Cine alemán en la Berlinale 2021 (III)
▶ Especial | Cine alemán Siglo XXI*
En sus primeros compases, el tercer largo de Berrached —presentado en la sección Panorama de la Berlinale 2021— no ofrece pistas sobre los terrenos pantanosos que va a transitar. A primera vista, tenemos una historia de «chica conoce chico» envuelta en un contexto de choques culturales. Ella, Asli (Canan Kir), una estudiante de medicina nacida en Alemania de padres turcos. Él, Saeed (Roger Azar), un libanés de familia pudiente enviado al país teutón para cursar sus estudios universitarios, pero que desea ser piloto de aviones. Cuando florece su romance, pese a la desaprobación de la familia de Asli, la directora rompe el tono naturalista de la propuesta con un llamativo recurso: los protagonistas juegan a fingir que vuelan abrazándose, y, de pronto, la cámara echa a volar con ellos. Esta imagen tan arrebatada esconde un reverso tenebroso. Sobre las reminiscencias del sueño de infancia —pilotar— y el instante de éxtasis amoroso se desvela la cruda realidad cuando descubrimos que el personaje de Saeed está basado en uno de los pilotos suicidas del 11-S.
Hay solo otra escena en la que Berrached practica una ruptura similar del realismo de la propuesta. En el último plano, sus múltiples reflejos sobre el espejo de un ascensor se vuelven sobre Asli para mirarla como si la enjuiciaran. Asli acaba de leer la carta de despedida (o la nota de suicidio) de Saeed, y algo en su interior se escinde sin remedio, cuando ya queda enfrentada sin paños calientes al mal que, hasta entonces, «cegada» por el querer, ha evitado mirar. Copilot, tal y como la define su propia directora, trata sobre el amor antes que cualquier otra cosa. Pero un amor que se relaciona, inevitablemente, con un asunto tan peliagudo como el terrorismo y abre una serie de interrogantes difíciles de responder. ¿Qué pasa cuando el amor conlleva autoengaño y, más aun, complicidad (como sugiere el título en inglés)?
Copilot puede resultar conflictiva por su mirada empática hacia el terrorista, pero forma parte de su principal apuesta: que el punto de vista de Asli toma las imágenes, de modo que busca presentárnoslo tal y como lo ve ella. Berrached prefiere comprender antes que juzgar a su protagonista femenina, y esto determina toda la construcción de la película. Asimismo, se muestra ambiciosa en su tratamiento del tiempo: el metraje abarca más de cinco años de relación, desde el primer flechazo hasta el desenlace fatal pasando por los indicios de radicalización de Saeed. De esta manera, el plano final mencionado hace estallar, tras el tiempo acumulado, todas las inevitables contradicciones que conlleva este choque entre lo íntimo y lo político. Berrached no ofrece respuestas ni certezas, pero se atreve a lanzar las preguntas.
▶ Versión en alemán
* | Una sección auspiciada por el Goethe-Institut Madrid, institución pública cuya misión es promover, divulgar y promocionar el conocimiento de la lengua alemana y su cultura. |