegro del protagonista le invita al principio de la película a subir a la parte superior de una pequeña montaña para fumar: el proceso de subida, la conversación que mantienen durante el mismo, la contemplación del paisaje que llevan a cabo una vez han llegado a su destino y el valor que este tiene dentro de la geografía vital del personaje interpretado por Kwon Hae-hyo actúan como conversores del momento en un instante lúdico que Hong prolonga en el tiempo. Los cigarrillos son el punto de llegada, pero también el escenario que pisan el resto de elementos al salir a escena.

    A través del uso que hace del zoom, Hong marca el momento en el que una escena deja de ser una cámara de ecos pretéritos que definen a los personajes que la protagonizan para pasar a convertirse en una encapsulación de una experiencia agradable. La entrada o salida de un sujeto en una secuencia modula el sentido de la misma y, por tanto, también condiciona la escala del plano en el que está siendo filmada. La naturaleza tiene un papel fundamental dentro de la cinta, puesto que ejerce de catalizador de los recuerdos de los protagonistas y, al mismo tiempo, de fuente de placeres de los que disfrutan siempre adoptando una posición contemplativa. Dependiendo del momento, el mar, unos árboles o unos pequeños setos pueden ser puntos clave dentro de la arqueología vital de las criaturas del Hong o, sencillamente, espacios vivos que inducen a quienes los contemplan en estados sensoriales no menos vivos. El misterio es un velo que recubre la naturaleza, que la envuelve y difumina no tanto para convertirla en un puzle de difícil solución, como para potenciar esas emociones que provocan en sus observadores.

    En ese sentido, resulta brillante la solución visual que Hong encuentra para poner en escena dichas emociones. A través de la aplicación de un ligero desenfoque óptico tanto sobre los cuerpos de los actores como sobre el resto de los elementos —coche, mesas, bancos, árboles, el propio horizonte— que forman parte del espacio en el que sucede la escena, Hong elimina cualquier distancia pueda existir entre ellos, democratizando el peso que tienen dentro del plano y situando a los espectadores ante una divertida disyuntiva: ¿se debe colocar la mirada sobre el paisaje o sobre los cuerpos? ¿Qué tiene más importancia, la línea de diálogo que permite reconstruir una parte acotada de la historia del personaje o la encendida mezcla de azules —el cielo— y verdes —las hojas— que tiene lugar justo delante de él? En el tercer plano de What does that nature say to you el protagonista y su novia se bajan del coche para charlar y fumar mientras contemplan el mar. De forma genuina, ella le invita por primera vez desde que empezaron a salir a subir a su casa; él se pone nervioso ante las altas posibilidades que hay de que sus suegros —a quienes no conoce en persona— estén allí. Al inicio de la conversación, la composición del plano está equilibrada, el desenfoque es tenue y los movimientos de los actores centran gran parte de la atención de los espectadores. Sin embargo, a medida que avanza la secuencia, los personajes se van escorando hacia la derecha, dejando en gran parte del plano un vacío que el mar no tardará en llenar. Todos los elementos de la composición terminan así teniendo el mismo peso: el sonido del mar y su impactante presencia no son menos relevantes que la presencia de los personajes y los sonidos —los diálogos— que intercambian. El placer sensorial provocado por la contemplación de un espacio hermoso convive en un mismo encuadre con unas palabras que codifican la historia íntima del protagonista. Es el tercer plano de la película, pero Hong ya ha encontrado una forma de resolver el principal conflicto al que se enfrentaba. ♦


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