Hoy viernes llega a la cartelera la gran película de la pasada edición de la Mostra de Valencia, El que sabem, dirigida por Jordi Núñez, antiguo alumno de Escuela Universitaria de Artes TAI. Justamente, charlamos con él sobre la relevancia de su etapa formativa.
Siempre se habla de que lo experiencial es primordial en la dirección de cine pero, junto a ello, ¿qué significó para ti tu etapa formativa?
Para mí, es un 50% de formación y 50% de intuición. Sin esa vocación, ni el hambre por contar historias, que es el motor, la formación serviría de poco. Y, al mismo tiempo, la formación es la mejor forma de alimentar esa otra parte, te da una noción de contexto importantísima, para ubicar aquello que haces y quieres hacer, y te dota de referentes que no necesariamente encontrarías por tu cuenta. Disfruté mucho la etapa de formación, no me importaría seguir estudiando durante toda mi vida. Siempre que tengo ocasión, continúo haciéndolo.
Tras finalizar el Máster en Dirección de Cine y Series de TV, creaste tu primer cortometraje Píxeles, que tuvo una gran acogida en festivales como el Cinemajove o el LesGaiCinemad. ¿Cómo recuerdas esos primeros pasos?
Muy ilusionantes y cargados de inocencia. La escuela genera un ecosistema que si se aprovecha te da pie a construir una plataforma sólida desde la que empezar a trabajar. Luego vino un proceso de reajustar las expectativas y lidiar con la frustración, que creo que es inevitable para todo creador. Una clave ha sido no perder esa inocencia e ilusión pese a las decepciones, trabajar abierto a que pasen cosas buenas pero sin esperar nada.
Después llegaron Amor de Dios y Cachitos. ¿Cómo puedes definir tu etapa como cortometrajista?
Como una etapa de descubrimiento y experimentación, también de generación de una familia artística.
Javier Amann te ha acompañado en este ya largo viaje desde el mundo del corto hasta tu primer largo. ¿Cuestión de confianza en tu equipo? ¿Cómo es el trabajo de preproducción de Jordi Núñez? ¿Cuáles son las dinámicas?
No solo Javier Amann, también Nakarey, ambos están presentes desde Píxeles. Ha sido una cuestión de crecer juntos, de evolucionar y generar un relato propio y conjunto. Somos amigos porque en cierto momento decidimos confiar los unos en los otros para crear algo, y eso llevo a desarrollar una relación que ahora va más allá de lo profesional, y así ha sido con todas las personas que poco a poco se han ido uniendo.
Eso ha hecho que la preproducción sea en algunos aspectos muy fácil, porque ya estamos sincronizados, y eso nos da una posición fuerte desde la que experimentar con nuevos territorios, en todos los aspectos. Las dinámicas son de diálogo y creación constantes, haciéndonos preguntas que siempre van en la dirección de si las decisiones de forma que tomamos responden de la manera más elocuente al fondo de aquello que queremos contar. La reescritura es constante.
¿Qué consejos darías a los nuevos directores?
Trabajar mucho la paciencia, y a la vez no parar de crear. Y que no se generen expectativas que jueguen en su contra. Que rueden siempre que puedan, aquello que les sea posible. Y que poco a poco vayan dando pasos y subiendo escalones. Que aprendan a ser a la vez audaces y pacientes, y que no desesperen por la frustración, es un síntoma más de estar en el camino.
* | Artículo que pertenece a una serie de textos creados por EAM en colaboración y coordinación con la Escuela Universitaria de Artes TAI, institución de referencia en la formación en disciplinas artísticas en España con sede en el centro de Madrid y con el mayor campus de artes de España. |
** El antepenúltimo mohicano (EAM), es una revista digital (ISSN: 2386-6373) sobre cine independiente y de autor nacida el 26 de enero de 2008. Es una cabecera especializada en ficción y no-ficción exhibidas en el circuito de festivales. Es medio colaborador de otros entes como SundanceTV España, FlixOlé, Goethe Institut Madrid y BenQ Europe. |
