|| CRÍTICAS | FESTIVAL DE LAS PALMAS 2022 | ★★★★★
Nuclear Family
Erin Wilkerson, Travis Wilkerson
Hijos de Oppenheimer
Javier Acevedo Nieto
ficha técnica
Estados Unidos, Singapur, 2021. Título original: «Nuclear Family». Dirección: Erin Wilkerson, Travis Wilkerson. Guion: Erin Wilkerson, Travis Wilkerson. Productora: Creative Agitation. Fotografía: Travis Wilkerson. Música: If Thousands. Montaje: Travis Wilkerson. Intervenciones: Matilda Jane Wilkerson, Erin Wilkerson, Travis Wilkerson. Duración: 93 minutos.
Estados Unidos, Singapur, 2021. Título original: «Nuclear Family». Dirección: Erin Wilkerson, Travis Wilkerson. Guion: Erin Wilkerson, Travis Wilkerson. Productora: Creative Agitation. Fotografía: Travis Wilkerson. Música: If Thousands. Montaje: Travis Wilkerson. Intervenciones: Matilda Jane Wilkerson, Erin Wilkerson, Travis Wilkerson. Duración: 93 minutos.
Este morbo curioso ante la propia aniquilación es profundamente siniestro: imaginar los límites de la muerte reconforta la abstracción absurda de que todas nuestras vidas dependen de funcionarios militares alcoholizados en algún silo de misiles perdido en Montana. Morbo curioso que escribe la historia de las hecatombes humanas y, quizá así, pueda entenderse lo que Erin y Travis Wilkerson pergeñan en Nuclear Familiy (2021). Un documental que trata de visualizar el morbo ante la propia aniquilación. No es un morbo irónico, irresponsable o dramático; todo lo contrario. El trabajo de los Wilkerson con el material de archivo y la investigación filmada de todos los lugares que acogen silos nucleares o fueron escenarios de grandes matanzas conforma una crónica siniestra de nuestra posible destrucción o, si lo prefieren, una autopsia adelantada al eventual cadáver nuclear del que seremos pasto si hacemos caso a las pesadillas del cineasta. Es, por supuesto, una ficción especulativa en la que el Wild Mass Guessing online adopta la forma de una hipótesis personal acerca de la inminente muerte de la especie.
La hipótesis de Wilkerson es, a su vez, un retrato turístico de una familia que recorre distintos parajes de Estados Unidos. La cámara de Wilkerson y, sobre todo, su voz en off configuran un discurso íntimo y aterrado(r), siempre guiado por una prosodia lánguida, cansada y entrecortada que configura una suerte de Polaroid de instantáneas del destino turístico de nuestra Muerte. Voz cansada, imágenes cargadas de Tánatos y una frialdad que lleva la observación a los límites de la paciencia le sirven al cineasta para ofrecer una narrativa paralela sobre Estados Unidos: la «conquista» del Oeste no es el relato de una expansión territorial, sino el obituario de muchas tumbas anónimas: masacres de indígenas y exterminio animal. El gran mérito de Wilkerson es el de emplear la tecnoestética o estética de la tecnología de la imagen (el uso de polaroids, de filtros de imagen del software DaVinci Resolve o la aparición de intertítulos que remachan el poderosísimo uso de la música de Sun Ra, entre otros) para proponer una cierta idea de deep media, un tipo de audiovisual especulativo, configurado en una estructura de imágenes, motivos, signos y reapropiaciones que no generan sentido o significado, sino que producen distorsiones capaces de desestabilizar la superficie del audiovisual. En definitiva, grabaciones que muestran el impulso antilingüístico de la muerte rompiendo cualquier forma de enunciar la barbarie.
Nuclear Family sigue la senda de obras anteriores del cineasta, como Did You Wonder Who Fired the Gun?, que ya era un ejercicio de revisionismo histórico a partir de la crónica personal sobre el racismo y la segregación. Es una adición a un tipo de cine extrañamente profético que se apoya en su condición especulativa para organizar narrativas basadas en la imposibilidad de la comunicación y la especulación, es decir, su génesis se cimenta en lo que Thacker (2013) denomina «excomunicación». El mensaje de «no habrá más mensajes» no destruye simplemente la comunicación, sino que evoca la imposibilidad de la comunicación, la insuficiencia de la comunicación como modelo. De este modo, la excomunión es previa a la posibilidad misma de la comunicación. Visualizar el escenario de la muerte y la destrucción es todo un acto de excomunicación audiovisual en el que Wilkerson vacía el sistema de imágenes hasta hacer resonar su voz enunciadora en los recovecos del cadáver del género documental. Película siniestra y familiar, erigida tanto en obituario de un país genocida como en profecía de todos los genocidios que podremos imaginar. Una pesadilla capaz de dar imagen a los contornos de nuestra propia destrucción: nos hemos convertido en los destructores de mundos. ⁜
▼ Nuclear Family, Erin Wilkerson, Travis Wilkerson
Sección oficial del Festival de Las Palmas.
Sección oficial del Festival de Las Palmas.