Oh, Nicolas
Cuarto capítulo de la crónica de la 72ª edición del Festival de Cannes.
Seguimos con las lluvias en Cannes, aunque para la jornada de hoy no podríamos haber esperado un tiempo más acorde al tipo de cine que estaba por llegar, y no lo decimos en sentido negativo, sino como un aliciente asimilativo de la propia esencia contextual de la frialdad nigérrima de dos de las grandes ficciones que teníamos a la vista.
Too Old To Die Young
Capítulos North of Hollywood [4] y West of Hell [5] | Fuera de competición
La agenda de la mañana quedaba tenía reseñado en mayúsculas uno de los grandes acontecimientos de este certamen: la presentación de Too Old To Die Young, el primer trabajo para la televisión de Nicolas Winding Refn. Tras el primer visionado de éste, correspondiente a una pequeña muestra compuesta por los episodios cuatro y cinco de la serie, no podemos sino rendirnos a la genialidad de este fantástico director que, conociendo la industria como si de su propia casa se tratase, sabe adaptarse de forma asombrosa a las exigencias principales del consumidor “streaming”. Refn utiliza un argumento muy prometedor y adictivo para conseguir la atención del espectador. Éste no es otro que el violento ojo por ojo que un agente de policía y un misterioso compañero vengativo se han propuesto llevar a cabo contra algunos de los seres más despreciables de Los Ángeles. No hay duda de que si hay un subgénero que haya funcionado en los tiempos modernos es el de la venganza; la obsesiva necesidad de ajusticiar al desalmado de forma brutal e indolente; y con esa premisa es como Refn consigue acercar al consumidor medio a un eatilo surrealista propio, alejado del mainstream. Y lo hace sin renunciar a su característico sello de identidad, definido por el onirismo existencial, largas tomas silentes y lacónicos personajes claramente enfrentados y dominados por sus propios demonios internos.
Miles Teller protagoniza esta ficción, que el propio Refn ha definido como una película de 13 horas, representando a Martin, un policía anímicamente roto que ha decidido no tolerar más injusticia a su alrededor. Por este motivo, Martin se pone en contacto con un peligroso mafioso a quien le pide que le asigne a los seres más desagradables y monstruosos que conozca para acabar con ellos. Una vez más, comprendemos que el antihéroe se mueve por unas motivaciones turbulentas que se alejan del ánimo lucrativo o la esperanza de cambiar el mundo. Tanto él como Viggo, su compañero homicida, personalizan seres totalmente desencantados y en un estado de apatía extremo. Una de las claves de la serie será, por lo tanto, indagar en la complicada psicología del protagonista, entender sus frustraciones, sus traumas y, por último, los motivos que lo han llevado a cruzar esa borrosa línea que separa la justicia de la criminalidad. La única condición que se nos pide para alcanzar dicho propósito será la de adentrarnos sin reparos en una pesadilla diferente cada capítulo, en los enclaves más sórdidos y deleznables de la sociedad y conocer el verdadero rostro del mal | 85/100 | Alberto Sáez Villarino.
Estados Unidos. 2019. Título original: Too Old To Die Young. Director: Nicolas Winding Refn. Guion: Ed Brubaker, Nicolas Winding Refn, Halley Wegryn Gross. Fotografía: Darius Khondji, Diego Garcia. Música: Cliff Martinez. Duración: 90 minutos por episodio. Montaje: Matthew Newman. Productora: Amazon Video. Diseño de producción: Tom Foden. Diseño de vestuario: Jennifer Johnson. Intérpretes: Miles Teller, Jena Malone, John Hawkes, William Baldwin, Nell Tiger Free, Callie Hernandez, Babs Olusanmokun, Celestin Cornielle, Kegn Matungulu, Cristina Rodlo, Dereck Smith, Augusto Aguilera, Hart Bochner, Natasha Sims, Rigo Sanchez, Maxine Bahns, Alejandro Barrios, Anthony M. Bertram, Miguel Angel Caballero, Kristin Carey, Sarah Chaney, Chris Coppola, Shawna Della-Ricca, Ethan Flower, Christine Horn, Yoshio Iizuka, Zee James, Carlotta Montanari, Stephen Quadros, Zabeth Russell, David Terrell, Hideo Kojima. Presentación oficial: Festival de Cannes 2019.
THE WILD GOOSE LAKE
南方車站的聚會, Yinan Diao, China | COMPETICIÓN.
En la truculenta narrativa que Diao Yinan erige para su última película: The Wild Goose Lake, podemos apreciar un sublime gusto por la diacronía del crimen. Su enfoque parte de una posición casi estática, y poco a poco avanza, en ese deslumbrante entramado decadente y fascinante a partes iguales, hacia lo anónimo y lo fugaz como eje vertebrador de una historia violenta, donde no es tan importante la definición argumental de la misma como la absorbente naturalidad con la que nos atrapa, puesto que mezcla, en un juego de hibridación textual, algunos de los elementos más efectivos de la cinematografía china moderna con otros procedentes del imaginario típico del cine negro canónico estadounidense. Esa fugacidad está presente tanto en el apartado social, en la percepción ideológica de cada protagonista, como en el económico; una preocupación unánime de la actual filmografía china, que introduce el neoliberalismo y el enriquecimiento rápido como una carrera contrarreloj contra occidente en la que no pueden desfallecer. El anonimato llega, sin embargo, de la frialdad social, esa perspectiva de las relaciones sociales también fuertemente arraigada al gigante asiático, donde se aprecia una total desconexión entre lo familiar y lo sexual. La intensidad y la ansiedad con la que se afronta la violencia y el desasosiego social que afecta a todos los estratos sociales, pone en evidencia esa lucha recíproca del bien contra el mal en la que, mezclándose los bandos en una relación ética en constante cuestionamiento, nos lleva a imaginar un cine negro chino con personalidad propia, con una deuda muy importante al noir americano, pero sin renunciar a sus principios fundamentales.
La trama sigue a Zhou Zenong, un líder de una mafia callejera que acaba de salir de prisión y se ve envuelto en una brutal pelea de bandas que termina de forma trágica. A partir de ese momento, Zhou se convierte en el enemigo público número uno y tendrá que huir de sus rivales mafiosos y de la policía bajo una gran recompensa que cuelga sobre su cabeza. Los momentos de violencia extrema irán alternándose con trepidantes persecuciones y escenas reflexivas sobre la lealtad, el amor o el precio de una vida. La lluvia y la noche vuelven a ser los protagonistas de una escenografía que va oscureciéndose a cada segundo, haciendo así de acompañamiento perfecto para la creciente intensidad dramática, que no deja de aumentar hasta que llegamos al abrupto desenlace. El realizador se confirma como una de las voces más interesantes y resolutivas del nuevo cine chino, dejando una de las mejores impresiones de lo que llevamos de festival | 78/100 | Alberto Sáez Villarino.
China, 2019. Título original: Nan Fang Che Zhan De Ju Hui. Director: Diao Yinan. Guion: Diao Yinan. Fotografía: Dong Jingsong. Música: B6. Duración: 117 minutos. Montaje: Jinlei Kong. Productora: Green Ray Films / Memento. Gwei Lun-Mei, Hu Ge, Liao Fan, Regina Wan, Meihuizi Zeng, Huang Jue, Qi Dao. Presentación oficial: Festival de Cannes 2019.
PAPICHA
Mounia Meddour, Francia, Argelia | UN CERTAIN REGARD.
Tras todos estos años siendo la cita imprescindible y más importante de ese llamado cine de autor mundial, el Festival de Cannes ha creado sus propios “géneros”. Uno de ellos se enmarca dentro de la sección Un certain regard y se trata de esa película de un país norteafricano con fuerte influencia francesa (como Marruecos, Argelia o Túnez), realizada por una joven directora (en muchas ocasiones, se trata de su ópera prima) y que tiene como protagonista a adolescentes que se enfrentan a los rígidos postulados de la sociedad de su país con la voluntad de liberarse y rebelarse contra todo su entorno (familia y amigos incluidos), que no logran entenderla. Echando la vista atrás, en las dos últimas ediciones nos salen títulos como Sofia de Meryem Benm’barek, Mon tissu préféré de Gaya Jiji o Beauty and the dogs, de Kaouther Ben Hania. Son películas correctas, solventes y efectistas con arcos dramáticos muy marcados. Papicha, debut de Mounia Meddour, se rige perfectamente por esta definición. Narra la historia de una joven universitaria, Nedjma, que en los albores de la guerra civil de Argelia a principios de los años 90 sueña con ser diseñadora y organiza un pase de modelos en su facultad, justo cuando diversos grupos islamistas censuran los modos de vestir occidentalizados de las jóvenes.
La propuesta de Meddour no aporta nada nuevo al estilo ni al tipo de historia que narra. Se trata de escoger una protagonista con gancho (siempre amparado por el “inspirado en hechos reales” de rigor), contar una historia de liberación en la que cada giro es necesario y previsible, y donde la transparencia narrativa es más importante que la propuesta visual: es decir, la historia (el qué) por encima de la experiencia cinematográfica (el cómo, el estilo). En ese sentido, nada que reprochar: Meddour no esconde sus cartas en ningún momento y es honesta con el tipo de película que se propone presentar al público. Quizás juega demasiado en su contra ese manido recurso de repetir imágenes felices de los primeros momentos del filme justo después del trágico clímax final, algo que va en detrimento del propio desarrollo propuesto (si es necesario recuperar imágenes para subrayar una idea con la que el público ya de por sí se puede identificar rápidamente, es que algo no se ha acabado de hacer bien). Con todo, y como suele pasar, este género cannoise siempre esconde un as debajo de la manga: el descubrimiento de una joven actriz talentosa que se luce en un papel lleno de rabia, ternura y posibilidades de lucimiento actoral. En este caso, Lyna Khoudri (y el resto de las actrices que la acompañan) encajan, de nuevo, en la descripción | 40/100 | Víctor Blanes Picó.
Francia, Algeria, Bélgica, Qatar, 2019. Título original: Papicha. Dirección: Mounia Meddour. Guion: Mounia Meddour. Producción: Tayda Film / Ink Connection / High Sea Productions. Fotografía: Léo Lefèvre. Música: Robin Coubert. Reparto: Lyna Khoudri, Shirine Boutella, Nadia Kaci, Amira Hilda Douaouda, Zahra Doumandji.