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    Crítica | Geographies of Solitude

    || CRÍTICAS | FESTIVAL DE LAS PALMAS 2022 | ★★★★☆
    Geographies of Solitude
    Jacquelyn Mills
    Mapa de una caricia


    Javier Acevedo Nieto
    21º Festival de Las Palmas |

    ficha técnica
    Canadá, 2022. Título original: «Geographies of Solitude». Dirección: Jacquelyn Mills. Guion: Jacquelyn Mills. Productores: Rosalie Chicoine Perreault, Jacquelyn Mills. Fotografía: Jacquelyn Mills. Montaje: Jacquelyn Mills. Intervenciones: Zoe Lucas. Duración: 103 minutos.

    ¿Qué es lo más solitario que recuerdas? Un tiempo en el que no había nada que cubriese la soledad: las olas refrescan la soledad igual que el viento mueve la arena; cuando la marea baja y suben las estrellas, vuelve la soledad. Limpiar el plástico en medio de las dunas. El ulular del aire que silba entre los esqueletos de los animales y la hierba que crece en las mismas cuencas de los esqueletos. La absurdez de los fines de semana, actualizar la base de datos de Excel para sentirse normal. No sentirse extraordinaria, volver al principio: perder la sensación de ser de esas personas que se quedan pensando al salir del trabajo. Que nada se parezca a algo que has leído; las conversaciones con la persona que lleva la cámara, el tiritar de los espejitos que cuelgan sobre la cabeza, la luz del sol que te recuerda a aquellas olas, aquellos días.

    40 años después, en la isla Sable (una legaña cerca del rostro del Canadá), la investigadora Zoe Lucas continúa recordando su soledad. En el cielo estrellado, tan inmenso que hiere la mirada, Lucas proyecta toda su cosmovisión científica: registrar cada muerte, cada plástico moribundo en la orilla, cada cadáver de caballo, todos y cada uno de los cambios en la inmutable isla; todo con el fin de asegurar la vida.

    A veces, hay películas que instauran su propia visión del mundo. Clarean, furibundamente, un universo temático y referencial que solo puede aprehenderse en el contorno mismo de la película, nada existe más allá de ella. Geographies of Solitude se abre a la mirada de manera inmanente: las imágenes que crea son tan inamovibles de su tablerito de lágrimas de sirena y viejos huesecillos, como las estrellas del cielo. Jacquelyn Mills está enamorada de Zoe Lucas y este tipo de amor (casi una plegaria de rezo cariñoso, en abrazos, nada de manos cerradas) se ve, se escucha y se acaricia en la textura de cada fotograma. Los 16 milímetros acogen este amor y juegan con él. Mills empapa la película con algas, agua marina y polvo de huesos para visualizar la imagen del paisaje de la isla. En otros momentos, el revelado de la película es una mezcla de heces, hierbas y sal. Este ecosistema de la imagen evoca, en manualidades analógicas y experimentales, la caricia de una mujer a una isla.

    El espectador no necesita mucha más contextualización para este viaje. Es una película que moja la oreja. En ella hay una fusión de horizontes. El crítico H.G Gadamer usaba el concepto para hablar de la conexión entre el contexto referencial y cultural del receptor y la contextualización de origen del texto. Afirmo que en Geographies of Solitude hay una soldadura sin mácula entre la película y el espectador; una tan perfectamente soldada (en cada juego con el negativo y en cada chasquido de registro sonoro) que no se sabe dónde empieza la mirada y dónde termina la visión: ecosistema que aclara los sentidos. La cámara es una niña que juega con todo.

    Esta geografía también se oye. Dicen que la música acusmática, esa que se escucha sin un apoyo visual determinado, viene de las enseñanzas de Pitágoras, quien enseñaba a sus estudiantes los fundamentos del sonido y el desarrollo del oído mediante la escucha de sus lecciones detrás de una cortina. Mills es una gran maestra y graba una soledad acusmática. Con micrófonos de contacto escuchamos el crujir de la madera, con conversiones sonoras oímos la música creada por el repiqueteo de los pasitos de un insecto en una hoja, con paciencia nos enseña la música que contiene el infinito en la caída de una gota de agua. Nuestra única cortina es el manto celeste, las dunas sedimentadas frente a la lente o la manta de patrones de rocío dibujada por la hierba. Qué reconfortantes son, entonces, las películas que todavía pueden enseñarnos a ver y escuchar.

    Geographies of Solitude acerca la línea de horizonte al cuello del espectador. Almidona con mimo sus imágenes, que se relamen en las olas mientras nos llenan los pies con arena para que dibujemos surcos en sus contornos. No hay nada más grande, por pequeño, que el sacrificio amable de una persona entregada al cuidado de una isla. El humo en su memoria adormece lo que podría haber vivido y, en su lugar, Zoe Lucas y Jacquelyn Mills enseñan todo lo que ha sido. Por solitaria, Lucas inventó la compañía y Mills nos la hace imaginar. ⁜


    Geographies of Solitude, Jacquelyn Mills
    Sección oficial del Festival de Las Palmas.

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