|| Críticas | Rizoma 2023 | ★★☆☆☆
Guapo'y
Sofía Paoli Thorne
Un reportaje bienintencionado
Rubén Téllez Brotons
ficha técnica:
Paraguay, 2022. Título original: Guapo´y. Dirección: Sofía Paoli Thorne. Guion: Sofía Paoli Thorne. Música: Dahia Valenzuela. Fotografía: Delfina Margulis. Intervenciones de: Celsa Ramírez Rodas, María Lina Rodas, Derlis Villagra Ramírez.
Paraguay, 2022. Título original: Guapo´y. Dirección: Sofía Paoli Thorne. Guion: Sofía Paoli Thorne. Música: Dahia Valenzuela. Fotografía: Delfina Margulis. Intervenciones de: Celsa Ramírez Rodas, María Lina Rodas, Derlis Villagra Ramírez.
La película —también documental— narra con extremada minuciosidad la rutina de Celsa, una mujer que vive en una pequeña casa en mitad del campo y que dedica su tiempo a cultivar plantas con propiedades medicinales que luego emplea para paliar los múltiples dolores que achacan su cuerpo y cuyo germen no es otro que los sistémicos maltratos que sufrió hace 45 años durante la dictadura de Alfredo Stroessner. Con una voz atravesada por astillas de dolor, Celsa cuenta cómo se enteró del fallecimiento de su pareja a manos de los militares; describe entre lágrimas el nacimiento de su hijo y el miedo que sintió ante la posibilidad de que se lo robaran o le asesinaran; recuerda las brutales palizas que recibió; y comparte con su madre el desasosiego y la ansiedad que padeció dentro de la cárcel.
La idea en Guapo´y es arrojar algo de luz sobre los recovecos de una memoria colectiva oscurecida por los intereses del poder; introducirse en los pliegues de la Historia de Paraguay para darle voz a todas las víctimas de la dictadura que fueron violentamente silenciadas; mantener vivo el recuerdo del horror para evitar que se repita; exigir justicia a un gobierno que sigue defendiendo al fascista de Stroessner; y mostrar cómo las secuelas producidas por un régimen represivo lastran todavía a día de hoy infinidad de vidas. La directora quiere partir de un caso particular para llegar a uno general: la vida de Celsa no es sino la sinécdoque de todos los represaliados por la dictadura. Así, Paoli Thorne hace un salto al vacío sin red ni cuerda de seguridad y le da todo el protagonismo a la palabra, a la vez dura y emocionante, de una mujer a la que le arrebataron absolutamente todo hace casi medio siglo y que ahora sólo puede dedicar sus días a reducir la intensidad de los dolores que le quitan el sueño. La propuesta es muy arriesgada y necesita conjugar varios elementos al mismo tiempo para poder transmitir tanto las ideas como las emociones que pretende.
El primer escollo que la directora debe evitar es del melodramatismo exacerbado: al poner la cámara frente al rostro de la protagonista para retratar con detalle cómo se va rompiendo de dolor a medida que cuenta su odisea vital, la realizadora corre el riesgo de prostituir sus emociones, de obligar al espectador a llorar a fuerza de bombardearle con una serie de historias cada vez más inenarrables. Paoli Thorne consigue esquivar este obstáculo gracias, básicamente, al emplazamiento de la cámara: en un punto intermedio entre la cercanía voyerista y el distanciamiento frío e impersonal. El principal problema de la cinta se encuentra en la forma que tiene de mostrar el día a día de la Celsa. Si en La memoria infinita Maite Alberdi consigue que la reflexión sobre la memoria y el paso del tiempo surja de forma natural, que vaya implícita en las imágenes que se proyectan, en Guapo´y la directora no logra —con la excepción de la escena de la madre— que la protagonista reconstruya su vida de forma orgánica, a través de conversaciones con seres queridos o de su misma rutina, sino que le hace sentarse delante de la cámara para literalmente ir haciéndole preguntas sobre los puntos que le parecen más importantes. La inclusión de la voz de una entrevistadora deja en evidencia la incapacidad de Paoli Thorne para abordar los temas de forma natural. Si a eso se le suma que el retrato de la protagonista es prácticamente nulo porque sólo se la muestra contando los abusos que sufrió, sin acompañar su testimonio con fotografías o material de la época, sin ahondar en, por ejemplo, la relación con su pareja o lo que le pasó a su hijo después del parto, sin, en fin, mostrar cómo era su vida, sus deseos, sus frustraciones, antes de la dictadura o cómo afrontó la represión, se obtiene una obra que difícilmente emocionará como pretende hacerlo. El espectador, evidentemente, empatiza con Celsa, se estremece ante lo que cuenta, pero lo hace porque es un ser humano con conciencia y sentimientos, no porque la cinta esté bien narrada. Además, la directora tampoco ahonda en el papel que tiene la dictadura en el presente a nivel político, en el descaro con el que el presidente de Paraguay —que es hijo del secretario general de Stroessner— la legitima, no plantea ninguna pregunta, no muestra cómo vive la gente de a pie la situación: nada. Las intenciones son muy buenas; este tipo de cintas son absolutamente necesarias y reflexionar sobre la memoria histórica es un deber de toda sociedad democrática, el problema es que la realizadora no consigue profundizar en el tema y Guapo´y termina pareciendo más un reportaje periodístico que una película. ♦