|| Críticas | ZINEBI 2023 | ★★★☆☆ |
What doesn't float?
Luca Balser
El anonimato del peatón
Javier Acevedo Nieto
ficha técnica:
Estados Unidos, 2023. Título original: «What doesn't float?». Dirección: Luca Balser. Guion: Shauna Fitzgerald. Producción: Gummy Films. Música: Aaron Michael Smith. Fotografía: Matt Clegg, Charlotte Dupré, Sean Price Williams, Hunter Zimny. Montaje: Luca Balser. Reparto: Pauline Chalamet, Larry Fessenden, Roger Howarth. Duración: 69 minutos.
Estados Unidos, 2023. Título original: «What doesn't float?». Dirección: Luca Balser. Guion: Shauna Fitzgerald. Producción: Gummy Films. Música: Aaron Michael Smith. Fotografía: Matt Clegg, Charlotte Dupré, Sean Price Williams, Hunter Zimny. Montaje: Luca Balser. Reparto: Pauline Chalamet, Larry Fessenden, Roger Howarth. Duración: 69 minutos.
Una treintañera en plena crisis de identidad deambula sus miedos entre las tiendas de comestibles mientras que un abuelo traspasa su saber a un nieto y una pobre desdichada sufre las consecuencias de enamorarse del hombre equivocado. Las historias de Balser apenas se tocan y su registro se sitúa en una tragicomedia mil veces vista y no por ello menos gratificante. El formato de la antología contribuyó al nacimiento de la novela moderna en el instante en el que algunos autores lo emplearon para introducir el antropocentrismo en la visión artística de la realidad. Se alcanzó así un equilibrio entre tradición clásica y modernidad que cristalizó en las primeras novelas (obras fundamentalmente cortas) y que va a impulsar un enfrentamiento permanente entre narraciones didácticas y narraciones estrictamente ficcionales. Lo interesante de What Doesn’t Float es que reconcilia lo didáctico y lo ficcional a partir de un equilibrio agradable entre lo humano, lo satírico y lo didáctico. Contrariamente a cierto cine culturalista del presente, más preocupado por juzgar a sus personajes y superponer la tesis didáctica al valor de su relato y sus imágenes, la película de Balser realiza una operación arriesgada: se conforma con ser lo que es. Así, ninguna de sus historias es verdaderamente memorable, pero todas unidas recuperan la ligereza del formato antológico y el diálogo como forma de expresión, con una naturalidad y sencillez en el lenguaje e imitación de los clásicos que permite la crítica de la realidad a través de la alegoría.
La película no construye un imaginario audiovisual o narrativo que pueda situarla en la corriente de algunas de las adaptaciones de Paul Auster o en el cine Wayne Wang, ni tan siquiera busca adherirse al underground neoyorkino de Spike Lee cuyo costumbrismo nutrió de sentido sociológico a los habitantes de la ciudad. Pese a ello, y también pese a una dirección que redunda en un registro casi indie con su relación de aspecto amplia, sus imágenes saturadas y técnicas de replicación de fotografía analógica, el film se mueve en la ligereza y sus referentes bien podrían ser los del Pampero por su constante búsqueda de una narrativa que replique fórmulas populares y orales. Esta búsqueda se traduce en una intrascendencia divertida a medida que se suceden los pasajes, pero persiste la sensación de que la diversidad de tonos, las líneas narrativas, los diálogos, la desmitificación de narrativas más solemnes y la retahíla de personajes no conducen a camino alguno ni contribuyen a fijar un interés como documento social de una época y un tiempo.
Balser, la guionista Shauna Fitzgerald y la actriz Pauline Chalamet idearon la película con el fin de dar imagen a algunas de las anécdotas que suceden día tras día en la ciudad. El filme lo logra, pero a costa de empequeñecer tanto sus intenciones que al final su narrativa no dista muchos pasos del proyecto Humans of New York, publicación que comenzó narrando historias de peatones de la ciudad en Facebook y terminó por gentrificar su formato y crear toda una marca de contenido online. No es que no seamos interesantes en nuestras pequeñeces, sino que no todas las historias deben ser contadas. La ligereza de What Doesn’t Float es una de esas fortalezas, pero también su mayor debilidad. No hay que confundir la intrascendencia con la resignación de no querer explotar los confines del formato, del género y de las historias. Esto último lleva a abandonar la posibilidad de la película de reflejar al yo y la realidad cotidiana como valores en sí mismos en lugar de como simples anécdotas. ¿Cómo ilustrar la anécdota sin ser irrelevante? Eso ya fue respondido por el Isaac de Manhattan cuando dijo aquello de «Nada que valga la pena saber se puede entender con la mente. Todo lo realmente valioso tiene que entrar en ti por una abertura diferente, si me perdonas las imágenes repugnantes». ♦