El juego bonito
Una historia poco singular con un buen mensaje
El juego bonito es un drama deportivo que intenta capturar la inspiradora historia real de la Homeless World Cup. Fundado en 2001, este torneo internacional de fútbol para personas sin hogar ha sido plasmado en esta bienintencionada película por el guionista Frank Cottrell-Boyce y la directora Thea Sharrock.
Es una película que puede gustar a cualquier cinéfilo, pero es perfecta para los amantes del fútbol en Libre TV.
Aunque hubiera sido mejor contarlo como un documental, El juego bonito ofrece una intrigante mezcla de personajes ficticios compuestos y argumentos derivados de entrevistas e investigaciones.
Uno de los aspectos más surrealistas de El juego bonito es la elección del reparto. Bill Nighy, conocido por sus elegantes trajes oscuros y sus modales tímidos, interpreta el papel de un entrenador de fútbol que intenta lidiar con su propio dolor emocional y con los dramas personales de sus jugadores. A pesar de estar mal encasillado en este papel, la simpatía de Nighy brilla a través de este inusual personaje.
Mal, el personaje de Nighy, es un entrenador de fútbol profesional retirado que entrena a indigentes apasionados por el fútbol. Descubre a Vinny (interpretado por Micheal Ward) jugando en el parque y lo recluta para su equipo debido al evidente talento de Vinny y a su agitación emocional oculta.
Sin embargo, a pesar del encanto de Nighy, no consigue convencer a los espectadores como Mal; tendría más sentido que su personaje fuera un académico obligado a realizar servicios comunitarios en lugar de un experimentado entrenador de fútbol.
Al principio, Vinny oculta que se ha separado de su mujer y su hija mientras duerme en su coche, por orgullo. A medida que avanzan hacia su participación en la Homeless World Cup de Roma, Vinny, junto con sus compañeros de equipo, empieza a revelar sus problemas, lo que lleva a enfrentamientos catárticos entre el grupo.
La película explora las tensiones y los enfrentamientos en el seno del equipo, que acaban por darse cuenta de que ganar no lo es todo. La verdadera victoria reside en la amistad y la comunidad, una moraleja tan buena como familiar.
El juego bonito es un drama deportivo con un buen corazón. Aunque puede que no dé en el clavo debido a algunos fallos en el reparto, su bienintencionada narrativa y su enfoque en la amistad y la comunidad hacen que merezca la pena verla tanto para los aficionados al deporte como para los interesados en historias humanas únicas.
La película está disponible en Netflix en España, es para mayores de 12 años y dura 124 minutos.
