|| Críticas | SEFF 2022 | ★★★★☆ |
Fogo fátuo
João Pedro Rodrigues
La vida es sueño
Javier Acevedo Nieto
ficha técnica:
Portugal, 2022. Título original: «Fogo Fátuo». Dirección: João Pedro Rodrigues. Guion: João Pedro Rodrigues. Productoras: House on Fire, Terratreme Filmes. Fotografía: Rui Poças. Reparto: Mauro Costa, André Cabral, Joel Branco, Oceano Cruz, Margarida Via-Nova. Duración: 67 minutos.
Portugal, 2022. Título original: «Fogo Fátuo». Dirección: João Pedro Rodrigues. Guion: João Pedro Rodrigues. Productoras: House on Fire, Terratreme Filmes. Fotografía: Rui Poças. Reparto: Mauro Costa, André Cabral, Joel Branco, Oceano Cruz, Margarida Via-Nova. Duración: 67 minutos.
El filme solo tiene una secuencia musical, pero si quiere ser un musical, lo será. Porque la utopía queer se percibe como un artificio (a través de la condición vanguardista, kitsch y posmoderna del cine de Rodrigues) y también una actitud ante las imágenes. El teórico Esteban Muñoz definió esta utopía como un modo de imaginación diferente contra los procesos que dulcifican el trauma como parte de la identidad LGBT+ y los mecanismos pragmáticos del activismo gay. La alternativa es explorar procesos de esperanza, imaginación e indeterminación que permitan vislumbrar futuros alternativos. Si algo tiene Fogo Fátuo y el cine del portugués que no es pesimista, todo lo contrario. Rodrigues nunca ha necesitado fetichizar la identidad queer ni convertirla en objeto de adulación moral. Su forma de representar regiones morales periféricas respecto a la norma cishetero siempre alberga una expectativa de vislumbrar identidades en conflicto que ponen en crisis las estructuras del dispositivo narrativo audiovisual: el género, la estructura narrativa, los límites de la representación y la condición del espectador. Fogo Fátuo no es una excepción y en todo momento opera como una especie de bosquejo de un posible musical: todo en ello es juego y potencia imaginativa que nunca llega a concretarse hasta el punto de que su final se experimenta como un “¿ya está?”.
No es la primera que Rodrigues cimenta una película sobre la posibilidad de desnudar el cuerpo de la ficción y el género hasta que este quede reducido a un minimalismo expresivo atravesado por un deseo sexual y erotismo irónico. Todo su cine parece un entreacto de una obra mayor. Esto no supone que sea un cine menor, sino que le permite construir una obra donde la fiesta y lo efímero conectan con el universo festivo del Barroco; una época igual de azotada por crisis como a actual y que hizo del espectáculo una vía de escape y reivindicación de imaginarios que hacían de la crisis motivo de farsa y celebración. Para un cineasta intelectual como él (su dominio de la ironía decolonial a través de paralelismos con el legado artístico colonial portugués es patente y divertida), lo importante es la construcción del mundo como fiesta donde lo queer aporta símbolos y alegorías que lo transforman en algo propio por diferente. Los espacios reales se fusionan con los espacios simbólicos (el salón donde el príncipe y su familia lucen frivolidad al margen del mundo, el parque de bomberos donde se imitan cuadros de maestros barrocos con erotismo festivo, etc.) y el tratamiento de los cuerpos (un cine donde la gente se toca de verdad) aporta la trabazón política: un polvazo con un príncipe se convierte en la forma democrática de conectar ideologías y polos opuestos, un intercambio de insultos racistas, clasistas y homófobos filtrados por la ironía empodera la condición queer de los personajes y un travestismo de la eucaristía con melodías que pasan del fado al trap construye un contrarrelato utópico de la historia portuguesa (esto último con referencias explícitas a una de las grandes obras del cine queer como Morir como un hombre).
El espectáculo neobarroco de cuerpos que se desean alcanza en Fogo Fátuo su máxima dimensión festiva contra el pesimismo de la época actual (cambio climático, choques ideológicos e intransigencia diaria). Es una mojiganga situada entre los actos de la gran comedia de la vida. Una que celebra la farsa, el enredo y la parodia apelando tanto a un gusto popular de goce inmediato (penes prostéticos incluidos) como a una tradición artística subvertida a base de magreos y bomberos en jockstraps. El cine de Rodrigues continúa como un entreacto utópico y emancipador al margen de toda la seriedad queer cuya imaginación no es ni será la mitad de gozosa que estos artefactos barrocos que nos hacen soñar con un mundo sin Grindr ni jerarquías ideológicas.
▼ Fogo fátuo, João Pedro Rodrigues
Sección oficial SEFF.
Sección oficial SEFF.