Crítica | Serviam – I Will Serve

|| Críticas | Locarno 2022 | ★★★☆☆

Serviam – I Will Serve

Ruth Mader 🇦🇹

Penitencia penitenciaria

Ignacio Navarro Mejía

Locarno (Suiza) |

ficha técnica:
Austria, 2022. Título original: «Serviam - Ich will dienen». Directora: Ruth Mader. Guion: Ruth Mader, Martin Leidenfrost. Producción: Epo-Film Produktionsgesellschaft, Ruth Mader Filmproduktion. Fotografía: Christine A. Maier. Música: Manfred Plessl. Reparto: Maria-Victoria Dragus, Leona Lindinger, Anna Elisabeth Berger, Sophia Gómez-Schreiber, Petra Morzé, Udo Samel. Duración: 106 minutos.

Camino de la cruz (Kreuzweg) es una película alemana dirigida por Dietrich Brüggemann y estrenada en 2014, sobre las extremas creencias religiosas de una niña, influenciada por su medio familiar. Cabe recordarla porque la película ahora dirigida por Ruth Mader y puesta de largo en el festival de Locarno guarda varias similitudes con ella, más allá del idioma y del tema principal. Ambas nos revelan que en varios sectores de la sociedad alemana o austriaca, respectivamente, quizá menos expuestos para el gran público a la expansión o predicación del cristianismo (en comparación con las sociedades latinas), el mismo también cuenta con escuelas o centros, algunos de élite, concebidos para educar desde temprana edad en la fe. Lo interesante es que en ambos casos dicha educación se revela como perniciosa o directamente peligrosa, de tal manera que este cine lanza un mensaje anticlerical, o al menos contra el fanatismo religioso entendido desde la enseñanza más rigurosa de los dogmas cristianos.

Serviam - Ich will dienen se centra en una de estas escuelas, que incluso funciona como internado y que, de puertas afuera, parece muy pulcra y bien equipada, pero que esconde algo muy turbio. Una de las maestras de la escuela, monjas como todas, aunque más joven que otras, mantiene una relación peculiar con algunas alumnas, sirviendo de confidente y sintiendo algo que no llega a explicarse nunca del todo, si bien la perturba (en una escena sola en su habitación, llora de repente al mirarse en el espejo, quizá comparándose con esas estudiantes y pensando que sus años de vida posterior no han supuesto ningún progreso). El punto álgido en este sentido llega cuando una de las niñas usa un cilicio que le provoca heridas en el vientre y a consecuencia del cual enferma. Su maestra decide entonces esconderla en una planta desocupada del edificio y hacer creer a todos que está de visita con su familia en España. Podemos intuir que el motivo de esta especie de secuestro es tener cerca a la niña, en parte por admiración y en parte por envidia.

Antes, el metraje arranca con una escena de bullying de una de las alumnas por parte de sus compañeras. Este arranque, unido al principal conflicto de la trama, debería llevar a un desencadenamiento del terror, pues a este género parece pedir acoplarse la película. Sin embargo, esta derivación nunca llega, aun cuando aquella funciona como por latencia, a la espera de que algo estalle. Si hay un plano perturbador y bien diseñado (un gran picado de la escena de un suicidio) cuando acontece un hecho muy dramático, pero queda como una especie de paréntesis en un drama que no va acumulando una sensación de miedo o desasosiego, sino que introduce esa sensación con cuentagotas. La puesta en escena es precisa y aprovecha bien el mencionado decorado (incluyendo aparte fragmentos animados que contribuyen a la impresión de extrañeza), para trabajar con simetrías y encuadres amplios, con un ritmo pausado que propicia la tensión…. y poco más. Al final, la comparación con el filme de Brüggemann sirve para identificar el principal problema del de Mader, y es que, aun siendo un filme meritorio y recomendable, le falta impacto y le sobra dispersión. ⁜