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    Cine Alemán Siglo XXI

    Crítica | The farewell

    Secretos y mentiras

    Crítica ★★★★☆ de «The farewell», de Lulu Wang.

    Estados Unidos. 2019. Título original: The Farewell. Director: Lulu Wang. Guion: Lulu Wang. Productores: Anita Gou, Daniele Tate Melia, Andrew Miano, Peter Saraf, Marc Turtletaub, Lulu Wang, Chris Weitz, Jane Zheng. Productoras: Coproducción Estados Unidos-China. Big Beach. Distribuida por A24. Fotografía: Anna Franquesa Solano. Música: Alex Weston. Montaje: Matt Friedman, Michael Taylor. Reparto: Awkwafina, Shuzhen Zhao, Tzi Ma, Diana Lin.

    Nacida en Pekín pero con ciudadanía estadounidense, la realizadora Lulu Wang, con solo dos trabajos en su haber hasta el momento, parece haber encontrado un tema recurrente a explorar en cada una de sus historias: la mentira. En el caso de su ópera prima, la no demasiado trascendente Phostumous (2014), un artista decide mantener el engaño de su falso suicido, después de ver cómo su obra se ha revalorizado por ello. Es este un tipo de mentira egoísta, provocada con ansias de enriquecimiento adquisitivo, nada que ver con la que aborda la segunda película de Wang, The Farewell (2019), más enfocada a ahorrar sufrimientos innecesarios a la persona engañada, que recuerda mucho a la gran farsa tejida por el protagonista de Good Bye, Lenin (Wolfgang Becker, 2003). A partir de una historia real –una mentira real, como se matiza nada más comenzar el filme–, la directora ha aprovechado para introducir episodios, si bien no directamente autobiográficos, sí inspirados de experiencias vitales propias, como la enfermedad de su abuela o su papel como inmigrante alejada de su país e imbuida por una cultura, la occidental, completamente diferente a la que la familia que dejó en China vive a diario. El resultado no ha podido ser mejor, ya que The Farewell se ha revelado como uno de los éxitos más sorprendentes de la temporada; el típico producto indie primorosamente diseñado para gustar a la mayoría del público y que, tras su triunfal paso por festivales como Sundance, ha aterrizado en las pantallas de cine rompiendo récords –una película hablada en chino que lleva recaudados más de 17 millones de dólares en la taquilla estadounidense no se ve todos los días– y acaparando excelentes críticas que ya posicionan a su protagonista femenina, la cantante de rap Awkwafina, como una seria aspirante a tener en cuenta en la carrera de premios. La prueba palpable de que, con solo 3 millones de dólares de presupuesto, se puede crear un fenómeno de la nada, que llega solo un año después de que otra comedia ambientada en China, la más convencional Crazy Rich Asians (John M. Chu, 2018), se convirtiera en uno de los sleepers de la temporada.

    La historia de The Farewell es, sobre el papel, tan sencilla que podría parecer, incluso, falsamente intrascendente. Sigue las andanzas de Billi (Awkwafina), una muchacha de origen chino que vive en Nueva York desde que sus padres emigrasen a la ciudad de las oportunidades cuando era muy pequeña. Sin embargo, está a punto de cumplir los treinta y se siente un tanto perdida, sin haber conseguido alcanzar sus metas, ni sentimentales ni profesionales, esperando la aprobación de una beca de estudios que nunca llega. Este personaje, que ha crecido con una visión occidentalizada de la vida, es un claro alter ego de la directora, criada en Miami, que tuvo que vivir las mismas circunstancias por las que atraviesa Billi: las de tener que regresar a su país de origen para despedirse de su querida abuela, diagnosticada de un cáncer terminal que debería acabar con su vida en cuestión de pocos meses. Pero no es este un reencuentro típico del familiar que recorre una larga distancia para estar junto a su ser querido en sus últimos momentos de vida, ya que, como suele ser una arraigada tradición en China, el resto de parientes ha decidido ocultar la gravedad de su estado a la anciana, por lo que se planea una reunión familiar fundamentada en la falsa excusa de la boda de un nieto de la mujer con una novia a la que acababa de conocer hacía solo tres meses. La película de Wang muestra, de esta manera, cómo es el choque de culturas y las diferentes (opuestas, más bien) maneras de gestionar los sentimientos y las prioridades. La mentalidad, mucho más abierta y rebelde de Billi, choca con la forma en que sus parientes más adultos afrontan la dramática situación y, por lo tanto, la opinión de la chica sobre la necesidad de que su abuela conozca que está muriéndose para que pueda resolver posibles temas pendientes antes de abandonar este mundo, es opuesta a la de sus padres y tíos, obcecados en que en China una persona es mucho más que un individuo con derechos para decidir sobre su propia vida, ya que este forma parte de una familia que está ahí para, valiéndose de una elaborada mentira piadosa, hacer que la persona enferma permanezca ajena a su situación real el mayor tiempo posible y esta, a la vez, es otra pequeña parte de una gran comunidad. La cinta muestra así, en un amable tono de comedia dramática, los entresijos del viaje (físico y emocional) de una protagonista que se debate entre ser fiel al individualismo en el que cree tras la educación adquirida en Estados Unidos o apoyar al resto de sus familiares en esa gran mentira.

    The Farewell, Lulu Wang.
    La estrena en España Vértigo Films.

    «The Farewell será una propuesta pequeña y humilde, de esas que llegan sin hacer demasiado ruido a nuestras vidas, pero su visionado no deja de ser absolutamente reconfortante, removiendo ideas, pensamientos y emociones en un espectador que, ya sea oriental u occidental, no podrá evitar empatizar con las desventuras de una familia excéntrica y encantadora como pudiera ser la de cualquiera, con sus grietas internas y sus errores, pero, también, solidaria y unida ante la adversidad».


    The Farewell, pese a tratar un tema tan triste como es la cercanía de la muerte y el ritual que supone la despedida de un ser querido, sorprende por un tono nada afectado –salvo algún detalle simbólico, como ese pajarillo extraviado que, de manera casi sobrenatural, aparece en dos instantes ante Billi–, provisto de una alegre ligereza que consigue extraer algunos buenos momentos de comedia, sobre todo en la parte que gira alrededor de los preparativos de la boda. Hay en el guion de Wang mucha verdad y un gran amor por lo que cuenta y hacia cada uno de sus personajes, por lo que no se detiene a juzgar ni sus pensamientos ni sus decisiones, ya que todas, por opuestas que sean, se mueven en una misma dirección: la de buscar lo que es mejor para la querida abuela Nai Nai. Todo el reparto está perfecto en sus contribuciones y los personajes secundarios están muy bien definidos, desde los tíos que emigraron a Japón a la hermana de la abuela que ha aparcado su vida familiar para cuidar de la enferma, de modo incondicional. Pero es en la química que establecen la fantástica Awkwafina y Shuzhen Zhao como esa anciana de fuerte carácter y espíritu jovial que, pese a estar consumiéndose por dentro, continúa funcionando como motor de toda la familia, donde la película encuentra sus mejores escenas, las más intimistas y emotivas –la despedida entre las dos mujeres logra conmover al espectador más duro de corazón–, dentro de un conjunto que nunca sucumbe ante el dramatismo fácil. La obra de Wang no se detiene en la anécdota, ya que, entre líneas, la directora habla de temas tan trascendentales como las diferencias generacionales; el desarraigo que sufre en emigrante cuando regresa a su país, años después, como si le invadiera una sensación de no pertenecer a ninguna parte; y de esos secretos que todos guardan, ya sean mínimos –ese padre que fuma a escondidas, con temor a que la esposa descubra que nunca dejó el tabaco; la propia Billi ocultando que su beca ha sido rechazada– o enormes como esa salud de hierro que los propios doctores que, cómplices de los parientes, dibujan a su paciente. The Farewell será una propuesta pequeña y humilde, de esas que llegan sin hacer demasiado ruido a nuestras vidas, pero su visionado no deja de ser absolutamente reconfortante, removiendo ideas, pensamientos y emociones en un espectador que, ya sea oriental u occidental, no podrá evitar empatizar con las desventuras de una familia excéntrica y encantadora como pudiera ser la de cualquiera, con sus grietas internas y sus errores, pero, también, solidaria y unida ante la adversidad | ★★★★☆


    José Martín León |
    © Revista EAM / Madrid


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