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La amiga de mi amiga
Zaida Carmona
Leer las cartas verdes
Kevin Rodrigo Pérez
ficha técnica:
España, 2022. La amiga de mi amiga. Dirección: Zaida Carmona. Guion: Zaida Carmona, Marc Ferrer. Compañías productoras: Fdez Vera, Industrias Jajaja. Fotografía: Alba Cros. Montaje: Eric Monteagudo. Dirección de arte: Julia Yolanda. Producción: Tatiana Fdez. Reparto: Zaida Carmona, Rocío Saiz, Alba Cros, Thaïs Cuadreny, Aroa Elbira. Duración: 80 minutos.
España, 2022. La amiga de mi amiga. Dirección: Zaida Carmona. Guion: Zaida Carmona, Marc Ferrer. Compañías productoras: Fdez Vera, Industrias Jajaja. Fotografía: Alba Cros. Montaje: Eric Monteagudo. Dirección de arte: Julia Yolanda. Producción: Tatiana Fdez. Reparto: Zaida Carmona, Rocío Saiz, Alba Cros, Thaïs Cuadreny, Aroa Elbira. Duración: 80 minutos.
Zaida llega a Barcelona huyendo y con un vacío. Gracias al teletrabajo puede evadirse unas semanas de su vida en Madrid: le acaban de dejar. Un encuentro casual con Rocío, una amiga, la introduce en un endogámico círculo de lesbianas en torno a los treinta, que hablan de arte y beben vino. Autoficción ácida del entorno de la directora, quien también interpreta a la protagonista. Las que ya conoce le han hecho daño y las que no conoce le fascinan. No está muy claro si Zaida es el detonante o si es una víctima más de la espiral de deseo que va fagocitando sus relaciones, pero en cualquier caso es nuestro punto de entrada en este mundo que de otra forma permanecería cerrado.
A Zaida le gusta Aroa, pero también le gusta Lara, que es la novia de Rocío. A Rocío le gusta Julia, que está con Aroa. Entre fiestas y películas en el cine se forma un pentágono amoroso y cosas que se le parecen. Zaida intenta desesperadamente aferrarse a este sentimiento, buscando por todos los medios una interpretación satisfactoria. En un libro de psicología, en una película de Rohmer o en una canción de Christina Rosenvinge, busca las cartas verdes que le lleven a enamorarse una vez más, como hiciera la protagonista de la de Rohmer. Una serie de pistas perfectamente diseñada que dé sentido a su vida. La necesidad de interpretar que pasa por la terapia, por la baraja del tarot, por sus sueños y horóscopo y que finalmente hace suya escribiendo.
De la misma manera que la película de Rohmer termina con el rayo verde, para Zaida el amor es el fin último, no hay espacio para las consecuencias antes de que pasen los créditos. La comodidad de conocer el final, de que haya un final, hace posible disfrutar vicariamente y sin ansiedad lo fortuito. No hay más vuelta de hoja para Delphine. En cambio, el final con Lara, imprevisible para Zaida, la deja descompuesta. El rayo verde para ellas no era más que un reflejo, la luz rebotada de la pantalla, un contraplano empastado. Disociada entre la idealización de un amor que es una sombra proyectada y la híper racionalización de lo que siente, su mundo pierde conexión con la realidad y se vuelve autorreferencial, tratando de asimilarse a la tupida red de interpretaciones que extiende sobre él. Autocuidado, responsabilidad afectiva, son palabras que es incapaz de asumir más allá de como marco teórico; y ser un personaje de Rohmer solo vale si eres un personaje de Rohmer.
Lo que pasa al final de la cinta lo describe mejor de lo que yo podría un monólogo de Frances Ha, con la que también comparte mucho. Dice Frances que todo lo que quiere en la vida es un momento de amor. Querer a alguien e intercambiar miradas desde extremos opuestos de una fiesta. Habitar por un instante un mundo invisible, una dimensión paralela que nadie más puede percibir. Como siguiendo este guion, los planos finales de La amiga de mi amiga cambian físicamente la relación entre las personajes. La mirada enfrentada, en vez de al frente, ya no necesita mediación y reafirma entre tanto ruido lo más sencillo: que son amigas.