La consolidación de Sciamma
Tráiler VOSE de «Retrato de una mujer en llamas».
«Vivir en un mundo que no te permite vivir tu deseo no implica que el deseo desaparezca, y no huir no significa que no quieras hacerlo. Quería devolverles sus corazones, almas y cuerpos. Esta película no trata de preguntarse si una relación de este tipo sería posible; no lo es, y ellas lo saben. Pero quería mostrar lo luminoso y satisfactorio que podría ser», este fragmento, extraído de una entrevista de Marta Balaga a Céline Sciamma para Cineuropa, define el espíritu de la cuarta película de una realizadora que, como ya demostrara en sus trabajos previos, ha dejado atrás la etiqueta de promesa para convertirse en la gran realidad del cine de autor galo. Así lo subraya su primera selección en la competición del certamen francés por excelencia, Cannes, coronada con un premio al mejor guion.
Retrato de una mujer en llamas (Portrait de la jeune fille en feu, 2019) es para esta publicación una de las cumbres no solo del certamen cannoise, sino también del año, como demuestran las palabras de nuestro compañero Alberto Sáez tras su proyección en el teatro Lumière:
«La película arranca firme, pero con cautela, de forma tímida, sin dejar entrever su verdadero potencial, simplemente permitiendo al público entender la aparente sencillez de su argumento: una pintora a la que se le ha encargado el retrato de Héloïse, una joven recién llegada de un convento que no permite posar para ningún pintor, por lo que Marianne tendrá que observar a Hèloïse con minuciosidad para llevar a cabo su retrato cuando ella no esté presente. Sin embargo, no será hasta casi el comienzo de la segunda mitad cuando el filme se muestre en todo su esplendor. En ese momento se llega a un punto de conexión entre protagonistas fascinante. La música se acentúa, la pintura fluye y la emoción estalla. Y la pasión se desborda y la comprensión aflora y las pequeñas mentiras piadosas se desvanecen pues no queda espacio entre esos dos cuerpos más que para la sinceridad. Entonces entra el inevitable dolor, y estamos obligados a mirar porque la cámara no nos va a permitir que apartemos la vista de unas lágrimas que no entendemos bien si son de nostalgia, felicidad, miedo o todo junto. Solo sabemos que la música suena con mayor intensidad que nunca y que queremos que siga sonando, que no se termine porque algo hay en este final que nos hace recuperar la esperanza, aunque sea por un momento, en que todo va a salir bien | 82/100 | Alberto Sáez Villarino».
El filme nos sitúa en «Bretaña francesa, 1770. Marianne es una pintora que debe realizar el retrato matrimonial de Héloïse, una joven que acaba de dejar el convento. Héloïse no acepta su destino como mujer casada y se niega a posar, por lo que Marianne debe trabajar en secreto. Para ello, se hace pasar por dama de compañía, para así observarla de día y pintarla de noche. Su relación se vuelve más intensa a medida que comparten juntas los últimos momentos de libertad de Héloïse antes de su boda». Unas espléndidas Adèle Haenel y Noémie Merlant dan vida a la pareja protagonista, un relato de amor prohibido rodado con una sensibilidad inusitada que apela a la identidad de la mujer dentro de un período lleno de cadenas.
Retrato de una mujer en llamas llegará a España el 18 de octubre gracias a Karma Films. Antes pasará por el Festival de San Sebastián como una de las Perlas del evento donostiarra.
(1) Fuente entrevista.
(2) Fuente sinopsis oficial.
(3) Crítica de Alberto Sáez.