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    Cine Alemán Siglo XXI

    Crítica | El tiempo contigo (Weathering with you, 天気の子)

    Tempestad de sentimientos

    Crítica ★★★★☆ de «El tiempo contigo», de Makoto Shinkai.

    Japón, 2019. Título original: Tenki no ko / 天気の子. Dirección: Makoto Shinkai. Guion: Makoto Shinkai. Productoras: CoMix Wave Films / Kadokawa / Lawson Entertainment / Story (II) / Toho. Fotografía: Ryôsuke Tsuda. Montaje: Makoto Shinkai. Música: Radwimps. Dirección artística: Hiroshi Takiguchi. Reparto (voces): Kotaro Daigo, Nana Mori, Sei Hiraizumi, Tsubasa Honda, Yûki Kaji, Sakura Kiryu, Shun Oguri. Duración: 111 minutos.

    El estreno de Your Name en 2016 dio a conocer al gran público el nombre de Makoto Shinkai. Este ya tenía una experiencia contrastada en la industria del anime, pero ninguna de sus películas anteriores había tenido un gran recorrido. En concreto 5 centímetros por segundo (2007) y El jardín de las palabras (2013) destacaban ya por su estilización visual y su narración extravagante, pero su duración rozaba la del mediometraje y su plataforma de difusión fue esencialmente la televisión. Frente a ello, ese largometraje de 2016 tuvo su premiere en nuestro país en el festival de San Sebastián, antes de llegar a la cartelera en abril del año siguiente. Fue de esas películas evento de las que se habló mucho durante su puesta de largo y todavía suscita temas de conversación, por lo que Shinkai tenía mucha más presión para su siguiente proyecto. La comparación iba a ser inevitable, y como Your Name no era ninguna excepción en el estilo de Shinkai sino una depuración del mismo con una narración ya más desarrollada, esa siguiente película debía mantener por fuerza esta fórmula. Y así ha sido, hasta el punto de que Shinkai no ha recurrido a ningun manga previo como es habitual en el cine de animación japonés, sino que ha ideado una historia desde el principio pensada para satisfacer a los espectadores enamorados de su anterior filme. Más allá de la estética y la temática generales, encontramos detalles muy parecidos, como la enérgica banda sonora con canciones dominadas por la pasión adolescente (a cargo de la banda Radwimps), que acompañan determinadas secuencias de montaje o interrumpen el discurrir principal de la trama, como dándole un respiro aunque sea a base de un chute de adrenalina de otra índole.

    Dicha trama gira en torno al encuentro entre dos jóvenes, un chico que ha huido de su población natal a Tokyo y busca ahí un trabajo, y una chica cuyos rezos ante la cama de su madre moribunda son respondidos con una intervención divina, o más exactamente sobrenatural, que le otorgan el poder de convertir los días lluviosos en soleados. Esta información se nos proporciona una vez el metraje ha avanzado bastante, pues el mismo arranca con acciones fragmentadas de los dos protagonistas, la llegada a la capital de uno y la aparición misteriosa de la otra, sin que tengamos una base sólida para identificar realmente lo que les está pasando. Este inicio resulta algo confuso, lo cual se podría explicar por el hecho de que Shinkai sea también responsable del montaje: para él todo está claro porque tiene toda la estructura narrativa en la cabeza, y entonces puede no darse cuenta de que esas opciones iniciales de montaje pueden ser demasiado opacas para el espectador no iniciado. Luego en cualquier caso la trama va siguiendo un desarrollo más lineal, centrándose en el chico y sus desventuras urbanas hasta encontrar un empleo. Al final lo consigue en una revista de actualidad, gracias a la hospitalidad de su jefe que ya en su llegada en barco a Tokyo le salvó la vida ante un repentino oleaje huracanado. De hecho pasa a vivir con él y otra empleada cuyo vínculo con el jefe realmente no se conoce aún, y que en este caso no vamos a desvelar pues se resuelve luego como giro secundario de la historia. Valga con todo este detalle para entender cómo está estructurada esta película, al igual que lo estaba Your Name: la narración evoluciona en gran parte desde el punto de vista parcial del protagonista, por lo que mucha información está oculta o sesgada, y solo adopta una perspectiva más ominisciente en determinados momentos que suelen identificarse claramente por estar marcados por un cambio visual o sonoro, especialmente gracias a las canciones a las que ya hacíamos referencia. Estas por tanto son un verdadero elemento dramático más, que cobran relevancia propia, en lugar de pretender ser imperceptibles o unificarse en la banda sonora: son casi apartados, segmentos diferenciados como en un musical y de ahí su necesario cambio de óptica y consiguiente información distinta que proporcionan.

    天気の子, Makoto Shinkai.
    Tras Your Name, el cineasta japonés nos regala otro torrente de sonrisas y lágrimas que llegará a España, como su antecesora, vía Selecta Visión.


    «No busca convertir a ningún escéptico sino hacer disfrutar a los que vayamos a verla sin recelo, y lo hace a base de intensidad y emoción, con un ritmo casi desenfrenado sobre todo hacia un desenlace más propio de una cinta de acción, persecución mediante, todo ello rodado con gran pericia técnica; y con momentos nostálgicos, casi melancólicos, que une la referencia a la orfandad y cómo se puede superar».


    De lo dicho hasta ahora podría retenerse la crítica de que El tiempo contigo es algo irregular, aunque esa irregularidad sea en parte intencional por la heterogeneidad de sus componentes. Todo ello está en cualquier caso armonizado por una maravillosa fotografía, colorida y luminosa incluso durante esas tormentas que si no fuera por la intervención de esa misteriosa chica se volverían eternas. A ella la conoce más a fondo nuestro joven héroe gracias a un encargo de su revista, interesada en informarse sobre ese poder meteorológico asociado a mujeres mitológicas, en las que muchos siguen creyendo. De hecho la historia tiene una premisa fantástica pero la desarrolla como si fuera parte de una verosimilitud cotidiana, pues casi nadie se sorprende hasta el punto de cuestionar su cordura cuando asiste a esos repentinos parones de la lluvia y prolongados destellos de sol, simplemente provocados por la bendición de una muchacha. El tono mismo es entonces algo extraño, aunque igualmente contribuye al encanto de la película. Esta tiene una indudable seña de identidad, no busca convertir a ningún escéptico sino hacer disfrutar a los que vayamos a verla sin recelo, y lo hace a base de intensidad y emoción, con un ritmo casi desenfrenado sobre todo hacia un desenlace más propio de una cinta de acción, persecución mediante, todo ello rodado con gran pericia técnica; y con momentos nostálgicos, casi melancólicos, que une la referencia a la orfandad y cómo se puede superar. A partir de ahí la historia no se queda a un nivel superficial o de intimidad ya conocida, sino que conecta con un mensaje más amplio y reciente, derivado del cambio climático. Este se presenta como inevitable y si los seres humanos no pueden hacer nada para detenerlo, deben aprender a vivir con ello, y a vivir también mejor entre sí pues las inclemencias de la naturaleza no se pueden sobrellevar o resistir en solitario. Esta solidaridad ha sido patente en catástrofes naturales que han azotado gran parte del mundo en los últimos años, incluidas España o Japón, y pese a los destrozos y pérdidas siempre se ha salido adelante. El paso siguiente sería entonces aceptar el problema e incorporarlo no en su ajenidad sino en su constante cercanía, aunque pueda significar el fin del mundo al que estamos acostumbrados. Estaríamos en suma ante una visión casi positiva de un acontecimiento que es esencialmente negativo, tal como lo presenta aquí Shinkai y lo enlaza con la relación entre los dos protagonistas, que solo así pueden permanecer juntos. He aquí de hecho la mayor diferencia con Your Name, donde los personajes principales por el contrario tenían que sortear una inevitabilidad natural para juntarse. Por tanto, por muy similares que sean las dos películas, su conclusión es opuesta, y de esa comparación esta última sustrae su verdadera fuerza | ★★★★☆


    Ignacio Navarro Mejía |
    © Revista EAM / Festival de San Sebastián


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