|| Críticas | ★★★☆☆
El último viaje del Demeter
André Øvredal
Sangriento cuaderno de bitácora
José Martín León
ficha técnica:
Estados Unidos, 2023. Título original: The Last Voyage of the Demeter. Dirección: André Øvredal. Guion: Bragi F. Schut, Zak Olkewicz. Novela: Bram Stoker. Producción: Bradley J. Fischer, Mike Medavoy. Productoras: Coproducción Estados Unidos-Reino Unido-Alemania; Amblin Partners, Viola Film, Phoenix Pictures, Reliance Entertainment, DreamWorks SKG, Studio Babelsberg, New Republic Pictures, Universal Pictures. Fotografía: Tom Stern, Roman Osin. Música: Bear McCreary. Montaje: Julian Clarke, Patrick Larsgaard, Christian Wagner. Reparto: Corey Hawkins, Aisling Franciosi, Liam Cunningham, David Dastmalchian, Javier Botet, Woody Norman, Jon Jon Briones, Stefan Kapicic, Nikolai Nikolaeff, Chris Walley.
Estados Unidos, 2023. Título original: The Last Voyage of the Demeter. Dirección: André Øvredal. Guion: Bragi F. Schut, Zak Olkewicz. Novela: Bram Stoker. Producción: Bradley J. Fischer, Mike Medavoy. Productoras: Coproducción Estados Unidos-Reino Unido-Alemania; Amblin Partners, Viola Film, Phoenix Pictures, Reliance Entertainment, DreamWorks SKG, Studio Babelsberg, New Republic Pictures, Universal Pictures. Fotografía: Tom Stern, Roman Osin. Música: Bear McCreary. Montaje: Julian Clarke, Patrick Larsgaard, Christian Wagner. Reparto: Corey Hawkins, Aisling Franciosi, Liam Cunningham, David Dastmalchian, Javier Botet, Woody Norman, Jon Jon Briones, Stefan Kapicic, Nikolai Nikolaeff, Chris Walley.
Luego está la temática de la película, de lo más llamativa, ya que tiene como protagonista a uno de los monstruos cinematográficos más icónicos y más veces llevado a la gran pantalla, el Drácula de Bram Stoker. En esta ocasión, para desmarcarse de la multitud de visiones que se han dado sobre su alargada figura, la historia se centra en uno de los capítulos menos explotados (a la vez que más terroríficos y con un mayor potencial) de la novela de 1897. Concretamente, el séptimo, un diario del capitán del Demeter, estructurado como si fuese un cuaderno de bitácora, a través de una serie de cartas y anotaciones sobre lo que sucedería en aquella fatal travesía de la famosa goleta desde que zarpara desde Rumanía, rumbo a Inglaterra. Un pasaje por el que la mayoría de las adaptaciones habían pasado de puntillas, tal vez por su dificultad para ser trasladada a la pantalla, dada su narrativa, pero que Øvredal utiliza para edificar una monster movie que, aun manteniendo la esencia de la obra de Stoker, bebe más de las aguas de Alien el 8º pasajero (Ridley Scott, 1979) y todas las variaciones que surgirían después, con grupos de personas acechados por criaturas asesinas de toda índole en escenarios más o menos claustrofóbicos –entre ellas, series B tan disfrutables como Deep Rising, el misterio de las profundidades (Stephen Sommers, 1998) o The Relic (Peter Hyams, 1997)– que del espíritu más clásico y romántico que siempre ha sobrevolado las películas sobre Drácula. El último viaje del Demeter comienza de manera espectacular, mostrando cómo un destrozado navío llega a las costas de Whitby (Inglaterra), en medio de una descomunal tormenta y sin rastro de tripulación en su interior. Estas primeras imágenes, cargadas de una belleza casi fantasmal, que ya dejan constancia de que estamos ante una obra visualmente muy cuidada, con un diseño de producción y una fotografía de Tom Stern y Roman Osin fantásticos, nos trasladan (por obra y gracia, también, de un buen CGI, todo hay que decirlo) a los ambientes y a la época en los que trascurre la historia, con todo lujo de detalles.
Por lo demás, esta nueva aproximación al personaje de Drácula se mueve dentro de los parámetros habituales de las películas “con bicho” de las que bebe, es decir, un guion funcional, articulado para ofrecer una sucesión de muertes, a cuál más truculenta (en este sentido, los fans de las emociones fuertes aplaudirán sus dosis de gore) y personajes arquetípicos (el capitán, sacrificado y capaz de morir al pie del cañón; el médico, inteligente y sensato, al que pocos creen cuando alerta del peligro, la chica, principal víctima del vampiro, ya que llegó al barco como su fuente de “alimento”) interpretados sin demasiada inspiración por sus actores, algunos, tan constatadamente buenos, como Liam Cunningham y David Dastmalchian, aquí algo desaprovechados. A favor de la cinta está, por otro lado, la escalofriante caracterización de nuestro Javier Botet, todo un especialista en meterse en la piel de las criaturas más imposibles, como este príncipe de las tinieblas que en El último viaje del Demeter toma una monstruosa forma, más cercana al Nosferatu de Murnau o Werner Herzog que a las versiones más “humanas” de Drácula. Sus apariciones en pantalla resultan impactantes y consiguen provocar más de un escalofrío, ayudadas, también, por el hecho de que, por una vez, los guionistas no tienen compasión con perfiles de personajes que, dentro del cine comercial, suelen salir mejor parados. Estamos, por lo tanto, ante una película de terror de manual, algo superior a la media, tanto por la mencionada crueldad de la que hace gala, como por la conseguidísima atmósfera de peligro desarrollada por su director. No pasará a la historia. Ni siquiera cuenta con cualidades suficientes como para contarse entre lo mejor que dio la cosecha de 2023 en el género, pero sí poseía el suficiente atractivo como para merecer esta repesca que la ha rescatado del olvido al que parecía condenada. Entretiene en todo momento, tiene buen ritmo y el final, con sus licencias sobre la novela, deja, incluso, las puertas abiertas a una secuela que (¿por desgracia?) nunca llegará. Siempre nos quedará el Nosferatu de Robert Eggers... ♦