|| Críticas | Locarno 2022 | ★★★☆☆
Sermon to the Fish
Hilal Baydarov 🇦🇿
El perro solitario
Ignacio Navarro Mejía
ficha técnica:
Azerbayán, México, Suiza, Turquía, 2022. Título original: «Balıqlara xütbə». Director: Hilal Baydarov. Guion: Hilal Baydarov. Producción: Ucqar Film, Estudios Splendor Omnia, Bord Cadre Films, Sovereign Films, Ultra Production, Turkish Radio & Television (TRT), Cárcava Cine. Fotografía: Hilal Baydarov. Música: Kanan Rustamli. Reparto: Rana Asgarova, Orkhan Iskandarli, Huseyn Nasirov. Duración: 90 minutos.
Azerbayán, México, Suiza, Turquía, 2022. Título original: «Balıqlara xütbə». Director: Hilal Baydarov. Guion: Hilal Baydarov. Producción: Ucqar Film, Estudios Splendor Omnia, Bord Cadre Films, Sovereign Films, Ultra Production, Turkish Radio & Television (TRT), Cárcava Cine. Fotografía: Hilal Baydarov. Música: Kanan Rustamli. Reparto: Rana Asgarova, Orkhan Iskandarli, Huseyn Nasirov. Duración: 90 minutos.
Balıqlara xütbə, recién presentada a competición en el festival de Locarno, es una película de Azerbaiyán, en cierto modo, hecha para ser admirada por un público occidental. En ella, su director Hilal Baydarov lleva a cabo un portentoso trabajo de composición, sobre todo visual pero también auditiva (cabe mencionar en especial las dos secuencias en las que se recuperan sonidos extradiegéticos de la guerra, con una banda sonora apta para ello). Con todo, los parajes medio en ruinas o abandonados que muestra, antaño prósperos gracias a la producción petrolera, ahora corrompidos por esa misma polución y las consecuencias de la guerra, llaman la atención sobre ellos mismos porque son novedosos, extraños, incluso fascinantes. Sin embargo, solo pueden serlo para quienes no viven allí o no han pasado por algo parecido. Esta reflexión podría ser común a muchas películas. Lo que la convierte aquí en oportuna es que Baydarov realza ese paisaje, sin añadidos, para que la principal energía de su filme provenga de su contemplación, como si se estuviera viendo algo distante y perecedero.
La historia es mínima: un veterano de guerra regresa a casa, y se encuentra con que ahí solo ha sobrevivido su hermana, pues todos los demás habitantes han muerto por una misteriosa plaga. Incluso los peces que antes pescaban y comían están muriendo envenenados en los lagos contaminados. La joven asume que ese también será su destino e intenta entrar en comunión con la naturaleza, mientras que a su hermano le aqueja la culpa por la muerte de sus compañeros. La solemnidad, incluso vocación espiritual de ciertos diálogos, no siempre tiene su reflejo en el encuadre, y este a veces engaña, aislando de la civilización, mediante símbolos repetidos (las grúas sin operarios, el árbol rodeado de piedra, las casas agrietadas...), un lugar que no lo está tanto. Pero en esa maniobra de separación reside también el interés de la narración: aunque estos personajes pueden irse y sobrevivir, son incapaces de hacerlo. Hay un par de momentos (sobre todo el penúltimo plano) de los más memorables del cine reciente, donde se nota que el director es discípulo de Béla Tarr. Aunque todo el conjunto no está a la altura, al final sí se gana nuestra admiración, y esperemos que lo haga de muchos espectadores más. ⁜