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    Cine Alemán Siglo XXI

    Crítica | O auto das ánimas

    || Críticas | ★★★☆☆
    O auto das ánimas
    Pablo Lago
    Fantasmas


    Miguel Martín Maestro
    Valladolid |

    ficha técnica:
    España. 2023. Título original: Os auto das animas. Dirección: Pablo Lago Dantas. Guión: Pablo Lagos Dantas, Diana Toucedo. Diseño de producción: Pablo Lago Dantas. Sonido: Paloma García. Editor: Juan Carrano. Música: BJ Nilsen. Edición y mezcla de sonido: Oriol Gallart. Productora: Diana Toucedo Films. Coproducción: CRTVG. Producción ejecutiva: Diana Toucedo. Productor: Albert Kuhn. Duración: 72 minutos.

    Podría reproducir punto por punto mucho de lo escrito en los últimos meses en esta misma revista donde sucesivamente he comentado La hojarasca, Historia de pastores y Un volcán habitado, películas en las que con, mayor o menor acierto, se dan la mano una serie de soluciones estilísticas y argumentales que comienzan a crear un género propio dentro del panorama cinematográfico español, un género que va más allá del mero cine rural y transforma el espacio agrícola en un territorio mítico donde los tiempos se superponen y vida y muerte conviven de manera más o menos ordenada. Tratándose de territorios olvidados y abandonados parecería que sólo el recurso a lo supersticioso, a lo atávico, a lo ancestral, podría reivindicar su permanencia y su necesidad. El choque de la vida mayoritariamente urbana con el espacio de la leyenda, aunque sea familiar, se utiliza como reclamo de valores, tradiciones y sentimientos olvidados o completamente adormecidos. Si algo puede achacarse a esta película es su herencia excesiva, su nada oculta deuda al cine anterior de su productora y coguionista Diana Toucedo, voz capital en la reivindicación de un tipo de cine que en los últimos diez años se ha multiplicado, quizás en exceso.

    Donde O auto das ánimas tiene su debe es en su construcción autónoma, su inicio, y su final, es tan reconocible que lastra en demasía la autoría del director y la transforma en una continuación de dos piezas principales de la filmografía de Toucedo, Homes y Trinta lumes, en las que el diálogo con la muerte y la filmación en espacios abandonados por los que el espíritu del habitante del pasado y la comunidad que formaba parecen surcar las calles ya estaba, incluido el ambiente neblinoso que abre la puerta al territorio de lo ignoto, de lo fantástico. Imágenes que, efectivamente, resultan de una potencia visual innegable, pero que no sorprenderán a quien conozca el referente nada oculto. Partiendo de esa herencia, que en el fondo entroncaría también con la esencia de este tipo de cine, la de la reivindicación constante del legado como manera de perpetuarse como individuos que forman parte de una sociedad que ya ha claudicado, la sombra de Toucedo es demasiado alargada. En el personaje de la anciana Alicia se encuentra el resumen de todas las mujeres gallegas retratadas por la cineasta a lo largo de su cine, y en ese tránsito constante entre la vida que acaba y el más allá que se espera otro de sus leitmotiv argumentales.

    Pero si el debe es así de patente no por ello el haber deja de tener interés. El punto de inflexión, o la diferencia que marca la película de Lago respecto a las anteriores es la de introducir un elemento externo a ese ambiente pero procedente del mismo, una persona joven (40 años) que decidió abandonar la aldea para probar suerte en la ciudad y que, como reflejo del presente que vivimos, ha de optar por el regreso al hogar materno como única posibilidad de subsistencia ante realidades económicas precarias. Ese personaje es el propio director, que como ocurre en Hilos de Tito Montero, se acerca a sus mayores para conseguir la información que quiere obtener. Como los objetivos son diferentes entre la idea de Montero, que busca ese hilo que le explique el pasado de represión y desaparición en Asturias, y la de Lago buscando el recorrido emocional y antropológico de una forma de vida, el tono de la película también es diferente, tanto como la diferencia que marca la distinta trascendencia entre lo histórico y el legado personal, lo que permite cierta socarronería y la rebaja de expectativas que marca una persona cercana a su fin y que no se valora como objeto de legado alguno.

    El proceso fílmico, íntimamente ligado al proceso de destilado del aguardiente al que se dedican los hombres de la familia que han decidido permanecer en el campo, sin más vida personal que la del trabajo y la relación con la naturaleza, se filma con una cercanía que roza la fisicidad apoyada en la confianza que proporciona pertenecer al mismo grupo familiar. En ese ambiente la cámara muestra cierta incomodidad, la del usurpador, la del extraño que busca reencontrar un lugar en un grupo que abandonó años atrás y al que pretende incorporarse con cierta sensación de tiempo perdido y de no saber dónde colocarse. Los ritmos biológicos marcan las necesidades y las obligaciones de las personas que aparecen en este nuevo ejemplo de ficción documentada o documental ficcionado (otro arquetipo del cine del presente), de lo prosaico a lo inevitable pasando por la superchería o lo festivo. Obra que prepara para la muerte y nos invita a reflexionar sobre la vida y lo que hacemos, o no, con ella. Dicen que la gente tiene hijos para no pensar en el sentido de la vida, al menos mientras éstos dependen de nosotros, pero llega un día en que mirándote al espejo no te queda duda alguna de que la vida no tiene sentido y no deja de ser un tránsito constante hacia la inexistencia. ♦


    O auto das ánimas,
    Pablo Lago, 2023.

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