Suecia, Noruega, Dinamarca, 2023. Título original: «Hammarskjöld». Dirección: Per Fly. Guion: Per Fly, Ulf Ryberg. Producción: Unlimited Stories, Film i Väst, Nordisk Film Sweden, SVT, C More Entertainment, Nordsvensk Filmunderhållning, Maipo Film. Fotografía: John Christian Rosenlund. Música: Raymond Enoksen. Reparto: Mikael Persbrandt, Francis Chouler, Cian Barry, Hakeem Kae-Kazim, Colin Salmon. Presentación oficial: Festival de Rotterdam. Duración: 114 minutos.
«Déjenlo en manos de Dag». Con estas palabras de confianza del presidente Eisenhower se nos introduce a la superestrella de la diplomacia internacional Dag Hammarskjöld. Aunque olvidado hoy en día, Hammarskjöld fue una figura ineludible en el tablero político global después de la Segunda Guerra Mundial y durante la Guerra Fría. Con una voluntad implacable y un estilo solemne, fue el secretario general de las Naciones Unidas entre 1953 y 1961. Dedicado a la paz y sacrificado a las causas justas hasta las últimas consecuencias, logró a título póstumo el Premio Nobel de la Paz en el año 1961.
La película es un thriller político que va de la mano de grandes retratos cinematográficos de figuras de alto rango, como pueden ser La dama de hierro, El instante más oscuro o Vice. Su director, Per Fly, cuenta con una amplia experiencia en cine y en la televisión sueca, con cintas como Doble traición (2018) y series como La ruta del dinero (2022), ambas de carácter político y social. El acierto con esta película se debe no solo al buen manejo del ritmo narrativo, sino también a la habilidad para contar un relato en una escala tan grande y a la vez tan pequeña, con una sobriedad propia del carácter escandinavo al que ya tantos directores nos tienen acostumbrados. Y es que Hammarskjöld nos sitúa en el último año del diplomático sueco como secretario general de las Naciones Unidas, cuando surge un conflicto en el Congo belga debido al proceso de descolonización iniciado por los estados miembros en el año 1960 y la declaración de la región de Katanga como un país independiente en julio del mismo año.
Además de la cuestión política, el relato se centra en la figura de un protagonista solitario y contenido que entrega su vida a su actividad profesional y que encierra bajo llave todo un mundo interior sensible e inexplorado. La frescura de la cinta reside en el equilibro entre lo burocrático y lo personal, que se funde en una trama a contrarreloj por la libertad y la lucha por la paz (también interna). En este sentido, Fly entrega un relato pertinente, teniendo en cuenta la escalada de conflictos armados que vivimos, que, a su vez, lo dota de un tono íntimo, poniendo en foco al individuo más allá de la figura pública, que traspasa las barreras de lo político. A todo ello se unen unas competentes escenas de acción, efectivas visualmente gracias al trabajo del camarógrafo John Christian Rosenlund.
Por contra, el filme deja abiertas varias cuestiones que no favorecen del todo a la construcción del protagonista ni a la resolución del conflicto personal. El político sueco escribió varias cartas y poemas sobre secretos íntimos y sus pensamientos más profundos y espirituales; o su libro titulado Marcas, que se publicó en el año 1963, en lo que revelaba toda una vida interior desconocida. Sin embargo, Fly opta por pasar de puntillas por estas cuestiones, apostando por una hagiografía básica, sin profundidad alguna, que se centra en un héroe que buscó un mundo mejor desde el pensamiento y desde la palabra. Aun así, la película ofrece un relato con nervio que en poco menos de dos horas logra generar un gran interés por el personaje y su humanidad. Algo que por desgracia, resalta la falta que hacen esas cualidades en el panorama actual. ♦