|| Críticas | ★★★☆☆
Amal
Jawad Rhalib
Libertad de cátedra, encierro de discípulos
Ignacio Navarro Mejía
ficha técnica:
Bélgica, 2023. Dirección: Jawad Rhalib. Guion: Jawad Rhalib, David Lambert y Chloé Léonil. Producción: Scope Pictures / Serendipity Films. Fotografía: Lisa Willame. Montaje: Nicolas Rumpl. Dirección artística: Jean-Pierre Fargeas. Reparto: Lubna Azabal, Fabrizio Rongione, Catherine Salée, Kenza Benbouchta, Ethelle Gonzalez Lardued, Mehdy Khachachi, Malek Akhmisse, Babetida Sadjo, Johan Heldenbergh. Duración: 107 minutos.
Bélgica, 2023. Dirección: Jawad Rhalib. Guion: Jawad Rhalib, David Lambert y Chloé Léonil. Producción: Scope Pictures / Serendipity Films. Fotografía: Lisa Willame. Montaje: Nicolas Rumpl. Dirección artística: Jean-Pierre Fargeas. Reparto: Lubna Azabal, Fabrizio Rongione, Catherine Salée, Kenza Benbouchta, Ethelle Gonzalez Lardued, Mehdy Khachachi, Malek Akhmisse, Babetida Sadjo, Johan Heldenbergh. Duración: 107 minutos.
En este contexto se mueve Amal, intenso drama de Jawad Rhalib ambientado en una escuela belga, donde una mayoría de los alumnos son musulmanes. La protagonista es una de sus profesoras, la que les enseña literatura, a su vez musulmana de nacimiento, pero desprendida, desde hace tiempo, de sus creencias más literales, adaptada a una sociedad moderna, igualitaria y tolerante. Sin embargo, este no es el caso de varios alumnos de su clase, chicos y chicas de familias más bien humildes, que parecen aceptar las reglas del juego al acudir a un centro de enseñanza también moderno, igualitario y tolerante, incluso laico al exigir llevar la cara descubierta a las chicas y solo volver a ponerse el velo a la salida. Pero es precisamente cuando las alumnas musulmanas se cubren la cara cuando sienten que vuelven a ser ellas mismas, de tal manera que su velo no se exhibe como algo impuesto o ajeno, sino como algo orgánico a lo que han tenido que renunciar mientras están dentro del instituto, lo que ya anticipa el fracaso de la integración que propugna. En cualquier caso, el enfrentamiento en concreto se recrudece cuando una de las alumnas empieza a renegar de su doctrina al confirmar que le gustan las personas del mismo sexo. La homosexualidad está prohibida por el Corán, o más expresamente por la sunna, compuesta de otros textos de esta fe transmitidos desde los tiempos de Mahoma. Se la considera una inmoralidad digna del castigo más severo, y de hecho la cinta empieza con una escena sacada de contexto en que vemos a esta alumna ducharse tras haber sido agredida, para más tarde revelarse que tal agresión ha sido a manos de unos compañeros, incapaces de aceptar atisbo alguno de lesbianismo en esa chica. A partir de ahí, la narración va sumando elementos de conflictividad sobre esta premisa, y en particular la lectura de un poeta musulmán que les comparte la profesora y que, ya siglos antes, defendió la homosexualidad. Pero tal lectura, lejos de abrir la mente de los estudiantes, como espera su docente, les genera más rechazo (al menos a los más fanáticos) y llega a implicar a otros profesores y a algunas familias, hasta el punto de que la acción se desplaza en mayor medida fuera de los muros de la escuela, trasladando la sensación de peligro y opresión hasta el mismísimo hogar.
Amal, que es el nombre de la profesora, es una película que transmite mucha verosimilitud al contarnos esta historia, al esquivar tendencias didácticas o tremendistas y simplemente narrar, con vocación casi documental, la cotidianeidad de la enseñanza (ya no solo curricular, sino formativa en general) en un barrio belga. En él su mero discurrir, siguiendo el resumen del párrafo anterior, nos muestra un fuerte contraste con lo que con ojos occidentales representa a priori este país, aunque esa visión se ajusta mucho más a la realidad, pues tanto Bélgica como otros Estados europeos ya hace tiempo que han dejado de ser reductos de una cierta cultura, de una cierta forma de ver las cosas. Ahora se han fragmentado en sociedades multiculturales, tras décadas de inmigración e influencias externas, divididas en múltiples capas sociales bajo un gobierno y unas reglas comunes que muchos no perciben como propios. Por otro lado, pese a su título, una de las principales virtudes de la película es encontrar un buen equilibrio entre la perspectiva de la profesora y la de los alumnos: aunque aquella es la protagonista, el relato no se cierra sobre su punto de vista o su experiencia, sino que se abre con bastante rigor a la réplica que le proporcionan algunos de sus alumnos y a las experiencias que ellos también asumen, dentro o fuera de la escuela. La pobre Amal (gran trabajo interpretativo el de la actriz Lubna Azabal), pese a su buena voluntad y la constancia de su esfuerzo, se siente impotente al no poder controlar todas estas ramificaciones y formar a estos jóvenes como sería deseable, pero si lo consiguiera se caería en un idealismo utópico alejado, asimismo, de la realidad. Estamos en suma ante un filme auténtico consciente de la fuerza de su historia, con solo poner de manifiesto todo este fondo dramático, quizá algo reiterativo pero siempre interesante, por lo que a partir de ahí no acude a otros recursos estilísticos o temáticos para reforzar su mensaje o para provocar otro tipo de estímulos. Esto quizá habría sido deseable para subir un peldaño y convertirse en una obra más memorable, si bien tal como existe ya es altamente recomendable, además de necesaria. ♦