Un hombre y su destino
Crítica ★★★★ de «The Old Man and the Gun», de David Lowery.
Estados Unidos, 2018. Título original: «The Old Man & the Gun». Director: David Lowery. Guion: David Lowery, David Grann (Artículo: David Grann). Productores: Toby Halbrooks, Bill Holderman, James M. Johnston, Anthony Mastromauro, Dawn Ostroff, Robert Redford, Jeremy Stecker, James D. Stern. Productoras: Identity Films / Wildwood Enterprises / Endgame Entertainment / Conde Nast Entertainment / Sailor Bear. Distribuida por Fox Searchlight. Fotografía: Joe Anderson. Música: Daniel Hart. Montaje: Lisa Zeno Churgin. Reparto: Robert Redford, Sissy Spacek, Casey Affleck, Danny Glover, Tom Waits, John David Washington, Elisabeth Moss, Keith Carradine.
Hay que asumirlo. Las grandes estrellas del celuloide comienzan a desaparecer poco a poco de las pantallas y únicamente nos quedarán sus legados en forma de maravillosas actuaciones, regaladas durante décadas de dedicación al gran público. Robert Redford, para siempre uno de los galanes más carismáticos de Hollywood, capaz de levantar pasiones en distintas generaciones de espectadores, llevaba unos años avisando de que el momento de su retiro estaría cerca. A las puertas de convertirse en octogenario, tuvo tiempo de demostrar que aún era capaz de levantar toda una película con su única presencia en Cuando todo está perdido (J.C. Chandor, 2013), una historia de supervivencia en alta mar donde se enfrentó a un papel complicado por las duras exigencias físicas que requería. Y, hace un par de temporadas, se reencontró con la que fue, sin duda, su mejor compañera romántica en la gran pantalla, Jane Fonda, en el drama Nosotros en la noche (Ritesh Baltra, 2017), donde ambos dejaron constancia de que su magia continuaba intacta, con la misma fuerza que la que transmitieran en Descalzos por el parque (Gene Saks, 1967) o El jinete eléctrico (Sydney Pollack, 1979). Redford, aparte de ser un excelente actor, es toda una estrella, por lo que, al contrario que otros colegas de profesión de su generación, ha podido compatibilizar en el último tramo de su extensa trayectoria sus apariciones como secundario de lujo en grandes producciones con personajes protagonistas en proyectos más modestos en los que su presencia era el mayor reclamo. Pues bien, parece que la despedida definitiva de Redford es una realidad y The Old Man and the Gun (2018) es la cinta que pasará a la historia por ser su testamento cinematográfico. Un adiós que cuenta con un personaje protagonista que reúne todas las cualidades que han definido al rubio actor como artista, elegante, relajado, caballero, que encara la recta final de la vida con una sonrisa en los labios y con la serenidad alcanzada por la certeza del deber cumplido. Una salida por la puerta grande que, al mismo tiempo, evita hacer excesivo ruido o incurrir en ínfulas de falsa trascendencia.
David Lowery, cineasta dotado de una sensibilidad especial, a quien debemos títulos como En un lugar sin ley (2013) y la poética A Ghost Story (2017), ha tomado la historia real de Forrest Tucker, un ladrón de bancos que pasó toda su vida perseguido por la policía y huyendo de distintas prisiones (especialmente recordada fue su fuga de San Quentin a los 70 años), y que cometió su último robo siendo ya octogenario, para brindarle a Redford, con quien ya había colaborado en Peter y el dragón (2016), un papel a su medida. Para ello, ha contado con la colaboración en el guion del periodista David Grann, autor del artículo sobre la figura de Tucker en el que se basa el filme. Concretamente, la película de Lowery nos sitúa a principios de la década de los ochenta, con el anciano ladrón perpetrando aún sus golpes en compañía de dos compinches igual de veteranos. Si había algo que caracterizaba a Tucker como “criminal” eran los suaves métodos empleados en sus robos, no perdiendo jamás la amabilidad y unos modales de caballero hacia sus víctimas ni utilizando esa pistola que siempre le acompañaba. Se trataba de un delincuente atípico que parecía moverse más por la adrenalina y satisfacción que le suponían estos quebrantamientos de la ley que por la codicia o el afán de enriquecerse. Sencillamente, era el tipo de vida que había elegido tener y se sentía feliz ejerciéndolo, algo que era incompatible con echar raíces en un mismo lugar o mantenerse fiel al amor de una mujer o a las obligaciones de mantener una familia. Unas convicciones que, como muestra la película de Lowery, se tambalearon ligeramente cuando se cruzó en su vida Jewel, una mujer viuda que podría ser su último tren para aparcar su carrera delictiva. Pero, ¿de verdad un espíritu libre como Tucker estaría dispuesto a renunciar a esas hazañas que dieron importancia a su vida y limitarse a llevar una tranquila vida de jubilado en un rancho, rodeado de caballos?.
«The Old Man and the Gun es una cinta sumamente agradable que deambula con soltura entre la peripecia criminal y el romance crepuscular, haciendo alarde de un sanísimo sentido del humor (una lástima que no se aprovecharan más las presencias de unos divertidos Danny Glover y Tom Waits, otros dos grandes actores de esa generación en peligro de extinción)».
The Old Man and the Gun es una película que encuentra su grandeza en la sinceridad y desarmante sencillez de su propuesta. Hay poco o nada de dramatismo ni de halo de fatalidad en las circunstancias que rodean a los últimos compases del protagonista como ladrón, ya que, por el contrario, sus responsables han optado por rendir tributo a esa figura de simpático caradura al margen de la ley que Redford tan bien ha representado a lo largo de su carrera. Su Tucker viene a ser una extensión de aquellos inolvidables personajes que inmortalizara en dos clásicos como Dos hombres y un destino (1969) o El golpe (1973), ambos bajo la dirección de George Roy Hill. La película, además, recurre a una serie de flashbacks para mostrar algunas de las correrías pasadas del protagonista, en los que se reciclan fotogramas de otras obras míticas del actor, entre ellas La jauría humana (Arthur Penn, 1966), donde también dio vida a un prófugo de la justicia. Redford entrega una interpretación impecable, plena de sabiduría y un saber estar que ha perfeccionado con los años, y fiel al espíritu de rebeldía que impregnó a sus mejores papeles, alcanzando con la no menos excelente Sissy Spacek una encantadora complicidad romántica que funciona mucho mejor en la historia que esa relación, a medio camino entre la rivalidad y la admiración y respeto, que establece Tucker con el policía encarnado por Casey Affleck (en su tercer trabajo con Lowery), bastante menos explotada. The Old Man and the Gun es una cinta sumamente agradable que deambula con soltura entre la peripecia criminal y el romance crepuscular, haciendo alarde de un sanísimo sentido del humor (una lástima que no se aprovecharan más las presencias de unos divertidos Danny Glover y Tom Waits, otros dos grandes actores de esa generación en peligro de extinción). Su estilo clásico, más cercano a la sobriedad setentera y desprovisto de ese cinismo que baña el cine actual, así como la sensación que desprende el personaje protagonista de funcionar como compendio de todo lo aprendido por Redford en casi seis décadas de carrera, es muy similar a lo que otra vieja gloria del cine como Clint Eastwood nos brindó en Gran Torino (2008), donde sublimó su sempiterna imagen de tipo duro, llevándola a unos registros más vulnerables, en uno de sus roles más entrañables. Puede que no estemos, ni de lejos, ante una de las grandes obras protagonizadas por Redford, pero no cabe duda de que el actor no podría haber imaginado una forma de retirarse más apropiada. Solo él y el más que palpable amor que los creadores de The Old Man and the Gun hacia lo que su estrella ha significado para el séptimo arte son los responsables de que el filme trascienda más allá del entretenimiento de calidad para ser un testamento cinematográfico cargado de cariño y honestidad. El hermoso canto del cisne de uno de los grandes | ★★★★
José Martín León
© Revista EAM / Madrid
The Old Man and the Gun se estrenó el 1 de febrero en España gracias a Vértigo Films.