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    Cine Alemán Siglo XXI

    Proyector Láser BenQ V6000 | Review

    BenQ V6000

    Review del proyector láser de BenQ de gama alta.

    Sobre la adaptación de cualquier sistema de proyección en el hogar es la primera pregunta que se hace el usuario cuando emerge la idea o la posibilidad de crear su propia sala de cine. Y, efectivamente, el término «exigencia» acompaña a cualquiera de las respuestas de cada pregunta formulada. Una sala de exhibición, por modesta que sea, para un simple uso amateur u ocasional, va a necesitar tanto una serie de componentes técnicos –para empezar, un proyector, sic— que se verán complementados por unos parámetros físicos y espaciales que, en los tiempos que vivimos, no están disponibles para una gran mayoría de la población –en especial la que habita las grandes ciudades. Cierto es que el progreso tecnológico va salvando, a golpe de euro, todo sea dicho, los obstáculos que se han ido presentando junto con la evolución –involución en el caso de Netflix— de la imagen. La principal, el espacio, ha ido encontrando soluciones accesibles gracias a proyectores de tiro comprensiblemente cortos, que descartan la necesidad de un espacio inmenso para lograr sacar partido a cualquier equipo en cuestión.

    Desde que comenzamos a reseñar las diferentes gamas de proyectores de BenQ en esta cabecera, hemos asistido a un proceso de recorte de espacio que parte de unas distancias ya de por sí asumibles en «su gama de acceso», que permiten tener una sala de proyección en habitaciones de unos quince metros cuadrados y en los que podemos obtener ciento cincuenta pulgadas de nitidez tanto 1080p como en 4K, el Valhalla para los cinéfilos, en definitiva. El modelo que les presentamos en este artículo, el V6000, hace saltar por los aires cualquier expectativa previa en cuanto a proyección doméstica se refiere. Para este proyector que cuenta con tecnología láser el espacio nunca es un reto; es solo un complemento que no impide o empaña la experiencia. Lo vemos cuando brota la imagen de su lente; también lo hacemos como un elemento habitacional más, integrado como apéndice arquitectónico de cualquier sala de estar. Por supuesto, el concepto «exigencia» –económica, principalmente— no se difumina pero encuentra una compensación que es complicada hallar en el mercado en estos momentos.

    El BenQ V6000 es una respuesta elegante y sobradamente equipada dentro del sector de proyectores de gama medio/alta –el precio ronda entre los 3.500 y 4.000 euros, según proveedor—, capaz de lanzar una imagen de cien pulgadas a una resolución de 3840 x 2160 píxeles y a una distancia de, y esto es lo increíble, de cinco centímetros. Un tiro imposible, una imagen casi milagrosa, de una profundidad y cromática casi inédita en una distancia tan insignificante. Una serie de calificativos que, por otra parte, no sorprenden ya que el desembalaje del producto nos avisa de que estamos ante un producto premium. Al abrir el paquete nos encontraremos con el proyector, cómo no, pero también con los clásicos habituales: el manual del usuario –con una guía rápida de uso—, cable de alimentación y un mando a distancia que mantiene la línea lujosa del dispositivo principal. Este pesa algo más de diez kilógramos de peso y tiene unas medidas generosas: 500 x 388 x 157 mm (anchura × altura × profundidad). Una envergadura que pasa a un tercer plano gracias a su diseño. Estilizado, refinado y donde cada decisión y cada detalle se observan como algo muy trabajado. Estamos, pues, ante un modelo que, pese a sus aristas, busca adaptarse a cualquier tipología de hogar, esencialmente en salones con gusto minimalista. A partir de ahí, hay dos colores para elegir: plata o negro.

    Qué tenemos y qué no
    Como es de esperar ante un componente de este tamaño, su estética, pese a su grado de riesgo –no hay formas amables—, intenta tener una naturaleza aséptica, en cierta medida integradora; buscando pasar desapercibido en un primer vistazo dentro de cualquier estancia. El V6000 no es un proyector portátil, al menos no está concebido para ello. Tendrá que encontrar su hueco definitivo en el hogar del usuario. Si en standby nos encontramos ante un elemento elegante, indefinido de primeras, es cuando cumple su función cuando sobresale ante todo lo que rodea. Un foco imponente, altamente definido y con una cromática poderosa. Para ello, de menor a mayor valor, se necesita un cable HDMI 2.0, que sorpresivamente no viene adjunto en el pack, dentro de la política incomprensible de los gigantes tecnológicos de prescindir de ciertos accesorios y otorgarle la responsabilidad a un usuario que ha hecho una inversión lo suficientemente grande como para verse en disyuntivas a corto plazo. Y, segundo, y esto sí importante, en esta ocasión no nos valdrá una pared diáfana o la clásica pantalla de proyecciones. El V6000 necesita, como todos los proyectores láser, de una pantalla ALR (ambient light rejection) de cristal PET de alta ganancia. Es la única forma de obtener el rendimiento que marcan sus especificaciones; desde la nitidez en el cuadro, hasta la alineación de este, pasando por su cromática de algo rango, una de las señas de identidad de todas las gamas de proyectores de BenQ con su Cinematic Color, y su iluminación en horario diurno.

    «Un proyector definitivo, que promete horas/años de un ocio de gran calidad, que tendrá en su vigencia un valor añadido. El V6000 está preparado para el desembarco final del UltraHD doméstico y cuenta con uno de los equipamientos más equilibrados y logrados del mercado».


    Como apuntábamos previamente, complementar el V6000 no resulta económico. El hardware necesario, la citada pantalla ALR, suele tener un coste medio (en cien pulgadas) de 600 euros; y los contenidos en 4K, pese a su enorme publicidad, se cuentan solo por decenas. Pensar en un proyector como herramienta de exhibición para las plataformas actuales es, sin duda, una buena solución, pero con una calidad que poco o nada tendría que ver con la extraída de un reproductor blu-ray o un archivo perfectamente comprimido en 4K. Véase, por ejemplo, la nocturnidad en la última temporada de Juego de Tronos –disponible en 4K en HBO— o cualquier producto Netflix, también en UltraHD. El bitrate no engaña; tampoco las conexiones de fibra óptica disponibles en España, que avanzan con buena nota pero con lentitud con respecto a otros países occidentales. Por suerte, y dentro de este listado de, por llamarlo así, puntos menos positivos, nos encontramos con un descubrimiento de gran calidad: el apartado de sonido. Cuenta con un conjunto de altavoces treVolo, insertados en la cabecera del proyector, asemejando una barra de un sonido envolvente, de gran potencia y definición, que invita a desdeñar las clásicas combinaciones 5.1 que han estado unidas al concepto Home Cinema desde sus inicios. Las pruebas realizadas, con diferentes pistas de audios, resultan esclarecedoras: BenQ ha sabido encontrar la fórmula, a medida que iba subiendo de gama, para equipar a sus proyectores de tarjetas de sonido y altavoces que suponen una enorme autonomía. Algo necesario para un producto de estas características, que tiene en su capacidad de adaptación uno de sus principales valores.

    Hablar de la imagen a estas alturas y a estos niveles resulta redundante. El V6000 dispone de una imagen láser más que solvente, que se adapta a todo tipo de fuentes y le saca el máximo partido a esta. Su lente se esconde bajo un techo corredizo que se desliza al activar el botón de encendido y desvela la luz proyectora. Una solución, como el resto del proyector, elegante e intuitiva, que preserva la lente del polvo y la manipulación accidental. Dicho techo completa un aparato que cuenta con las conexiones clásicas: dos puertos HDMI, dos puertos USB 2.0, un puerto USB 3.0 y el RS232 con una disposición sin grandes novedades. Su lente tiene una capacidad de 3.000 lumens, algo que le permite, con el equipo adecuado –subrayamos esta última máxima—, proyectar con luz diurna, uno de los headlines de su campaña publicitaria. A raíz de esto, surge una pregunta. ¿Funciona como sustitutivo de un dispositivo retroiluminado como un televisor o un monitor de alta gama? La respuesta es No. Su desempeño con temperaturas cálidas es loable, permitiendo desarrollar actividades de carácter profesional –ya sean presentaciones o proyecciones básicas— a cualquier hora del día; no, sin embargo, si se trata de una actividad de ocio, con la que se busque una determinada experiencia. Esto, creemos, es innegociable, y lógico, si quieres que tu salón parezca una sala de cine esta debe estar –ojo a la sorpresa— a oscuras. Es, por tanto, en la oscuridad donde mejor rinde el V6000, sin descartar un uso no regular en franja diurna. Para estas dos posibilidades, el proyector tiene a nuestra disposición varios modos de visualización: Bright, Living Room, Cinema, DCI-P3, User / Silence / 3D, HDR10 y HLG. Nuestros testeos con los modos Bright y Cinema han dado resultados excelentes a nivel de color, profundidad y textura, y son los que siempre recomendamos en este tipo de proyectores. La luz láser del V6000 es un factor de calidad pero también una tecnología que tiene una serie de peligros inherentes. Para ello, se puede activar –no viene en su configuración de fábrica— su sistema de protección, que apaga la fuente lumínica en el caso de que algún objeto o miembro se interponga entre la luz y la pared. Precisamente, el software del V6000 no cambia con respecto a sus homólogos de diferentes gamas. Algo, por un lado, a valorar, ya que permite al usuario con experiencia una fácil personalización, pero, por otro, creemos que ya es momento de una actualización y modernización de este, sobre todo en su sección de calidad medio/alta. Aun con ello, nos encontramos ante un proyector definitivo, que promete horas/años de un ocio de gran calidad, que tendrá en su vigencia un valor añadido. El V6000 está preparado para el desembarco final del UltraHD doméstico y cuenta con uno de los equipamientos más equilibrados y logrados del mercado.

    Puntuación: 90/100


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