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    Cine Alemán Siglo XXI

    Crítica | The assistant / Filmin

    Ver, oír, callar

    Crítica ★★★★☆ de «The Assistant», de Kitty Green.

    Estados Unidos, 2019. Título original: The Assistant. Director: Kitty Green. Guion: Kitty Green. Productores: P. Jennifer Dana, Scott Macaulay, James Schamus. Productoras: 3311 Productions / Cinereach / Forensic Films. Distribuida por Bleecker Street. Fotografía: Michael Latham. Música: Tamar-Kali Brown. Montaje: Kitty Gren, Blair McClendon. Reparto: Julia Garner, Matthew Macfadyen, Makenzie Leigh, Kristine Froseth, Jon Orsini, Noah Robbins, Stéphanye Dussud, Juliana Canfield, Alexander Chaplin.

    La caída en desgracia de Roger Ailes, el multimillonario fundador del sensacionalista canal de noticias Fox News, después de que varias mujeres, entre ellas la veterana presentadora Gretchen Carlson, denunciaran el acoso sexual recibido por él en el trabajo, fue llevada, por partida doble, al cine y a la televisión, en 2019. La miniserie de siete capítulos de Showtime La voz más alta (Kari Skogland, Stephen Frears, Jeremy Podeswa), protagonizada por Russell Crowe y Naomi Watts, y la cinta El escándalo (Jay Roach), más enfocada en el punto de vista de las periodistas agraviadas, con Nicole Kidman metida en la piel de la rubia Carlson, supusieron un bienvenido golpe contra esos depredadores sexuales que se valen de su situación de poder para satisfacer sus bajas pasiones. Dos productos de la era #MeToo que contaron una misma historia de una manera directa y eminentemente comercial, sin andarse con sutilezas. Todo en El escándalo resultaba demasiado obvio. En ella presenciamos cómo el degenerado Ailes (soberbio John Lithgow) le pide a una de sus trabajadoras, la interpretada por Margot Robbie, un personaje ficticio que representaba a todas aquellas voces más anónimas que se unieron a la demanda de Carlson, que se suba la falda para dejar ver algo más que sus muslos. El público entendía así la cruzada de aquellas mujeres contra el jefe abusador y se posicionaba junto a ellas, condenando al villano de la función. Kitty Green, realizadora proveniente del campo documental y posicionada a la causa feminista con trabajos como Ucrania no es un burdel (2013), ha elegido para su primera película fuera de ese formato otra historia que denuncia lo mismo que las cintas antes citadas, pero utilizando un estilo mucho más seco y minimalista, fiel a esa búsqueda de la realidad propia del género en el que se ha cultivado. The Assistant es una película silenciosa (tanto como su protagonista femenina) que, desde la aparente calma de sus imágenes, lanza un grito atronador contra esa impunidad que rodea a los delincuentes sexuales de alto cargo. No hay en ella ninguna referencia hacia la figura de Harvey Weinstein, el controvertido productor de cine que ha sido llevado ante la justicia por las denuncias de decenas de mujeres, entre ellas muchas actrices famosas, y, sin embargo, su sombra sobrevuela en un relato que, casualmente (o no) acontece en el interior de las oficinas de una productora cinematográfica.

    La narrativa escogida por Green es bien sencilla. La crónica directa y concisa de 24 horas en la vida de Jane, una joven con sueños de convertirse en el futuro en productora de cine que, mientras tanto, desempeña las labores de asistente (más bien, chica para todo) de un magnate de la industria. Brillantemente cualificada y graduada en la universidad, la chica apenas lleva seis semanas trabajando en un edificio de oficinas en el que es la primera en llegar, a primera hora de la mañana, y la última en salir, cuando empieza a caer la noche sobre la ciudad. Tiempo suficiente para conocer de cerca los entresijos, turbiedades y modus operandi, tanto de su jefe como de sus compañeros. Ella ha adoptado una postura de sumisión y discreción absolutas. Se mueve por las instalaciones como un fantasma del que nadie parece percatarse, sin recibir casi un saludo o una muestra de afecto de trabajadores que ocupan puestos más alto y que pasan por su lado sin apenas mirarla. Jane ve, oye, calla y realiza sus tareas sin protestar. Asistir al visionado de The Assistant podría parecer, en un primer vistazo, un acto de vacío voyerismo. Vemos a la protagonista salir de casa, llegar a las oficinas, prepararse en la cocina el primer café de la mañana, imprimir unos documentos, vaciar las papeleras de los despachos... La rutina en su expresión más gráfica. Sin embargo, no hay que quedarse en la superficie y, una vez comienza a llegar el resto de personal a las instalaciones, vamos haciéndonos a la idea de qué tipo de fauna es la que rodea a Jane día tras día, entendiendo la situación de estrés por la que atraviesa y la dureza de muchas de las circunstancias a las que se tiene que enfrentar. Empezando por los “compañeros” masculinos que comparten las mesas contiguas a la suya, que desarrollan entre ellos una distendida camaradería que no es extensible a ella, a quien delegan las llamadas telefónicas más peliagudas, tanto que exceden de lo estrictamente laboral para entrar en terrenos que no correspondería abarcar –a Jane le toca dar largas a la esposa del jefe, encubriendo sus salidas extraoficiales y sus líos de faldas–, y continuando por unas camaradas femeninas que la miran por encima del hombro y no dudan en dejar las tazas de sus cafés vacías para que la asistente las friegue sin dedicarle un simple gracias.

    The Assistant, Kitty Green.
    Joya oculta del catálogo de Sundance '19.

    «Julia Garner, en una actuación desnuda y franca, está enorme, cargando sobre sus jóvenes (y muy talentosos) hombros con el peso de la función. Su rostro es la principal herramienta de la directora para que el espectador empatice, hasta límites insospechados, con el viacrucis de un personaje que pone cara a miles de mujeres que no se atreven a dar el paso de cortar las alas a un depredador sexual por miedo a perder su trabajo». 


    ¿Qué tiene este día de especial para merecer ser plasmado en un filme? Posiblemente no pase nada especial en él y, al mismo tiempo, lo cuenta todo. La llegada de una nueva aspirante a asistente, una chica de pueblo joven e ingenua a la que su jefe ha instalado en la habitación de un lujoso hotel, enciende las alarmas de una Jane que, por primera vez, se enfrenta al dilema de mirar hacia otro lado como hace siempre, o, poniendo en peligro su continuidad en la empresa y sus planes de futuro, poner fin a unas maneras de actuar abusivas a modo de denuncia. La película de Green consigue resultar, dentro de un ambiente cotidiano y laboral, asfixiante y terrorífica –no es necesario que el espectador vea la cara del monstruo depredador, ya que su capacidad de machacar psicológicamente a su subordinada queda patente en unas conversaciones telefónicas cargadas de amenaza y desprecio–, cuando no, directamente, descorazonadora, como muestra el tenso pasaje de la visita de Jane al encargado de recursos humanos, personaje que es mostrado como un cómplice más de las sucias prácticas de las altas esferas, coaccionando a la chica para que desista de su intención de presentar una queja formal. The Assistant muestra con certera eficacia las dudas y los miedos a los que se tiene que enfrentar alguien que intenta remar a contracorriente en un ecosistema en el que todos han aceptado como natural un modo de conducta amoral y vejatorio hacia las mujeres. Frases como “ella va a ganar más que él” o “tranquila, que no eres su tipo” son filtradas por algunos compañeros (y, como ella, testigos silenciosos y encubridores), como forma de, si no justificar las acciones del jefe, sí tratar de convencer a Jane de que no le queda otra salida que aceptar esa “normalidad” si quiere sobrevivir en su puesto. Julia Garner, en una actuación desnuda y franca, está enorme, cargando sobre sus jóvenes (y muy talentosos) hombros con el peso de la función. Su rostro es la principal herramienta de la directora para que el espectador empatice, hasta límites insospechados, con el viacrucis de un personaje que pone cara a miles de mujeres que no se atreven a dar el paso de cortar las alas a un depredador sexual por miedo a perder su trabajo. Una vez que acaban los escuetos 81 minutos de metraje de esta pequeña y modesta película, es cuando se descubre que la rabia y la impotencia se han instalado en nuestras entrañas. Y es entonces cuando se es plenamente consciente del colosal calado de la obra de Green, posiblemente una de las sorpresas más estimulantes del cine independiente de este año | ★★★★☆


    José Martín León |
    © Revista EAM / Madrid


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