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    Cine Alemán Siglo XXI

    Entrevista | José Esteban Alenda, productor de «Alemania»

    Se estrena el próximo 9 de febrero, tras su paso por la sección Horizontes Latinos del Festival de San Sebastián, Alemania, debut en el largometraje de María Zanetti. La película funciona como una gramola excitada de nostalgia que a lo largo de noventa minutos compone una retahíla de imágenes protagonizadas por una adolescente en conflicto con su entorno y consigo misma. Charlamos con José Esteban Alenda, uno de sus productores.


    Entrevista a José Esteban Alenda, productor de «Alemania»
    Texto de Rubén Téllez Brotons | | Madrid


    ¿En qué momento te incorporas al proyecto?

    Nosotros habitualmente acudimos al foro de coproducción de San Sebastián, al foro Europa-América Latina y en el año 2021 ellos estuvieron presentando el proyecto. Fue un año en el que no se había vuelto al cien por cien de por la pandemia y fue en formato híbrido. A mí me interesó el proyecto sobre sinopsis, sobre el video pitch que estaba en la web del festival y tuvimos una primera reunión online. Es muy interesante escuchar a los directores defender su proyecto, y aunque uno a veces no es consciente de cómo conecta con las historias, con María fue sencillo, porque es una película que nace de algo muy personal, es una reconstrucción de una situación que ella vivió y que sentía la necesidad de contar. Yo había visto trabajos anteriores suyos que me gustaron mucho y eso me daba bastante seguridad.

    ¿Hubo algo concreto que te hiciese decidirte por este proyecto en concreto?

    Me pasa pocas veces, pero una cosa que para mí fue crítica, que desniveló la balanza fue que en la lectura de guion ya rompí, me emocioné muchísimo. Me emocionaba mucho el final de la peli, el guion… Y hay algo en ese vínculo emocional entre estas dos hermanas, en esa huida, porque la película es una crónica de una huida que realiza Lola (la protagonista) para aprender a quererse y priorizarse, que creó que es muy importante. Este es un mensaje muy importante a todas las edades, no sólo con dieciséis años. Yo sentí una conexión muy profunda con ese vínculo emocional que se establece entre esas dos hermanas en la escena final. El amor entre dos hermanas está por encima de cualquier enfermedad o por encima de cualquier situación, es algo que permanece. A mí me emociona sobre guion, me emociona viendo la película y, es más, viendo el trailer me emocionaba igualmente.

    ¿Fue difícil sacarlo adelante?

    A nosotros, cuando nos llega, ya viene prácticamente financiada la parte argentina. Nosotros lo que hacemos es completar la financiación con la participación de Vicky Peña, que es la abuela de la protagonista, con la participación de Daniel Freire, que hace de director del instituto. Luego aportamos diferentes elementos: el jefe de sonido, que vino de España, toda la postproducción, menos el montaje, también se hizo aquí. A nosotros el proyecto ya nos llega muy maduro a nivel financiero y también a nivel de guion, que es algo que uno agradece. Y luego, como siempre, la búsqueda de financiación para este tipo de cine, coproducción minoritaria española con Latinoamérica, no es fácil, pero tuvimos el apoyo del IKA, tuvimos el apoyo del ayuntamiento de Madrid, tuvimos el apoyo de Ibermedia y de Sideral en distribución, que es algo que nos ayudó terminar de financiar la película y de posicionarla. Y, además, tener la oportunidad de presentarla en un festival como el de San Sebastián, también ha ayudado mucho a que esté donde está.

    ¿Cómo ves el papel de los festivales a la hora de darle la oportunidad a los cineastas jóvenes para presentar y financiar sus proyectos?

    Creo que la importancia de los festivales es capital, siempre. Y en este tipo de cine aún más. Cuando estás trabajando con nuevos realizadores que están empezando a traducir a imágenes su visión del mundo es fundamental el paso por festivales. Y desde luego, el hecho de que estuviera en el foro de coproducciones, fue fundamental para que tuviese luego su estreno mundial en San Sebastián. Para nosotros, como productores españoles, fue muy importante que esa premiere fuese allí, porque también nos ayuda a posicionar la película en nuestro mercado. Creo, además, que nosotros, como productores españoles, estamos muy cerca del cine latinoamericano y ser compañeros de viaje prioritarios a la hora de sacar adelante estas producciones.

    ¿Hubo algún tipo de complicaciones imprevistas durante la pre, pro y postproducción?

    No. Lo bueno que tiene trabajar con productores como Juan Pablo Miller, es que tienen mucha experiencia y hacen muy bien su trabajo. No ha habido ningún momento… Menos el Mundial de Fútbol, que se jugaba mientras estábamos terminando el rodaje y sí que recuerdo que en ese momento se para todo. Pero, aparte de eso, no hubo ningún tipo de complicación. María tenía clarísima la película, por eso fue muy fácil evitar las complicaciones.

    La música es un elemento fundamental en la narración, puesto que instala al espectador en el momento histórico en el que sucede la cinta y, además, sirve de puente emocional entre espectador y personajes. ¿Fue complicado conseguir los derechos de todas las canciones que aparecen en pantalla?

    Es interesante lo que dices, porque esta es una película que retrata de una manera nostálgica los años noventa. Es la época en que yo fui adolescente y, por eso, creo que al público de mi edad le puede llamar mucho la atención esa manera de rebobinar, con las cintas de casete, hacia una época que está mostrada de manera muy inteligente. Como bien has dicho, a nivel emocional la música tiene una importancia capital. Sí que es cierto que se compraron un par de temas; una canción Virus y de Charly García, pero el resto de las canciones están compuestas por un músico español. Sergio de la Fuente, que es un músico con el que colaboramos habitualmente, trabajó desde el principio con María, la directora, para intentar configurar una banda sonora que fuera un poco la medida de la parte emocional de la película y de la parte emocional que está viviendo y sufriendo la protagonista.

    En este tipo de películas, que son más de personajes que de trama, los actores son fundamentales. ¿Cómo fue el proceso de casting?

    Cuando nosotros nos incorporamos al proyecto, María ya había pasado toda la fase de casting de Lola, el personaje principal, y, antes de tomar la decisión final, compartieron con nosotros el casting de Maite Aguilar, la protagonista. María lo tenía clarísimo y tenía esa madurez que también tiene el personaje de Lola y fue capaz de construir una relación muy bonita con Maite. A nosotros nos encantó cómo terminó de armar el resto del casting, porque a mí personalmente, como padre, me fascinan los padres, que tienen mucha naturalidad. Y hay una gran inteligencia a la hora de tratarlos, porque están sufriendo el trastorno de su hija mayor, que en otras películas esto se produce porque los padres no están, pero aquí sí. Creo que muchos padres y madres que estén viviendo situaciones parecidas lo pueden sentir como una especie de abrazo que les diga, no lo estáis haciendo mal, sólo necesitáis un poco de ayuda, como todos.

    ¿El proceso de reconstrucción de la época fue duro y tedioso o, por el contrario, os sirvió para reencontrarnos con vuestro pasado?

    El trabajo de arte es muy interesante en esta película, porque hay una descripción, una contextualización de la historia en los años noventa, hay un retrato de esta nostalgia y hay una intención, muy consciente por parte de la directora, de trabajar la película en formato recuerdo. Para ella creo que es una película muy importante a nivel personal, pero también a la hora de trabajar la memoria, sobre todo en la forma, en la textura, que tiene un tratamiento más plástico y menos fílmico. Creo que los recuerdos son una memoria imaginada, de sueño dirigido. Uno tergiversa los recuerdos y los distorsiona, pero consigue transmitir una emocionalidad que están muy arraigados a esos recuerdos. Y el trabajo de arte lo que hace es contextualizar, pero no de una manera caprichosa o banal, sino de una manera muy emocional, sin dejarse ver mucho, que creo que es importante, porque a veces, cuando trabajamos la nostalgia, está muy presente y puede caer en el lugar común. Peor en este caso, siempre está al servicio de la emocionalidad del personaje.

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