El amor como thriller
Crítica ★★★★☆ de «Preparativos para estar juntos un periodo de tiempo desconocido», de Lili Horvát.
Hungría, 2020. Título original: Felkészülés meghatározatlan ideig tartó együttlétre. Director: Lili Horvát. Guion: Lili Horvát. Productores: Dóra Csernátony, Lili Horvát, Péter Miskolczi. Productoras: Poste Restante. Fotografía: Róbert Maly. Música: Gábor Keresztes. Montaje: Károly Szalai. Reparto: Natasa Stork, Viktor Bodó, Benett Vilmányi, Zsolt Nagy, Péter Tóth, Andor Lukáts, Attila Mokos, Linda Moshier, Júlia Ladányi, Réka Pelsöczy, Ernö Sebö, Rozi Székely, Éva Bandor.
Una de las aproximaciones más habituales al análisis cinematográfico defiende que la clave de toda película reside, no tanto en los sucesos de su trama, sino en la manera en que se representan. Esto contrastaría con otra vertiente, que defiende que lo que nos atrae de las películas es la historia que se nos cuenta, el universo que se construye en torno a los personajes. En resumidas cuentas, «lo importante no es el qué, sino el cómo» frente a «yo voy al cine a que me cuenten historias». Preparativos para estar juntos un periodo de tiempo desconocido es un filme que se podría utilizar para explicar por qué lo importante no es la historia en sí, sino la manera de tratarla. Es decir, en la nueva obra de Lili Horvát lo relevante no es el cómo, sino el qué. Esta situación no es tan difícil de localizar en el cine de cualquier época. Sin embargo, yendo todavía más lejos, la obra húngara resulta especialmente notoria por un aspecto directamente relacionado con lo previamente expuesto, y que, esta vez sí, no resulta tan sencillo de encontrar en un filme: no solo el qué se ve reforzado por el cómo —o, mejor dicho, se ve agrandado por este—, sino que el qué varía en función del cómo.
El segundo largometraje de la cineasta y guionista magiar narra una historia del todo típica, fácilmente localizable en cualquier telefilme de sobremesa. La trama es sencilla: una mujer ha quedado en encontrarse con su futurible amante en un lugar y una fecha concretos. Cuando ese día llega, el hombre no aparece. La mujer lo localiza, y cuando se produce el encuentro, descubrimos que el hombre asegura no conocerla de nada. ¿Quién tiene razón? ¿Ha sido todo fruto del delirio de la protagonista, o hay algo más detrás? Esta propuesta nos sitúa en el terreno del drama romántico tamizado a través de las formas del thriller psicológico, un terreno especialmente fértil para el crecimiento del qué. Este tipo de películas suelen fundamentar todo su atractivo en el desarrollo de la trama, habitualmente esquiva y misteriosa, que construye un enigma que basa todo su peso en la resolución, de ahí que, habitualmente, no resistan un segundo visionado, una vez se ha desvelado el misterio. Por tanto, se trata de obras que se basan en una promesa a futuro, en que lo que estamos viendo a cada momento es una espera para darle más fuerza al clímax final. Es decir, cada escena, por sí misma, no se vale por sí sola, sino como parte de un engranaje generador de expectación. El gran valor de Preparativos para estar juntos un periodo de tiempo desconocido reside, por tanto, en que nos importe menos la resolución que lo que sucede a cada momento, porque el gran misterio de la película no es qué había ocurrido realmente entre estos dos personajes —algo que, de hecho, la película nunca llega a resolver—, sino qué ocurre dentro de cada sujeto, y entre ambos, a cada momento.
Esta maniobra narrativa consiste en convertir el filme en una sucesión de imágenes-misterio, donde la propia imagen en sí, y no las acciones de los personajes —o no exclusivamente—, es lo que nos intriga. Para ello, Horvát demuestra un talento formidable para la construcción del encuadre, del espacio y de las atmósferas. Apoyadas en una fotografía áspera y granulada, del todo desapacible, las imágenes se sumergen en un estado de extrañamiento perpetuo, donde la realidad, la imaginación y el sueño se entremezclan, siendo cada uno posible a cada momento. De esta forma, la autora reflexiona sobre la percepción, y cómo esta condiciona, tergiversa y falsea la realidad, muchas veces en nuestra contra. Como la propia protagonista —una magnética Natasa Stork— reflexiona en una de sus sesiones de terapia psicológica, en las que trata de entender qué ha pasado con este extraño caso, la mujer admite que quizás se ha engañado a sí misma, pues, en plena crisis de los 40, quería tener una pareja a toda costa, hasta el punto de inventar una fantasía donde se enamoraba perdidamente de un hombre que correspondía a sus deseos.
▼ Felkészülés meghatározatlan ideig tartó együttlétre, Lili Horvát.
La confirmación de Horvát en una de las joyas de la pasada edición de la Seminci.
La confirmación de Horvát en una de las joyas de la pasada edición de la Seminci.
«Con un humor gélido, gran lucidez a la hora de entender las relaciones humanas y un enorme talento para plasmarlo en imágenes magnéticas, Lili Horvát entrega un thriller sin giro final ni resolución del misterio, pues su composición en múltiples capas permite un viaje satisfactorio que demanda sucesivos visionados».
A partir de esta aproximación narrativa, la película juega constantemente en los dos terrenos señalados previamente, los del drama romántico y los del thriller psicológico, en ningún momento despreciando los valores sugestivos de ambos géneros, porque, en el fondo, estamos ante una película que, a pesar de contar con unas formas que encajan a la perfección dentro del circuito de festivales, es al mismo tiempo, y de manera abierta, un ejercicio de género. Así, la cineasta consigue reforzar las reflexiones expuestas al principio: no es tanto que el qué se vea engrandecido por el cómo, sino que el cómo determina el qué. Se podría decir que la trama pertenece al drama romántico, y que la forma utiliza herramientas del thriller psicológico; es decir, que cada género juega por separado. Lo fascinante del filme es que un inteligente, incluso perverso, entendimiento de lo romántico, permite que este pueda describirse en términos de thriller. De forma mordaz, la directora retrata algo tan propio de las relaciones de pareja como los juegos de poder, los tira y afloja de la seducción, y la mostración y el ocultamiento de interés hacia el Otro como si de un rompecabezas asfixiante se tratase. Si se desmenuza la propuesta del filme, en el fondo la película cuenta algo tan mundano como el hecho de que, en ocasiones, mostrarse demasiado interesado por la otra persona no produce atracción, sino que rechazo, de ahí que, en realidad, resulte más efectivo mostrar cierto desinterés. Eso es lo que le sucede a la protagonista, que cuando se relaciona con su objeto de deseo de manera abierta y honesta es incluso percibida como una persona con problemas mentales, mientras que, en el momento en que cambia de aproximación, de repente es ella quien toma las riendas de la seducción. ¿Cuánto mostrar, cuánto conceder, para mantener al hombre suficientemente interesado como para que sienta que puede conquistarla, pero, al mismo tiempo, cuánto negar, cuánto rechazar, para que esta dificultad incremente su deseo? Al mismo tiempo, una vez se produce finalmente el encuentro sexual entre ambos, ¿se ha acabado aquí la relación? ¿Era, en realidad, un simple deseo sexual, y finalmente el hombre ha vuelto a la posición de poder? Con un humor gélido, gran lucidez a la hora de entender las relaciones humanas y un enorme talento para plasmarlo en imágenes magnéticas, Lili Horvát entrega un thriller sin giro final ni resolución del misterio, pues su composición en múltiples capas permite un viaje satisfactorio que demanda sucesivos visionados.
© Revista EAM / Budapest