|| Críticas | D'A FILM FESTIVAL 2022 | ★★☆☆☆
Passion
Maja Borg
La otra mejilla
Júlia Gaitano Mendizábal
ficha técnica:
Suecia, España, 2021. Dirección: Maja Borg. Guion: Maja Borg. Producción: Stina Gardell, Andrea Herrera Catalá, Maida Krak, Almudena Monzú. Compañías: Amor y Lujo, Mantaray Film. Fotografía: Patriez van der Wens, María González Otero. Montaje: Charlotte Landelius. Música: Katharina Nuttall. Intervenciones: Maja Borg. Duración: 92 minutos.
Suecia, España, 2021. Dirección: Maja Borg. Guion: Maja Borg. Producción: Stina Gardell, Andrea Herrera Catalá, Maida Krak, Almudena Monzú. Compañías: Amor y Lujo, Mantaray Film. Fotografía: Patriez van der Wens, María González Otero. Montaje: Charlotte Landelius. Música: Katharina Nuttall. Intervenciones: Maja Borg. Duración: 92 minutos.
A partir de ambos pilares, en la pieza la directora aprovecha para hablar de muchas otras cosas, desde relaciones de todo tipo —tóxicas, sanas, abiertas, monógamas—, sexualidad en su amplio abanico, identidad de género, la sensación de pertenencia en una comunidad, procesos de aceptación y curación, el propio sentido de la existencia… El tono que adopta Borg es tan franco y solemne, que elimina toda posibilidad de controversia. Esto, como se mencionaba, tiene la ventaja de asegurarse que el mensaje llegue al público, así como el sentido de todos esos otros temas derivados. A cambio de esa frontalidad, la pieza pierde matices y sacrifica su sentido del humor, que seguramente contribuiría a que fuera un todo menos tirante, más accesible y atractiva. Sin embargo, Maja Borg está demasiado concentrada en relacionar su propia historia (con background en una relación abusiva) con la de los demás protagonistas como para pararse a recoger espectadoras por el camino.
Se explican, por un lado, las historias particulares de algunos miembros de su comunidad de practicantes de BDSM, tanto en la esfera íntima, sus vidas privadas, como en la colectiva, dentro de la congregación. En este caso, se habla de la forma en que se establecen los contratos entre amos y sumisos. Cómo entienden ese fino encuentro entre dolor y placer, las dinámicas de poder, el consentimiento y los límites de cada individuo. Muchas de esas ideas encuentran un eco sorprendente en las prédicas de la sacerdotisa luterana de la Iglesia Sueca, con quien Borg intercambia impresiones de carácter más abstracto. Aquí es donde sale a relucir ese doble sentido expuesto en el propio título. Passion como arrebato placentero del encuentro sexoafectivo entre personas, pero también como conjunto de tribulaciones sufridas por el Mesías.
Sus instantes más inspirados son en los que la directora da a conocer a los distintos individuos, deja que estos cuenten sus historias, nos hablen de sus creencias y los interpela con inteligencia y sensibilidad. Y, en medio de todos ellos, Maja Borg, que recuerda a través de una narración omnipresente que ella es la figura principal de la película, la mente y el cuerpo en el que convergen y conviven todas las voces. Sin embargo, es también en estos puntos destacables del filme en los que podemos identificar sus mayores debilidades. Toda la fuerza que contienen a nivel individual los diferentes testimonios queda disipada cuando se intenta sostener todo el discurso meramente en su amalgama. En ese sentido, funcionan las primeras conexiones porque son inéditas pero, a la media hora, la cinta cae en una espiral discursiva de la que ya no destilan nuevas ideas. Lo vemos especialmente en el puente, más forzado, que se establece entre la bruja española y la propia sacerdotisa cristiana. La primera muestra sus rituales de fetichismo, preparando el cuerpo de su sumiso para la sesión, en la que se postula como una especie de María Magdalena profana, cosa que resuena en la figura de la segunda. El vínculo, en este caso, está tan construido que no deja lugar para otras lecturas.
Sin llegar a caer en titulares fáciles, Passion podría jugar a ser un poco más atrevida, menos mansa. Da la sensación de que la cineasta se niega a entrar en terreno pantanoso que pudiera arriesgar con banalizar su pieza pero, con ello, también la convierte, aunque fiel y precisa, en algo menos interesante. Inevitablemente monótona, con un acercamiento formal estéticamente cuidado, aunque vacío y superficial. Nos quedamos con el gesto de querer eliminar tabúes, poner en palabras conceptos que suele costar sacar a la luz, generar esas relaciones (a veces) fructíferas entre aparentes polos opuestos. ⁜
▼ Passion, Maja Borg
Transicions D'A 2022.
Transicions D'A 2022.