Karlovy Vary 2021: Introducción
Anotaciones sobre la 55ª edición del KVIFF (20-29 de agosto).
Año Olímpico por accidente; año de reactivación para todos los eventos cinematográficos que en el verano del 2020 no pudieron desarrollarse por las razones de sobra conocidas. No resulta sorprendente, por tanto, que la 55ª edición del Festival de Karlovy Vary se haya encomendado a uno de los símbolos checos del siglo XX: Emil Zátopek, uno de los grandes corredores de fondo europeos de la historia, triunfador en los JJ.OO de Londres (1948) y Helsinki (1952). «Si quieres correr, corre una milla; si quieres cambiar tu vida, corre un maratón», era su máxima. Elegir siempre el camino más largo conforma el subtexto acorde a su personalidad. Algo que le hizo posicionarse en contra del comunismo durante la Primavera de Praga, acción que le supuso ser degradado públicamente. Las aristas de una vida apasionante, acompañada por su esposa, la también atleta Dana Zátopková, se recogen en el filme de apertura de esta entrega del certamen más importante de Europa Central. Un biográfico titulado Zátopek y dirigido por el veterano David Ondricek. Un trabajo que está coproducido por la Ceská Televize, motor del evento comandado un año más por Karel Och, y que marca la línea editorial de este.
La producción checa y eslovaca que contiene el sello del ente nacional tiene un evidente perfil comercial. Zátopek no es una excepción. Un filme de marcado carácter local, que no se avergüenza de su modestia y que no duda en tomar el camino recto para llegar al espectador, con narrativas de fácil digestión. No se podría espera otra cosa, no obstante. El año pasado el KVIFF tuvo que renunciar a su 55ª edición, articulando, cuando bajó la incidencia sanitaria, una versión reducida y descentralizada denominada 54½, buscando reactivar la industria fílmica. El Festival de Karlovy Vary cumple 55 años de historia. Ha sobrevivido a la posguerra, a la guerra fría, al comunismo y a todo tipo de crisis socioeconómicas y políticas. Es una marca consolidada que sin embargo siempre busca reivindicarse mediáticamente (las presencias este año de Ethan Hawke, Michael Caine y Johnny Depp, galardonados con premios honoríficos, son parte de la fórmula). Más cuando ha tenido que cambiar sus fechas tras el movimiento de salvación de su homólogo de Cannes. El KVIFF es un festival ejemplar, tanto en organización como en autoconsciencia del lugar que ocupa en el circuito. Su afán de proteger el cine del área es encomiable. También lo es su espíritu: «humble and persistent» (humilde y persistente), como siempre indica Och, su delegado general. Al igual que Emil Zátopek, ese hombre eternamente anciano que nunca miró atrás.
El largo de Ondricek dio el pistoletazo de salida, nunca mejor dicho, a un festival cuyo máximo apartado ha apostado más que nunca por las ficciones checas y eslovacas. Atendiendo a lo comentado anteriormente, tiene sentido. El propio Och, en varias entrevistas, ha sostenido que por ahora es una incógnita el daño que ha hecho la crisis sanitaria al cine de Europa Central y Europa del Este. Producciones que necesitan de la colaboración con empresas de diferentes países para subsistir; también de la subvención pública de estas naciones implicadas. La reválida tras Karlovy Vary para la mayoría de integrantes de sus dos secciones fundamentales resulta compleja. Derribar ese afán localista demostraría la madurez de un sistema actualmente endótico. La peor señal es que los principales directores y directoras checos y eslovacos no siempre recurren al KVIFF. El exiguo movimiento industrial internacional que acontece en el Thermal Hotel pudiera ser la clave. También que las preferencias de los cineastas de prestigio estén encabezadas por Cannes y Berlín. La batalla contra la levedad, contra esa aura efímera parece el caballo de batalla del futuro del certamen que se celebra cada julio en la ciudad-balneario.
En la competición «Vary» se conjuga el presente y el futuro de la ficción checa. Por un lado, los mentados trabajos televisivos; por otro, autores que buscan nuevos caminos. Son los casos de Václav Kadrnka y Erika Hníková. El primero ganó el Globo de Cristal en 2018 con la excelente Little Crusader, su segunda cinta, y ha presentado en esta 55ª edición su tercera película, Saving One Who Was Dead, ensayo sobre la muerte tan críptico como su anterior creación. La segunda basa su cine en el formato documental y presenta este año su segunda obra, Every Single Minute, que sigue a un matrimonio que está educando a sus hijos bajo el método Kamevéda, que prescribe una serie de principios para el desarrollo psicomotor. Junto a estos dos filmes, aparecen en la sección oficial largometrajes de cineastas ilustres del país como Olmo Omerzu o Miro Remo, que, con matices, se adscriben a movimientos más convencionales. Del resto de la Competición destaca la película Boiling Point –que cuenta con distribución en España a cargo de Filmin—, segundo trabajo del británico Philip Barrantini que adapta un cortometraje propio que captura la tensión en la cocina de un restaurante londinense. Con ellas, optarán al Globo de Cristal cintas provenientes de Canadá (Nicolas Roy), Serbia (Stefan Arsenijević), Italia (Claudio Cupellini), Croacia (Sonja Tarokić) y Alemania (Shawkat Amin Korki, Dietrich Brüggemann, Lisa Bierwirth).
En la preciosa ciudad del Karlsbad se encuentra nuestra compañera Mariona Borrull Zapata tomando notas de las películas que conforman los dos concursos más importantes –una vez eliminada la sección de documentales— del festival: la Competición Oficial e East of the West. En los próximos días publicaremos tres artículos especiales –más un palmarés y un top 10—, reseñando todos los filmes de dichos apartados, que listamos a continuación:
COMPETICIÓN
- Bird Atlas, Olmo Omerzu (R. Checa).
- Boiling Point, Philip Barantini (Reino Unido).
- The Exam, Shawkat Amin Korki (Alemania).
- Wars, Nicolas Roy (Canadá).
- Every Single Minute, Erika Hníková (R. Checa).
- At Full Throttle, Miro Remo (R. Checa).
- Nö, Dietrich Brüggemann (Alemania).
- Le Prince, Lisa Bierwirth (Alemania).
- As Far As I Can Walk, Stefan Arsenijević (Serbia).
- The Land Of The Sons, Claudio Cupellini (Italia).
- The Staffroom, Sonja Tarokić (Croacia).
- Saving One Who Was Dead, Václav Kadrnka (R. Checa).
EAST OF THE WEST
- Dear Ones, Grzegorz Jaroszuk (Polonia).
- Runner, Andrius Blaževičius (Lituania).
- Intensive Life Unit, Adéla Komrzý (R. Checa).
- Roots, Tea Lukač (Serbia).
- Wild Roots, Hajni Kis (Hungría).
- Two Ships, Jan Foukal (R. Checa).
- Nuuccha, Vladimir Munkuev (Rusia).
- Otar’s Death, Ioseb “Soso” Bliadze (Georgia).
- Patchwork, Petros Charalambous (Chipre).
- After The Winter, Ivan Bakrač (Montenegro).
- Sisterhood, Dina Duma (Macedonia del Norte).
- Mirrors In The Dark, Šimon Holý (R. Checa).