El cine y la crítica joven: Pensar o morir
Podcast especial emitido el 2 de octubre en Zumzeig (Barcelona).
Mariona Borrull y Júlia Gaitano presentan este episodio único, dirigido a afrontar la definición y las problemáticas de les novísimes de la crítica española. El sábado 2 de octubre de 2021, este podcast se proyectó en Zumzeig de Barcelona, con la sala llena pese a las limitaciones de aforo. Para acompañar la escucha, se apagaron las luces del cine y se proyectaron unos visuals realizados por Víctor Sánchez y la propia Júlia Gaitano (en la parte inferior de este artículo pueden ver y escuchar en vídeo el podcast tal y como se proyectó). Luego, el investigador y crítico Daniel Pérez Pamies moderó un coloquio con les dos creadores del episodio acerca del estado de la crítica contemporánea en general y sobre la propuesta en sí.
Si, como defienden Gaitano y Borrull, es cuestión de responsabilidad básica mantener una actitud crítica para con nuestro propio oficio, no será menor la necesidad de mantenernos vigilantes acerca de los discursos que construimos a su alrededor, este episodio incluido. Por ello, reivindicamos la importancia de complementar la escucha del podcast con la lectura del diálogo que se mantuvo a continuación (lo pueden encontrar transcrito en las líneas que siguen). Debajo, también anotamos las biografías de todes les participantes de este episodio tan especial.
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DIÁLOGO
Daniel: Cuando Júlia y Mariona me explicaron la dinámica del acto me pareció una cosa bastante marciana, porque un podcast de entrada es algo que está pensado para ser escuchado y no visto. Estamos acostumbrados a tener los programas de fondo, que nos acompañen mientras caminamos, hacemos otras tareas… Creo que fue buena idea plantear este podcast como proyección porque obligaba a prestar atención a aquello que estamos viendo o escuchando. Además, veía que se complicaban la vida reuniendo tantas voces y tan distintas, cuando esto podría haber sido solamente un debate o una mesa redonda... Pero es necesario crear comunidades. Hace poco leí La escala de los mapas, un libro fantástico de Belén Gopegui que habla mucho de la necesidad de abrir espacios para lo colectivo. Este podcast genera una burbuja en medio de un panorama bastante saturado, nos permite tomar un poco de aire fresco y respirar mejor. Al final, el trabajo del crítico es uno muy solitario y estamos en medio de un mercado depredador, por lo que establecer comunidades, redes de apoyo y de soporte es muy importante, y convertir esto en un diálogo a partir de reflexiones personales me parecía una idea brutal. Sin embargo, la primera pregunta necesaria es ¿por qué? ¿Por qué otro podcast más?
Mariona: Creo que lo contamos en el podcast, pero sí es verdad que nos interesaba el hecho de reunir a gente en las ondas, pero también aquí en la sala, y hacer que estas dos comunidades dialogaran.
Júlia: Al final lo que nos interesa no es tanto el podcast en sí, sino la proyección que podamos darle, y que siga desarrollándose en otros lugares, creando comunidad. La crítica es un sistema, como decía Daniel, muy individual, así que nuestro objetivo también es animar a la gente a no sentirse sola, que a veces puede pasarnos…
Daniel: Una de las cosas que también me preocupan es la cuestión de la etiqueta de «crítica y juventud». A mí me gustaría devolveros también algunas de las preguntas que se plantean: ¿qué entendéis vosotras por juventud? ¿Cuál es vuestra idea de una crítica joven?
Mariona: Creo que no importa tanto que define la etiqueta sino para qué sirve. Por ejemplo, a nosotres nos ha servido para dar voz a un grupo de personas que de otra forma no la hubieran tenido, ya sea por falta de legitimidad o de obra. Cuando les juntamos bajo una etiqueta, en cambio, adquieren un peso simbólico, lo cual creo que también es importante.
Júlia: Yo la verdad es que no estoy segura de que exista una respuesta como tal. Creo que todas las opiniones que hemos ido recibiendo son en sí la respuesta, ¿no? El término «joven» es algo muy amplio y que invita más a la reflexión que no a cerrar una respuesta en sí.
Daniel: Claro, pero es curioso porque el hecho de asociar una crítica joven a algo puramente generacional puede ser conflictivo. De hecho, el podcast mismo a veces da con actitudes que en ocasiones se arrastran como un mantra, y que son más reaccionarias en gente joven. Por el contrario, vemos actitudes más abiertas y dialogantes en gente que lleva muchos más años trabajando la cuestión de la crítica. ¿Cómo creéis que debe ejercer una crítica joven?
Mariona: Hay una idea recurrente en la intervención de todes les participantes, que es la sensibilidad, los nuevos contenidos y formas… Que está ahí, pero creo que lo joven más bien consiste en una actitud abierta y fresca ante el cine. Se trata de una actitud que a mí, personalmente, me gustaría desarrollar viendo películas, convertido ya lo «joven» más en objetivo que en medio. Para mí significa tener la mirada muy limpia ante lo que estás viendo, en un sentido casi naif. Mirar las imágenes como quien hace turismo: llegar a un sitio nuevo y dejarte empapar por lo que pasa, yo creo que eso es joven. Yo lo echo de menos en mis textos, y más cuando estoy cansade. Es algo que debe cultivarse porque es muy fácil dejarse llevar por las corrientes y lo que se dice en Twitter.
Júlia: O incluso por la idea que tú misma tienes de lo que tienes que hacer como crítica, es decir, el tipo de texto que se espera de ti por el hecho de plantearte hablar sobre una película. Por eso defendería la libertad de acercarte al texto desde donde tú te sientas cómoda, desde donde tú consideres que eres más sincera o tienes más que aportar.
Mariona: Por eso, el formato de audio de WhatsApp nos iba genial, porque daba a les jóvenes la libertad de tener micro abierto, privado y con posibilidad de repetir. En cinco minutos, podían decirnos lo que les viniera en gana. Creo que eso ha mostrado qué quistes conceptuales hay también en estas nuevas generaciones de crítiques, pero yo creo que por lo menos ha dado una visión genuina de qué es lo que hay.
Daniel: ¿Habéis detectado que en la crítica cultural, una vez dentro, se tiende a perpetuar ciertos lugares comunes? ¿La nueva crítica siente necesidad de adaptarse a las normas del juego para poder entrar en él? ¿O es que para entrar en el juego tiene que adaptarse obligatoriamente a estas formas?
Júlia: Yo te diría incluso que en muchas ocasiones las opiniones surgían del hecho de contraponerse a una cierta imagen de esta crítica establecida. Son jóvenes que se detectan el juego y se resisten a entrar en él, que identifican una serie de actitudes de las que se quieren desmarcar. Existe una resistencia, un «nosotras no somos eso, eso no es lo que queremos ser».
Daniel: Me llama la atención la recurrencia a referentes que podrían parecer un poco obsoletos: menciones a Laura Mulvey y la male gaze, que hoy en día ha evolucionado por unos derroteros que probablemente ni Mulvey pensaba que fueran a ocurrir. Entonces, ¿creéis que hay alguna causa en esta desactualización? ¿Quizás una falta de referentes entre los jóvenes a día de hoy?
Mariona: Aquí no creo que tengamos ninguna de les dos la capacidad de hablar ni de climas de opinión ni de sensibilidades. Simplemente que de un audio de WhatsApp con dos preguntas tan abstractas… No creo que se puedan extrapolar respuestas que sean realmente concluyentes. Lo que nos gustaría destacar es que si algo tiene de potente la crítica joven es la transversalidad de ir a campos diferentes para recoger influencias y lecturas nuevas, para con las películas. Por ejemplo, ¿cuántas veces hemos visto a alguien de la crítica establecida decir «esta película se parece a un videojuego»? A «un» videojuego, como si todos los videojuegos fueran iguales. Pues esto, les jóvenes tienen más capacidad para salir del cine, para recoger ideas y volver a las obras con propiedad. Propiedad no suele ser una palabra que se use para con la juventud pero creo que aquí resulta importante.
Júlia: Estoy de acuerdo con lo que ha dicho Mariona. Yo creo que esto es lo que pasa también para con los referentes, pero sí que estaría de acuerdo contigo en que una de las cosas que pasan es que los referentes que recibimos, como alumnas en este caso, al final son los referentes de aquella gente que ya está ahora mismo trabajando como críticos establecidos o que se dedican a la darnos clases. Sus referentes se convierten en los nuestros y quizás nosotras no empleamos nuestros propios referentes, por creer que no son suficientes o válidos.
Daniel: ¿Detectáis preocupación por encontrar un espacio? Porque parece que es muy fácil hoy día abrirse un blog o montarse un canal de Youtube y acabar predicando en el desierto… En cambio, crear comunidades o establecer estos modelos de crítica, donde hay figuras tan importantes como la del editor, que desaparecen cuando estos procesos se convierten en totalmente autónomos, individualistas e individualizados donde cada uno publica sus tweets y parece que todos están mirándose al ombligo en lugar de leer a los demás? Entonces, la cuestión de los espacios, de la necesidad de formar parte de una estructura más organizada… La habéis detectado, ¿o creéis que es algo inútil, obsoleto?
Mariona: Yo creo que nos hemos abierto paso a patadas y que, si no detectábamos necesidad alguna al principio, porque esto no existía, porque ni se planteaba a les jóvenes la posibilidad de convocar a la unión. Cuando hemos finalmente lanzado el proyecto y hemos pasado algún previo a les participantes, hemos empezado a recoger testigos como el de Iria Potti, que comentaba lo sorprendida que estaba…
Daniel: ¿De que le contactarais?
Mariona: No, no. De saber que había iniciativas como esta. El sentido de la comunidad no ha sido cultivado de forma natural y orgánica.
Daniel: Porque al final colectivizar un poco el problema es también terapéutico, te sirve para no caer que no publicas en sitios buenos es porque no lo vales. Es explicar que el problema es del sistema, explicar que no estás solo…
Ignasi Franch (interviene): Solo hacer un apunte: de los treinta a los cuarenta años la situación es muy parecida…
Daniel: Claro, esto es muy interesante, porque si bien al final las cuestiones de juventud no afectan únicamente a la edad en que La Caixa concede el Carnet Joven, auguro que esta cuestión de la horquilla es fundamental, ¿no?
Ignasi Franch: Claro, porque los críticos de 30 a 39 años, muchísimos de ellos tampoco habrán escrito un artículo remunerado salvo algunos casos. Hay un contexto de juegos del hambre y precariedad que no es específico de la gente muy joven, sino estructural.
Mariona: Ya, pero aquí nos servía hablar desde nuestra perspectiva para responsabilizarnos de nuestra parcelita del problema y trabajar en entornos que fueran delimitables, acotables y concretos. Pero sí es verdad que la iniciativa nos sirve para trasladar esta propuesta de colectivizar el problema y politizarlo a otros colectivos. Así que os animamos: por favor, hacedlo también.
Daniel: Queda demostrado que las entidades que colaboran son jóvenes en tanto que facilitan iniciativas como esta. En relación a esto, se podría llegar a entender la cuestión de ejercer la crítica como una carrera de fondo en la que quien sobrevive el suficiente tiempo al final tiene un premio. O sea, a lo mejor al pasar a la franja de los 30-40 finalmente consigues que te paguen por un texto. Pero al final de esta carrera de fondo lo que hay es un barranco, porque vemos a la gente de 39 en adelante que o bien hacen tapón o bien acaban por desaparecer también. Cada vez hay menos críticos que puedan ejercer la crítica de forma remunerada, cada vez hay menos gente. Es un poco lo que decía Fisher de que cada vez es más fácil imaginar el fin del mundo que el fin del capitalismo. ¿Esta iniciativa podría servir para repensar nuevas formas y escenarios?
Mariona: En efecto. Pero repensar también qué espacios se pueden conquistar aún, y esa es una pregunta para la que yo no tengo todavía una respuesta.
Daniel: Me gusta pensar, en medio de fantasías megalómanas (y por esto me gusta tantísimo que hayáis conseguido llenar la sala), que estas acciones serán también el motor de un cambio, ¿no? Que la inquietud exista en las generaciones que empiezan es ya síntoma de una voluntad de movimiento. Pero la pregunta sería: ¿qué acciones se pueden tomar? ¿Sirve crear ya siquiera asociaciones?
Mariona: Tú lo has dicho, pero a la que auguremos una respuesta a esto, esta va a caducar inmediatamente. Por el contrario, resulta más productivo ir pasito a pasito y actuar en un terreno muy local que simplemente decir: «Vamos a crear la nueva ACCEC, al JACCEC, la ACCEC para les jóvenes» y dejarla perderse en su propio espíritu generalista y abstracto.
Daniel: Es que quizás es obsesión mía, pero no paro de insistir en la excepcionalidad que supone convertir la escucha de podcast, habitualmente algo del todo individual y solitario, en algo colectivo. En este sentido, me parecería extraño que ninguno de los comentarios hubiera suscitado ningún tipo de respuesta o comentario. Creo que hay fragmentos que son…
Mariona: ¿Problemáticos?
Daniel: ¡Muy problemáticos! Y que supongo que se quedarán a vivir dentro nosotros durante un tiempo…
A continuación, transcribimos las intervenciones del público.
Gloria Vilches: Yo quería hacer un comentario. Lo que a mí me llama mucho la atención es que vuestra formación en Comunicación Audiovisual de la Pompeu no es tan distinta de la mía. Antes hablabais del canon, que no ha cambiado demasiado: seguro que os han puesto quince mil veces Ciudadano Kane... Yo cuando estudié no vi ni una película dirigida por una mujer en toda la carrera. Espero que haya cosas que hayan cambiado, no lo sé. Lo que sí veo que a los jóvenes ahora las películas dentro de este canon os chirrían. A lo mejor porque justamente ha cambiado la sensibilidad, porque muchas películas de este canon son películas de amor, son dramas que tienen una relación de pareja, y eso seguramente nos genera un rechazo. Y a mí lo que me interesaría, o lo que creo que vosotros podéis aportar, es… Quizás no hacer otro canon, porque al final este concepto de «canon» es muy problemático, pero sí arropar otras películas y proponer o poner en un lugar central películas que han estado muy al margen. No sé si esto ha pasado ya con Wanda, de Barbara Loden, o Born in Flames de Lizzie Borden: he visto chicas jóvenes con tatuajes de esa película, y es una cinta totalmente marginal que ha estado excluida completamente de cualquier canon.
Quizá lo que yo os animaría a hacer es justamente meter un poquito de oxígeno en ese canon. Coger películas, que no necesariamente deben ser actuales hechas por gente joven, pues la historia del cine tiene muchísimo recorrido y, ahora mismo, aprovechar la capacidad que tenéis vosotros de moveros por las redes, y que nosotros no teníamos. Todos mis profesores lo que hacían era comprarse Cahiers du Cinéma, y nuestra formación viene de ahí. Ahora tenéis mucho más acceso a películas, podéis airear ese canon, que está muy carcamalizado y huele mucho a naftalina.
Mariona: A mí me resulta interesante la canonización de Agnès Varda por parte de las generaciones jóvenes… También lo es la tensión que se establece para con lo «objetivamente bueno». Porque yo cuando me enfrento, por ejemplo, a Casablanca (de mis películas favoritas), veo lo problemática que resulta y, sin embargo, soy capaz de apagar mi voz crítica porque he aprendido que es buena más allá de lo que me chirríe. Creo que es interesante observar cuál es nuestro límite de tolerancia y, de alguna forma, sacar algo de ahí. No sé cómo, pero sacar algo de ahí.
Gloria Vilches: Yo creo que ahí el feminismo sí que es algo que ahora mismo lo permea todo. Para vosotros ya es algo normal, pero para mi generación por ejemplo sí que ha sido otra lucha. No sé, es verdad que son casi todo mujeres las que estamos ahora poniendo un poco otra vez en el mapa, pero por algo será.
Mariona: Es gente queer.
Gloria Vilches: Bueno, falta también ver qué pasa con personas de otras latitudes, porque todo siempre ha estado muy occidentalizado. Aún tenemos muchos terrenos por explorar, porque el rechazo que causan sus cinematografías se debe a la mera falta de referentes.
Daniel: Yo creo que es fundamental la idea que has lanzado de que esto no va de sustituir un canon por otro, si no de interrogarse constantemente por ese canon. Y cuando hablamos de «crítica joven» yo iría un paso más allá y hablaría incluso de una «crítica infantil», que se está interrogando siempre el porqué de las cosas. Y esto afectaría no solamente a la crítica cultural, si no a los realizadores, a los montadores, a todo el colectivo en general… Este vivir en la pregunta constante, interrogarse siempre sobre cómo todo puede ser de una manera distinta.
Gloria Vilches: Cuestionar no significa rechazar. Está muy bien lo que tú dices… Casablanca también me gusta mucho. Pero seguramente tu lectura de la película será muy distinta de la que se ha hecho hasta ahora, y yo creo que ahí está el interés de esa crítica joven para todo el mundo. Para vosotros y para los que, de repente, vemos un clásico desde una perspectiva totalmente nueva. Eso es lo que a mí me gustaría leer, lo que me atrae de la gente joven.
Daniel: Muchísimas gracias.
Mar Canet (interviene): Voy a cambiar un poco de tema. Este es un sector complicado, muy duro, pero deja espacio para hacer cosas nuevas. Y cosas muy buenas. Lo que echo de menos es esto, que a parte de la teoría (que la lleváis súper bien y es maravillosa), habléis también de la vida económica. Yo me acuerdo de Alberto Richart, que pasó por la escuela (La Casa del Cine). Un día le hice un encargo para la Filmoteca y me preguntó: «Mar, ¿me pagas?». Aquí es donde está el quid de la cuestión, en el: ¿cómo se puede vivir de plasmar vuestras propias ideas? Yo me acuerdo de cuando nacieron Cine Transit, Miradas de Cine, El Contrapicado... Aquello fue la generación que empezó a escribir sobre cine online, en páginas web, pero este momento ya ha pasado. Es en este «después» donde debéis tener la habilidad para poder sobrevivir, sacar rédito de ello.
Daniel: Yo creo que has tocado el hueso de la cuestión. De hecho, por volver a Fisher (aun sin querer ponerme pesado), él comentaba que el período más terrible que tuvo a nivel creativo o académico fue cuando trabajaba de autónomo, ¡porque su gran preocupación era llegar a fin de mes! Encontrar estos nuevos espacios de los que hablas, estas nuevas fórmulas para tener unos ingresos o colocar textos, eso es algo muy difícil. Creo que el gran problema al que nos enfrentamos no es ya que haya un tapón y que digas: «Bueno, pues una vez que pase esto, la veda se abre». Si no… ¿Qué tipo de sistema está quedando? ¿Qué paisaje queda para ejercer la praxis?
Ignasi Franch (interviene): Se ha hablado por ejemplo de los medios en el podcast, de que apenas hay dinero y se lo llevan críticos algo mayores normalmente. Pero, por ejemplo, he echado de menos una reflexión sobre cómo las grandes plataformas de Internet (las redes sociales, Facebook, Twitter, etc.) te hacen trabajar gratis para que tengas visibilidad, no te van a dar dinero jamás y, además, extraen dinero de anunciantes a los medios tradicionales que están empobrecidos. Hay todo un ecosistema que trasciende a los medios y que es la economía digital.
Daniel: El capital de la visibilidad. Este que no vale para nada. Totalmente, es otro problema.
Mariona: Creo que además algo con lo que convivimos a diario y que hemos invisibilizado. En las voces que teníamos en el podcast solo una persona habla de Letterboxd, pero ¿cuánta gente usa Letterboxd en esta sala? Todo el mundo. Entonces, creo que este es un buen espacio para reivindicar nuevas formas indetectadas de la crítica, que puede ser incluso un tuit.
Júlia: A mí me da la sensación de que no se concibe todo ello como una parte profesional de tu vida. Quizá más como una parte lúdica, o como una parte que sí que proyectas de cara a cuando quieres moverte profesionalmente. Creas unos perfiles y te sirve de carta de presentación, pero no se entiende como medio tradicional, que es a lo que, consciente, o inconscientemente, se acaba aspirando cuando intentas abrirte paso en este mundo.
Daniel: Se nos ha acabado el tiempo. Queremos dar las gracias de nuevo a Zumzeig por cedernos el espacio. A Mariona y a Julia por estar aquí y a todos vosotros, evidentemente, por participar. Mi único deseo es que esto no se quede aquí, que sea el percutor de inquietudes, de pensamientos y que ponga en marcha esta duda permanente que es lo único que nos va a hacer seguir avanzando. Muchísimas gracias a todos. A Zumzeig, al ACCEC, a El Antepenúltimo Mohicano y a les dos fantástiques creadores de esto que esperemos que sea el principio de algo mucho más grande.
BIOGRAFÍAS DE LOS PARTICIPANTES
Sobre Daniel Pérez Pamies
Es investigador en formación en el proyecto «Mundos virtuales en el cine de los orígenes: dispositivos, estéticas y públicos» del departamento de Historia e Historia del Arte de la UdG, y doctorando en Ciencias Humanas, del Patrimonio y de la Cultura. Es graduado en Comunicación Audiovisual por la Universitat de València, Máster en Dirección Cinematográfica por la ESCAC y Máster en Estudios de Cine y Audiovisual Contemporáneos por la Universitat Pompeu Fabra. Ha trabajado en la revista L’Atalante, como asistente de docencia y de grado en la UPF y como técnico de apoyo a la investigación en los proyectos de I+D «Eros/Censura: el cuerpo erótico de la actriz bajo los fascismos (España, Italia y Alemania, 1939-1945)» y «Los motivos visuales en la esfera pública. Producción y circulación de imágenes del poder en España, 2011-2017». Ha publicado en los libros Para rondar castillos (ed. Shangrila, 2019) y Space Fiction: Visiones de lo cósmico en la ciencia ficción (ed. Cinestesia, 2020). Ha participado en congresos internacionales en las universidades de Brighton, el LIM College de Manhattan, la Sapientia de Cluj Napoca y la Miguel Hernández de Elche, entre otras. Es miembro de la Asociación Catalana de la Crítica y la Escritura Cinematográfica (ACCEC) y habitualmente escribe en Infolibre/Insertos, además de colaborar en revistas digitales como Cine Divergente, Visual 404, Trànsit o Contrapicado. Sus líneas de investigación incluyen el análisis comparado, la estética del cine digital, las tendencias del cine contemporáneo y el cine de los orígenes.
Les novísimes de la crítica española
Estas son solamente algunas de las firmas que nos fueron destacadas.
Iria Potti: Escribe en Revista Mutaciones y comenta en el podcast Llevamos boina. Sigue formándose para hacerse un hueco en el sector audiovisual y disfruta acudiendo a todos los festivales de cine posibles.
Ángela Rodríguez: Es redactora en la Revista Mutaciones y parte del podcast de humor cinéfilo Llevamos boina. Ha colaborado escribiendo en Docma y, siempre que su trabajo como camarera y limpiadora se lo permite, sigue formándose en su gran pasión: el cine y la crítica.
Daniela Urzola: Historiadora del arte, Máster de Crítica de Cine de la ECAM. Sus principales intereses incluyen: crítica y teoría de cine, estudios de raza y estudios de género. En el ámbito de la crítica su énfasis principal es el cine de terror, sobre el cual tiene un blog llamado theotherfinalgirl. También colabora con Revista Mutaciones y TerrorActo.
Félix Maisel: Está a punto de finalizar el grado en Comunicación Audiovisual en la Universitat Pompeu Fabra, donde se está especializando en cine comparado y hermenéutica cinematográfica. En un futuro, le gustaría dedicarse a la investigación académica centrada en los motivos visuales del cine asiático.
Andreu Marves: Estudiante de Comunicación Audiovisual y Literatura Comparada. Escribe sobre cine y música en Diari de Barcelona y Diari del Festival de Sitges. Sus intereses abarcan múltiples ámbitos de la cultura, desde cine y literatura, hasta música y videojuegos, sin distinciones.
Maria Castan: Formada en la UPF en teoría cinematográfica y montaje, ha colaborado con instituciones como el CCCB o Matadero de Madrid. Trabaja en diferentes festivales de cine, como Sitges IFFFC, BARQ Festival, FICME o la Mostra de Films de Dones.
Paula Cortacans: Graduada en Comunicación Audiovisual por la Universidad Pompeu Fabra. Actualmente buscando aprender a pensar el cine para poder crearlo también, con predilección por rodar en diferentes roles del departamento de fotografía y por todo lo que cae entre la ficción y lo documental.
Júlia Olmo: Formada en Derecho y Literatura, es periodista y colabora escribiendo crítica en Cartelera Turia. También la podéis leer en El Antepenúltimo Mohicano, en Letras Libres o Neo2 Magazine.
Álvaro G. Illarramendi: Si bien el cine no está (por ahora) presente en su devenir funcionarial, el séptimo arte ha sido siempre su gran pasión, primero como precoz devorador de celuloide y más adelante como crítico y redactor web en Cinéfagos y colaborador radiofónico en Vivir de cine.
Ferran Calvet: Se toma en serio el cine porque le está dedicando una tesis doctoral. Escribe de forma regular en Criticum.net y en Revista Mirall, además de ser uno de los cuatro componentes del podcast Panavisió.
Aitor Salinas: Reportera intrépida y colaboradora ocasional de Vogue España.
Oscar Montesinos: Compaginando su trabajo como montador para la Filmoteca Española, escribe y coordina las RRSS de la Revista Mutaciones y pertenece al equipo de programación del próximo premio RIZOMA. Tres ambientes de la misma industria que le permiten entender desde dentro y analizar desde fuera las películas y sus contextos.
Carolina Alonso: Actualmente colabora como crítica de cine en Revista Mutaciones. Habiéndose formado en el ámbito de la Historia del Arte, siempre le ha gustado hallar y compartir sus propias sensaciones al contemplar todo tipo de arte, especialmente ese que se halla enterrado en el celuloide.
Javier Hurtado: Escribe en Revista Mutaciones y también le podéis leer en la web de Caimán, y en su blog personal donde suele escribir sobre lo que más le va interesando.
Alberto Richart: Es redactor freelance y crítico de cine. Colabora en diferentes medios digitales como Revista Mine y Pikara Magazine. Ha sido miembro del XVI Jurado Joven del Festival de Sitges y responsable del Departamento de Prensa en el Festival de Cortometrajes Mecal. En la actualidad co-dirige el podcast Moses Supposes, que nace a partir de su investigación sobre las influencias y transiciones del cine musical contemporáneo.