|| Críticas | FICX 2022 | ★★★★☆ |
Crónica de un amor efímero
Emmanuel Mouret
Las mecánicas del amor líquido
Yago Paris
ficha técnica:
Francia, 2022. Título original: «Chronique d'une liaison passagère». Director: Emmanuel Mouret. Guion: Emmanuel Mouret, Pierre Giraud. Productores: Frédéric Niedermayer. Productoras: Moby Dick Films, Arte France Cinéma. Fotografía: Laurent Desmet. Música: -. Montaje: Martial Salomon. Reparto: Sandrine Kiberlain, Vincent Macaigne, Georgia Scalliet, Maxence Tual, Stéphane Mercoyrol.
Francia, 2022. Título original: «Chronique d'une liaison passagère». Director: Emmanuel Mouret. Guion: Emmanuel Mouret, Pierre Giraud. Productores: Frédéric Niedermayer. Productoras: Moby Dick Films, Arte France Cinéma. Fotografía: Laurent Desmet. Música: -. Montaje: Martial Salomon. Reparto: Sandrine Kiberlain, Vincent Macaigne, Georgia Scalliet, Maxence Tual, Stéphane Mercoyrol.
Emmanuel Mouret parece un claro discípulo de este modelo de cine, como se puede observar en su última obra, Crónica de un amor efímero. La historia narra el comienzo y desarrollo de relación entre Charlotte (Sandrine Kiberlain) y Simon (Vincent Macaigne). Ella es una madre soltera y él, un padre de familia. Ambos se conocen en sus respectivas medianas edades, ya de vuelta de la vida, y por tanto entienden esta relación como algo necesariamente pasajero, donde no van a depositar posibilidades de futuro, ya que cada uno ya ha echado unas raíces que lo imposibilitan. Sin embargo, el mayor interés del filme no reside tanto en que, como podemos anticipar, se desarrollará un amor entre ellos que cuestionará esta actitud inicial, sino en el hecho de que dicha actitud no resulte aberrante, o que crean firmemente en ella. De esta manera, Mouret concilia otro tipo de cine que también parece haberle influenciado, el de Éric Rohmer, con dinámicas relacionales actuales que son hijas de la modernidad líquida. La obra es heredera de la filmografía del citado autor por la manera en que entran en conflicto y contradicción los pensamientos con las acciones. Los dos protagonistas hablan abiertamente de su voluntad de no comprometerse, de no querer desarrollar algo más profundo, mientras al mismo tiempo sus acciones los llevan a estar implicados desde el inicio, construyendo una portentosa complicidad desde el primer encuentro. Hay, por tanto, una disonancia cognitiva entre lo que quieren hacer y lo que finalmente hacen, y, aunque no existe un diálogo interno, como en el cine de Rohmer, que se representa mediante una voz en off que cuestiona y contradice lo que se muestra en la imagen —o más bien al revés—, la profusión de diálogos hace las veces de este recurso narrativo, permitiendo que se vea, en la manera en que los personajes hablan de la propia relación, sus ilusiones, deseos, miedos e intenciones ocultas, inconfesables incluso —¿qué puede haber más de narrativa interna, de autoconvencimiento, de autoengaño, que dos amantes hablando sobre su relación?—. Esta manera rohmeriana de entender la reflexión en torno a las relaciones amorosas conecta con modelos relacionales como los actuales, que están determinados por una notoria alergia al compromiso, que nace de la condición líquida —incierta, constantemente cambiante, impermanente— de la existencia moderna, lo que necesariamente acaba condicionando aquello que acaba dando mayor sentido a nuestras vidas: el amor. Así, Rohmer y Zygmunt Bauman entran en diálogo en la película en la manera en que el contexto social desencadena los comportamientos: los personajes se autoconvencen de que no quieren tener una relación profunda, y este autoengaño es fruto del miedo a la incertidumbre, o a la realidad de pasadas relaciones que, también afectadas por este contexto de miedo al compromiso, los ha llevado a sufrir, y por tanto a no querer volver a verse en una situación similar.
Sin embargo, quizás el aspecto más valioso que ofrece Mouret en Crónica de un amor efímero se localiza en la construcción profundamente psicologicista de ambos personajes. Desconozco si se trata de una actitud consciente, o es el resultado de una mente con una capacidad analítica desbordante, pero lo cierto es que el autor es capaz de plasmar con inteligencia narrativa y conocimiento humano lo que se podría catalogar como la relación entre un ansioso y una evitativa. Partiendo de la teoría psicológica del apego, la relación que el individuo ha desarrollado con sus figuras paternas —principalmente la materna— acaba condicionando la manera en que se relaciona, en la adultez, en sus relaciones románticas. De esta manera, una persona con apego ansioso —con miedo al abandono y necesidad de alta estabilidad en la relación— desarrolla una dependencia insaciable hacia su pareja, mientras que una persona con apego evitativo tiende a marcar distancias, pues su miedo es a confiar en el otro y sentir, por tanto, que depende de esta persona para su felicidad. Estos patrones se pueden localizar en los protagonistas del filme, siendo Simon un ansioso y Charlotte una evitativa. Atendiendo a sus comportamientos, es fácil de localizar en Simon una enorme necesidad de comunicación, una postura habitual de sumisión y adaptación a la otra persona, y una sensación de miedo e incomodidad, que se traduce en su evidente docilidad. Charlotte, por su parte, se muestra mucho más activa, y su comportamiento está menos condicionado por la relación, lo que se traduce en una actitud más liberada, con menos miedo a transmitir sus impresiones y por tanto a poner en riesgo la relación, en buena medida porque se siente segura ante la actitud ansiosa de su nueva pareja, quien difícilmente pondría en riesgo el vínculo.
A medida que evoluciona el relato, se manifiesta la manera en que ella acaba siendo la que dicta el ritmo de la relación, pues Simon siempre cederá, temeroso de perder lo que tiene, incluso aunque no termine de satisfacerle lo que se ha propuesto. Sin embargo, aunque se puede leer de esta circunstancia que él es sumiso ante la relación, también es más realista y consciente de lo que se está cociendo: a él no le pilla por sorpresa el hecho de que la relación sea mucho más seria de lo que inicialmente habían previsto; es más, se podría incluso argumentar que él no solo lo intuía desde el principio, sino que hasta lo deseaba, pues es el deseo habitual de una persona con apego ansioso. Así, cuando en determinado momento del relato se da una fricción que pone la relación patas arriba, se observa la manera en que Simon ya estaba preparado para ello —incluso lo había asumido, debido a su actitud derrotista ante las relaciones, tan habitual en un ansioso—. De esta manera Mouret muestra las dos caras del apego: una libertad más inconsciente frente a una sumisión más realista. Entremedias queda la gozosa visión del director —también en funciones de guionista, junto con Pierre Giraud—, quien es capaz de mostrar sin juzgar, apostando por una profunda observación de la conducta humana, en ningún caso reñida con el humor y la empatía, lo que lleva necesariamente a un final abierto, sin personajes positivos y negativos, donde el énfasis se pone en el proceso, en el desarrollo, en las mecánicas del amor.
▼ Chronique d'une liaison passagère, Emmanuel Mouret
Albar FICX 2022.
Albar FICX 2022.