Ahora o nunca
Crónica IV de la 22ª edición del Festival Black Nights de Tallin.
Lo primero que un crítico de cine hace al llegar a un festival, si no lo ha hecho antes, es organizarse el programa. Hay mucho que ver, en múltiples secciones, y horas limitadas (sobre todo, si se debe trabajar y se desea comer, pasear y, a ser posible, dormir). Por norma general, se da prioridad a la Sección Oficial; a fin de cuentas, es el símbolo del certamen: de ahí saldrán los premios y, probablemente, las mayores sorpresas (no siempre para bien, eso sí). Aun así, por imposibilidad horaria, siempre se acaba escapando alguna producción que termina ganando un premio importante; no falla. Y es que, aunque el apartado principal suele llevarse la principal atención de la prensa, hay muchos otros que también la merecen… y de vez en cuando merecen ser antepuestos. En el caso del Black Nights Film Festival, entre ellos destaca el correspondiente a óperas primas (a menudo, también estrenadas mundialmente), siempre interesante por el aire fresco que conlleva, así como los dedicados al cine báltico en general y el estonio en particular (a fin de cuentas, ya que está uno en Estonia, qué menos que ver alguna que otra producción de la zona, sobre todo cuando los títulos bálticos estrenados comercialmente en España durante los últimos años se cuentan con los dedos de una mano). Además, como saben los cinéfilos e ignoran los demás, todo certamen cinematográfico que se preste tiene su propia recolección de títulos de otros eventos, de forma que Sundance, Berlín o Cannes, aun inaugurando el panorama festivalero, siguen teniendo gran repercusión durante el resto del año. Ejemplo de esto han sido este año en Tallin, por citar un título por certamen, Leave No Trace, de Debra Granik; A la vuelta de la esquina, de Thomas Stuber, o Ash Is Purest White, de Jia Zhang Ke, tres de las mejores películas del 2018. La diferencia radica en que estos últimos, con seguridad, podrán recuperarse de un manera u otra, mientras que las cintas integrantes de las secciones principales corren riesgo de perderse para siempre de no ser vistas ahí: durante los días que transcurre el festival, las tiene uno presentes; pasado el tiempo, a raíz del atosigamiento de nuevos estrenos y eventos, quién sabe. Con obras como As I Fall, de Magnus Meyer Arnesen; Sheeple, de Houman Seyedi, o Fire Lily, de Maria Avdjuško, tal vez sea cuestión de “ahora o nunca”… Y, claro, más vale que sea ahora.
NIÑA ERRANTE
Rubén Mendoza, Colombia, Francia ǀ SECCIÓN OFICIAL.
Angela, de doce años se reúne con sus tres treintañeras hermanastras por primera vez tras el fallecimiento del padre, de forma que un final —una muerte— trae un nuevo comienzo. Las cuatro comparten sangre, claro, pero no los recuerdos que ello suele conllevar, lo que desemboca en un encuentro agridulce ante el que ninguna sabe cómo reaccionar. Además, la brecha temporal que separa a Ángela de las otras tres marca vidas muy diferentes, situando a la pequeña en una situación de desventaja emocional. Para complicar todo aún más, el padre era una figura envuelta en oscuridad cuyo final no es del todo una mala noticia pero sí fuerza a encontrar un nuevo lugar para la niña, a la que se decidirá dejar con su tía para rehuir los servicios sociales. Sofía Paz Jara, Carolina Ramírez, Lina Marcela Sánchez y María Camila Mejía brillan juntas y por separado, colmando de naturalidad todas y cada una de sus escenas pese al halo melodramático que las rodea. Juegan con ventaja, claro: Rubén Mendoza, guionista y director, es todo un ejemplo de la honestidad cinematográfica, como muestran obras como La sociedad del semáforo (2010) o Señorita María: La falda de la montaña (2017), a menudo entre la ficción y el documental. De sus variadas producciones, quizá Niña errante sea la que menos corte documentalista tiene, pero sí mantiene esa esencia naturalista que da tanta fuerza a sus sentimientos e interpretaciones. Estamos, también, ante la puesta en escena más cuidada de la carrera del cineasta colombiano, siendo múltiples las ocasiones que la hipnótica fotografía que Sofía Oggioni firma junto al propio Mendoza nos regala imágenes para el recuerdo. Entre ellas, destaca ese juego entre feminidad y rigidez, entre paz y violencia, entre humanidad y artificio, entre vida y muerte, que configura su escena más icónica: una chica estirándose ante una pala excavadora, casi un espejo. Hay también ahí, como lo hay en los sugerentes planos de la naturaleza, un misterio cautivador que, sin dar siempre respuestas, atrapa y fascina. Al final, Niña errante es un delicado retrato del cambio: el de una niña forzada a madurar demasiado rápido y el de un país que ya se ha tomado demasiado tiempo para hacerlo. 77/100.
Colombia, Francia, 2018. Título original: Niña errante. Presentación: Festival de Tallin 2018. Dirección: Rubén Mendoza. Guion: Rubén Mendoza. Productora: Día Fragma Fábrica de Películas SAS. Fotografía: Sofía Oggioni, Rubén Mendoza. Montaje: Andrea Chignoli, Rubén Mendoza. Música: Las Ánez. Reparto: Sofía Paz Jara, Carolina Ramírez, Lina Marcela Sánchez, María Camila Mejía. Duración: 82 minutos.
SUNBURN
Un golpe de sol, Vicente Alves do Ó, Portugal ǀ SECCIÓN OFICIAL.
Cuatro amigos, tres hombres y una mujer, todos ellos con cuerpos esculturales y mentes atormentadas, se reúnen en una apacible villa portuguesa para disfrutar del verano. Todo es hermoso en Sunburn, desde la piscina —icónico cisne hinchable incluido— hasta las habitaciones, pero ninguno es capaz de disfrutar del momento del todo. Así, más que aprovechar el presente, maldicen el pasado mientras esperan un futuro que no llega, materializado en una visita inminente que mantendrá al espectador en vilo durante toda la película. Esa visita, ese hombre esperado, tiene relación directa con los cuatro personajes, los cuales comparten a su vez relaciones en todas las direcciones. Y es que todos ellos están marcados por amar o haber amado a la persona equivocada, siendo a su vez amados por alguien a quien no pueden corresponder. Sus hermosos cuerpos, ejercitados en el gimnasio y bronceados al sol, harán las delicias del espectador, pero no sirven de nada a quienes los poseen de cara a la felicidad soñada. Ricardo Pereira, Oceana Basílio, Nuno Pardal y Ricardo Barbosa ofrecen un trabajo coral magnífico, bordando tanto el carácter carismático de cada personaje como la química entre unos y otros: a menudo, basta una mirada para entender lo que las palabras callan. Tras la cámara, Vicente Alves do Ó firma y dirige una producción que, por la escasez de reparto y localizaciones, parece más adecuada para el teatro y carece sin embargo de teatralidad alguna gracias a los elegantes encuadres y las sutiles interpretaciones, las cuales se vuelven, eso sí, más potentes y trágicas conforme la trama cobra tintes más melodramáticos. La comedia, el drama y el suspense se entrelazan de maravilla, generando ganas atroces de saber más pero sin descuidar necesarias escenas de calma en las que los cuatro personajes interactúan con plena naturalidad, por lo general, eso sí, desvelando pequeñas pistas sobre los fantasmas que los persiguen. ¿De dónde viene la suprema tristeza que envuelve a personas que parecen tenerlo todo para ser felices? Sin prisa pero sin pausa, lo vamos descubriendo, ofreciendo el guion instantáneas tanto de impactante dramatismo como de una fuerte carga sexual bañada en tristeza que por momentos convierte a todos en diablos y, sin embargo, guarda siempre espacio para la redención y la esperanza. Bravo, por último, por el nada tópico plantel de personajes gais y bisexuales, a los que el realizador ya retrató con éxito en 2017 con su previa Al Berto, marcando quizá un nuevo y bienvenido rumbo en su filmografía. 73/100.
Portugal, 2018. Título original: Un golpe de sol. Presentación: Festival de Tallin 2018. Dirección: Vicente Alves do Ó. Guion: Vicente Alves do Ó. Productora: Ukbar Filmes. Fotografía: Luís Branquinho. Montaje: Hugo Santiago. Reparto: Ricardo Pereira, Oceana Basílio, Nuno Pardal, Ricardo Barbosa, Rafael Gomes. Duración: 82 minutos.
THEN CAME YOU
Peter Hutchings, Estados Unidos ǀ JF YOUTH PROGRAMME.
Un chico hipocondríaco y una chica desvergonzada coinciden en una sesión de ayuda a enfermos terminales. Él sólo está ahí como terapia para su perenne miedo a enfermar, causado por la muerte de su hermana gemela años atrás; ella, sin embargo, se enfrenta a la última etapa de un cáncer que terminará pronto con su vida. Entre ambos, dos outsiders en un mundo demasiado ocupado consigo mismo, brota una amistad encantadora de la que ambos se beneficiarán sin dar a cambio nada más que su lealtad. El debutante Fergal Rock firma un guion simpático y sincero que Peter Hutchings, quien ya se dedicó a la generación Millennial con Rhymes with Banana (2012) y Marginados (2017), lleva a la pantalla grande con suma sensibilidad, conscientes ambos de los códigos del cine comercial juvenil que ya explotó recientemente con éxito Bajo la misma estrella (Josh Boone, 2014), en la que tanto Shailene Woodley como Ansel Elgort encarnaban a enfermos terminales. Estamos ante un tema innegablemente dramático que pide a la fuerza un toque de esperanza tanto para llegar a todos los públicos como para dejar el buen sabor de boca que en el fondo requiere: no es cuestión de esconder el verdadero dolor que en todos los sentidos acarrea el cáncer, sino de acompañarlo de otros sentimientos que insten a quienes lo tienen dentro o cerca a seguir luchando. Hasta que los médicos encuentren una solución que, atendiendo a los relativamente escasos medios a ello dedicados, tardará en llegar, poco puede hacerse por luchar contra la destructiva enfermedad, pero sí se puede tratar de sobrellevarla de la mejor manera posible. Para ello, Then Came You impregna todo de un delicioso humor que acompaña bien la idea que el propio título acarrea: hasta de las peores circunstancias puede sacarse algo bueno. Y, aunque evidente, que un chico aprenda a superar su miedo a la vida gracias a una chica a punto de perderla es casi tan motivador como ver a esta aprovechar al máximo el tiempo que le queda gracias a alguien que llevaba tiempo sin disfrutar nada del todo. Por fuerza sentimental, pero no por ello forzada, la película debe gran parte de su nervio a sus protagonistas, dos promesas del cine estadounidense contemporáneo: Maisie Williams, una de las estrellas de Juego de Tronos, y Asa Butterfield, quien no ha dejado de trabajar desde ser lanzado al estrellato por El niño del pijama de rayas (Mark Herman, 2008). Ella está divertidísima; él, tan tierno como siempre; juntos, hacen magia. 77/100.
Estados Unidos, 2018. Título original: Then Came You. Presentación: Festival de Woodstock 2018. Dirección: Peter Hutchings. Guion: Fergal Rock. Productora: BCDF Pictures. Fotografía: Andre Lascaris. Montaje: Jacob Craycroft, Jason Nicholson. Música: Spencer David Hutchings. Reparto: Asa Butterfield, Maisie Williams, Tyler Hoechlin, Nina Dobrev, Peyton List, Ken Jeong, Sonya Walger, David Koechner. Duración: 97 minutos.
Juan Roures
© Revista EAM / Tallin