|| Críticas | Berlinale 2023 | ★★★★★
Here
Bas Devos
Una luciérnaga entre las manos
Luis Enrique Forero Varela
ficha técnica:
Bélgica, 2023. Título original: «Here». Dirección: Bas Devos. Guion: Bas Devos. Compañía productora: Quetzalcoatl. Fotografía: Grimm Vandekerckhove. Diseño de producción: Spela Tusar. Montaje: Dieter Diependaele. Música: Brecht Ameel. Producción: Marc Goyens. Intérpretes: Stefan Gota, Liyo Gong. Duración: 82 minutos.
anexo| Cobertura de la Berlinale 2023
Bélgica, 2023. Título original: «Here». Dirección: Bas Devos. Guion: Bas Devos. Compañía productora: Quetzalcoatl. Fotografía: Grimm Vandekerckhove. Diseño de producción: Spela Tusar. Montaje: Dieter Diependaele. Música: Brecht Ameel. Producción: Marc Goyens. Intérpretes: Stefan Gota, Liyo Gong. Duración: 82 minutos.
anexo| Cobertura de la Berlinale 2023
Una ciudad europea cualquiera: Bruselas, por ejemplo. Un grupo de trabajadores de la construcción circula entre los andamios y grúas de un monstruoso edificio cualquiera. Almuerzan juntos, acaban su jornada, toman el bus, se despiden, casi tan anónimos e impersonales como los demás elementos humanos y arquitectónicos de esta urbe industrializada. Sin embargo, la cámara de Grimm Vandekerckhove —también director de fotografía de Ghost tropic (2019)— se encapricha, sin aparente intención o preferencia alguna, con uno de ellos. Lo acompaña a su casa. Lo observa dormir en el sofá, las manos sucias de tierra. Entonces, este ser a priori anodino se transforma en protagonista y lo empezamos a mirar con atención.
Se llama Stefan —encarnado con poderosa contención por Stefan Gota— y está a punto de viajar en coche a Rumanía para ver a su familia. Se supone que por cuatro semanas, pero no está del todo seguro. Stefan vive hace tiempo aquí. Tal vez en ocasiones lo delata el acento. Se empeña en llamar a esta ciudad «su casa», lo dice en voz alta para oírse a sí mismo; pero lo cierto es que ha decidido vaciar la nevera y aprovechar las verduras aún en buen estado porque en el fondo teme no saber cuándo regresará de esas sospechosas vacaciones. Visita a sus pocos conocidos y les entrega un túper con sopa como quien ofrece un discreto y muy honesto regalo, el afecto a través del cuidado alimenticio; o acaso más bien disculpándose por no haber sido capaz de encontrar aquí su sitio, una casa real dentro de su propia casa. A pesar de los largos paseos solitarios y su desmedida atención a las plantas y semillas, a pesar del trabajo duro y la mala alimentación, de los contados entornos de familiaridad que ha conseguido hallar en conversaciones con sus compañeros de la obra, con su hermana mayor, con su mecánico, todos exiliados como él —¿no es entonces toda migración como promesa un exilio?—, con un pie a cada orilla del mundo. Apura el fin de semana procurando despedirse, por si acaso decide no regresar.
En un evento tan caprichoso como cotidiano, Stefan conoce, una noche lluviosa muy próxima a su incierto viaje, a la sobrina de la dueña del restaurante chino en el que él está cenando solo —en un plano general exterior de una inmensa y sencilla belleza—. Shuxiu (Liyo Gong) tampoco pertenece del todo a un único sitio, y también presta una desmedida atención a los objetos diminutos en su programa de botánica en la universidad. Este contacto ocasional propicia una resignificación de los espacios. O de los musgos del parque que Shuxin estudia para su investigación sobre biología, por los que Stefan siente una empatía melancólica: afirman que, como él mismo, estas plantas pasan siempre inadvertidas a la mayoría de gente que pasa a su lado. Y entonces un arbusto cualquiera de una ciudad cualquiera deja de pertenecer a la nadería borrosa de los paisajes colectivos para transformarse en algo con identidad, con nombre propio. Entonces es posible que en él mismo también exista una oportunidad, por mínima que sea, de existir aquí.
Devos se empeña además en fijar nuestra atención en esta otredad paralela en la que el migrante, un ser casi fantasmal, comparte las mismas calles que los locales pero en un plano distinto, con empleos precarios o no, pero siempre arrastrando un mar de pasados posibles. Here, el aquí, es además una exploración honesta y profunda de las formas de construcción, día a día, de una vida nueva que se asemeje en cierta medida a aquellas certezas o terrores abandonados. Una inserción del simulacro de hogar en constante desequilibrio, que no requiere violencia alguna para resultar hostil y por momentos agotador.
Mientras beben la sopa en la cafetería del hospital en el que trabaja su hermana, Stefan confiesa su cansancio de este nuevo futuro cuyo lustre se ha desvanecido, una rutina asfixiante en su mediocre repetición. Ella contesta que ya lo sabe, a pesar de estar casada, con hijos y un empleo estable, porque el desarraigo está siempre ahí; la oportunidad de aceptar las mieles del fracaso y regresar con el rabo entre las piernas a reposar entre la humillación de no haber aguantado suficiente.
Here resulta deslumbrante en su exhibición de la belleza más prosaica. Con un magnetismo visual muy comedido —formato 4:3— transforma en espectacular el mundo ordinario de la hierba que crece entre las grietas de una avenida. Se sirve de un a un sólido corpus ético y estético, sustentado además en el delicado guion, firmado por el propio director, que acompaña a la perfección el ritmo de la fotografía de Vandekerckhove. Su suave progresión se asemeja al monólogo en off de Shuxi, justo tras despertar de un sueño: conoce todos y cada uno de los objetos de su habitación, pero aún no es capaz de nombrarlos y debe reconocerlos uno a uno. Asimismo, este film ofrece una invitación retrotraerse a una etapa remota y aprender de nuevo a observar alrededor con mirada oblicua, a encontrar islas minúsculas de armonía entre el musgo del parque municipal, en un huerto colectivo de la periferia o el campo de trigo salvaje cuyas semillas el viento ha arrastrado hasta la ribera junto a un puente de hormigón. ⁜
▼ Here, Bas Devos
Presentada en la sección Encounters de la 73ª Berlinale.
Presentada en la sección Encounters de la 73ª Berlinale.