|| Críticas | Las Palmas 2024 | ★★★★★
Explanation for everything
Gábor Reisz
Documento histórico de precisión clínica
Rubén Téllez Brotons
ficha técnica:
Hungría, 2023. Título original: Magyarázat mindenre. Duración: 151 min. Dirección: Gábor Reisz. Guion: Gábor Reisz, Éva Schulze. Música: Kálmán András, Gábor Reisz. Fotografía: Kristóf Becsey. Compañías: Proton Cinema. Reparto: Adonyi-Walsh Gáspár, András Rusznák, Lilla Kizlinger, Eliza Sodró, Juli Jakab, István Znamenák.
Hungría, 2023. Título original: Magyarázat mindenre. Duración: 151 min. Dirección: Gábor Reisz. Guion: Gábor Reisz, Éva Schulze. Música: Kálmán András, Gábor Reisz. Fotografía: Kristóf Becsey. Compañías: Proton Cinema. Reparto: Adonyi-Walsh Gáspár, András Rusznák, Lilla Kizlinger, Eliza Sodró, Juli Jakab, István Znamenák.
Lo que hay entre medias de estos dos momentos es el retrato más fiel, transparente en su lenguaje y puntualizado en su discurso de la misma actualidad. Gábor Reisz edifica su tercer largometraje empleando rebanadas de realidad que van acoplándose las unas a las otras hasta conformar un mosaico de personas encerradas entre los límites de su propia incomunicación, que ven cómo el aliento envenenado del sistema deshace su cotidianidad y quiebra sus sueños y esperanzas. La película cuenta la historia de Abel, un joven húngaro que se enfrenta a sus exámenes finales antes de entrar en la universidad. Su padre, un intransigente ultraderechista, le somete a una presión bestial para que saque buena nota, actitud que, dado el poco interés del chico en los estudios, no obtiene resultados demasiado exitosos. El día de la prueba oral de Historia, Abel, que no ha estudiado ningún tema, se queda callado ante la perplejidad de sus profesores, que intentan ayudarle. Uno de ellos, Jakab, con quien el padre de Abel discutió de política durante una reunión escolar, le pregunta en un momento determinado que por qué lleva una escarapela. Abel, para salvarse de la furia de su progenitor, le dice que el cero que ha sacado en el examen no es culpa suya, sino de su maestro, que le ha ridiculizado y suspendido por llevar la insignia nacionalista. A través del boca a boca, el bulo de que un alumno ha sido suspendido por llevar un pin con la bandera de Hungría llega a oídos de una pseudoperiodista (que trabaja en uno de los infinitos diarios controlados por el presidente ultraderechista Viktor Orbán), que redacta un artículo sensacionalista en el que no contrasta la información y da veracidad a la historia del protagonista, convirtiendo el asunto en escándalo nacional y provocando que tanto en profesor como el colegio sufran un acoso mediático sin precedentes.
Reisz sostiene sus imágenes sobre la tensión de una realidad áspera en la que los personajes sufren al mismo tiempo por desamor y por la crisis política que asola Hungría (Orbán) y que, siguiendo una brújula de mecanismo imprevisible, caminan por la arquitectura rota de una vida esquinada por la falta de un horizonte claro. El argumento de Explanation for Everything no arranca con el protagonista haciendo el malogrado examen, sino que durante los primeros cuarenta o cincuenta minutos de metraje el director se detiene a capturar el fuego a flor de piel de la adolescencia, con sus amores rotos y sus noches de estudio interminables, con sus primeras borracheras y sus confesiones íntimas. El realizador filma la sensación de inestabilidad del adolescente con una precisión apabullante; y lo hace, además, sin descuidar al resto de personajes, creando un fresco de múltiples capas en el que personajes antagónicos caminan sin un rumbo concreto. La película no es sólo un retrato de corte político que permite diseccionar el ascenso del fascismo —como sucedía en RMN de Mungiu—, sino que busca ahondar también en la intimidad de sus protagonistas, en las relaciones con su entorno, sus amigos y su familia para obtener una radiografía exacta de los mismos. Y es esa contraposición entre vida pública y privada la que incomoda al espectador al obligarle a observar tanto los actos viles y repudiables de algunos personajes como sus momentos de soledad y duda.
A través de una narrativa de corte realista, Reisz coloca al público dentro de la problemática que filma, evitando que observe la acción de forma pasiva y distribuya la culpa. Es el director, por tanto, quien, al introducir al público dentro del acontecer de la acción, le obliga a posicionarse en favor de ese maestro acosado por un poder autoritario que convierte la banalidad de una frase sin importancia en la excusa perfecta para asediarle por su ideología y, a través de la mediatización del caso, enviar un mensaje aleccionador al resto de colegio. Así, Explanation for Everything funciona como un documento que condensa en sus imágenes la atmósfera del contexto en el que se desarrolla: si alguien, dentro de cincuenta años, quisiera saber cómo era la situación de la Hungría de Orbán, tendría que ver esta película para entenderlo con claridad. ♦