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    Cine Alemán Siglo XXI

    Crítica | Víctima imperfecta

    || Críticas | ★☆☆☆☆ |
    Víctima imperfecta
    Delphine Girard
    El lado equivocado del relato


    Yago Paris
    Madrid |

    ficha técnica:
    Bélgica-Francia-Canadá. 2023. Título original: Quitter la nuit. Director: Delphine Girard. Guion: Delphine Girard. Productores: Olivier Berlemont, Jacques-Henri Bronckart, Tanguy Dekeyser, Lukas Dhont, Michiel Dhont, Fanny Drew, Barbara Letellier, Gwennaëlle Libert, Philippe Logie, Sarah Mannering, Carole Scotta, Arlette Zylberberg. Productoras: Versus Production, Colonelle Films, Haut et Court. Fotografía: Juliette Van Dormael. Música: Ben Shemie. Montaje: Damien Keyeux. Reparto: Selma Alaoui, Veerle Baetens, Guillaume Duhesme, Anne Dorval, Adèle Wismes, Astrid Whettnall, François Neycken, Mercedes Dassy.

    Llevo un tiempo observando en cierto cine actual una incapacidad para centrar el discurso narrativo. Parece como si se tratara de películas dispersas, representaciones de mentes en equivalente estado –algo muy propio de las sociedades hipertecnologizadas en las que vivimos–. Este tipo de obras suelen tratar diferentes aspectos de una misma historia, sin centrarse ni profundizar en ninguno de ellos. Quizás sea una incapacidad para concretar; o una incapacidad para reconocer cuál es el verdadero potencial del relato; o una decisión cómoda para satisfacer a un mayor número de perfiles de espectador; o una manera de no pillarse los dedos, de aparentar transmitir mucho pero en realidad apenas decir nada. Películas como Pobres criaturas (Poor Things, Yorgos Lanthimos, 2023), Anatomía de una caída (Anatomy of a Fall, Justine Triet, 2023) o Sangre en los labios (Love Lies Bleeding, Rose Glass, 2024) son ejemplos claros de este modelo de producción. Se trata de tres obras donde no se termina de definir qué se quiere contar, donde los bandazos narrativos y tonales son frecuentes, y donde existe una saturación de puntos de vista y temas, que diluyen los discursos centrales del relato.

    A este grupo de películas pertenecería Víctima imperfecta (Quitter la nuit, Delphine Girard, 2023). El filme narra el asalto y violación de la protagonista, Aly (Selma Alaoui), por parte de su amigo y pretendiente, Dary (Guillaume Duhesme). El incidente tiene lugar en el coche del hombre, tras una noche de ligue en una fiesta de unos amigos en común. A pesar de que la mujer tenía intención de mantener relaciones sexuales con el hombre, finalmente cambia de opinión, algo que este no acepta, dando lugar a la violación. La cinta se estructura en torno a las consecuencias de dicho evento. Principalmente narra la historia de Aly, que consiste en explorar cómo se puede continuar la vida, y cómo se puede mantener una apariencia de normalidad –especialmente en lo relativo a la crianza de su hija– tras un evento traumático como el que ha vivido. Al mismo tiempo, la historia también explora el plano jurídico, dando lugar a tensas escenas de interrogatorio, donde la mujer no encuentra validación –sino, más bien al contrario, cuestionamiento– a su relato y a las esperables secuelas emocionales, así como al propio proceso de denuncia y su traslado a los tribunales.

    En principio, se podría pensar que esto es suficiente material para armar un relato. Sin embargo el guion, escrito por la propia Girard, y basado en uno de sus cortometrajes, Une soeur (2018), está lejos de limitarse a este ámbito de la ficción. La película comienza la historia in media res, con la protagonista montada en el coche de Dary, quien conduce de manera agresiva por carreteras secundarias. La mujer finge llamar a su hermana para preguntar por su hija, cuando en realidad está llamando al teléfono de emergencias de la policía, para tratar de pedir ayuda. La llamada la atiende Anna (Veerle Baetens), quien consigue descifrar el lenguaje en clave que está utilizando Aly y logra que la policía pueda rescatarla de un posible secuestro –las intenciones de Dary son claramente amenazadoras, pero difusas–. Esto provoca un enorme shock en Anna, quien asiste al evento traumático desde la distancia, no obstante sufriendo en sus propias carnes una suerte de traumatización vicaria de la que se puede sospechar que la mujer ha vivido algo muy similar en su pasado.

    En el relato también hay tiempo para explorar la visión de Dary, y las repercusiones del evento en su propia vida. El hombre se traslada a vivir una temporada con su madre, Laurence (Anne Dorval), y al mismo tiempo comienza una relación sentimental con Julie (Mercedes Dassy), una vecina del bloque de viviendas donde reside su progenitora. Este contexto permite esbozar un contexto donde parecen querer explorarse las relaciones de un violador con otras personas también mujeres, y cómo estas reaccionan (o no) ante el descubrimiento de este evento. Por último, la cineasta debutante en el largometraje también decide incluir en su guion una serie de flashbacks que rellenan los huecos de la noche de la violación, confirmando sin necesidad lo que ya se entiende y se explica en escenas del presente de la narración. Por tanto, el filme aglutina toda una serie de puntos de vista y líneas narrativas que sabotean profundamente las aspiraciones del filme como ficción solvente. Añadir tantas ramas implica, necesariamente, dedicarle menos tiempo a cada una de ellas. Como consecuencia, un cineasta debe ser especialmente hábil a la hora de manejar los equilibrios de tiempo para dotar de entereza a cada una de las escenas, que debe estar copada de información. Esto está lejos de suceder, pues la narración no trasciende la convencionalidad del cine de festivales en su acepción más modesta. Por otro lado, la mera inclusión de diferentes puntos de vista aumenta las posibilidades de que se pierda el centro del relato. ¿De qué va exactamente Víctima imperfecta: del trauma de la superviviente a la violación y secuestro; de las trabas legales a la hora de defender a las víctimas; de la imposibilidad de la normalidad tras el evento traumático; de qué lleva a un violador a serlo; de cómo es su entorno y si existen claves en este que puedan explicar, sin justificar, sus acciones; de los cómplices cuya inacción fomenta o permite conductas aberrantes; de la reparación del trauma y el proceso de traumatización del perpetrador…? Es tremendamente complicado que una película que apunta tantas ideas logre contar algo concreto, tener una mirada específica sobre una realidad dada, y el filme de Girard está lejos de lograrlo. De hecho, el único momento cinematográficamente destacable de la película es el citado prólogo, precisamente el espacio de la narración donde no existe una sobreexplicación o saturación de temas o puntos de vista, y donde lo que no se cuenta tiene un peso igual o incluso mayor que lo que se muestra.

    A las circunstancias expuestas se superpone el que probablemente sea su principal defecto: Como bien señala Carlos Losilla en su crítica del filme, Girard acaba optando por la opción más conservadora. A pesar de la saturación de temas y puntos de vista, el filme es principalmente un relato de supervivencia y de sororidad. Aunque resulta enormemente sencillo empatizar con las tres mujeres implicadas –Anne, Aly y la hermana de esta, Lulu (Adèle Wismes)–, la manera en que Girard escoge narrarlo es la opción más fácil tanto para ella como para el público que vea el filme. El silencio es atronador en lo que respecta al personaje de Dary. Parece sencillo imaginar una película más compleja, dramáticamente más estimulante –y lo que es peor: socialmente más crítica– en tratar de dar explicación a las acciones del violador. Componer una víctima creíble es la opción más sencilla. Construir a un ser humano que, entre otras muchas cosas, es un agresor sexual, y hacerlo de manera convincente, es un reto notablemente más complejo. Una situación similar se produce a la hora de describir a la madre de Dary, cómplice necesaria de su conducta –cuando no implicada directa, pues se esboza una posible personalidad restrictiva y controladora–, o a la hora de abordarse el personaje de la novia de Dary, Julie, y su capacidad para comenzar una relación amorosa con una persona que está siendo juzgada por violación. Si Víctima imperfecta se puede dividir en dos mitades –la de Aly, por un lado, y la de Dary por el otro–, desde los puntos de vista tanto cinematográfico como de denuncia social se podría decir que la película se ha centrado en el lado equivocado del relato. ♦


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