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    Cine Alemán Siglo XXI

    Las 10 mejores películas del 15º Festival de Cine Europeo de Sevilla

    Especial SEFF 2018

    Las 10 mejores películas.

    Celebrado anualmente en noviembre desde el 2004, el Festival de Cine Europeo de Sevilla constituye el evento más importante en lo que a la cinematografía del viejo continente respecta, si bien sigue tratándose de un certamen humilde por el que pasan pocas obras maestras pero sí innumerables trabajos de innegable interés. La Sección Oficial de la 15ª edición ha contado con algunos de los nombres más emblemáticos del cine europeo contemporáneo, pero por lo general con trabajos tremendamente divisorios. Hablamos de Olivier Assayas (Non-Fiction), Nuri Bilge Ceylan (El peral salvaje), Florian Henckel von Donnersmarck (Obra sin autor), Mia Hansen-Løve (Maya), László Nemes (Atardecer ), Christoph Honoré (Vivir deprisa, amar despacio) y Abdellatif Kechike (Mektoub, My Love: canto uno). Ninguno de ellos ha convencido unánimemente, si bien todos se han mantenido fieles al estilo que les dio el nombre. Entretanto, películas a priori menos llamativas como Donbass, de Sergei Loznitsa; Joy, de Sudabeh Mortezai; M, de Yolande Zauberman; Ray & Liz, de Richard Billingham, o Ruben Brandt, Collector, de Miolroad Krstic, han generado un soplo de aire fresco no necesariamente relegado al apartado de Las Nuevas Olas. De este último, destinado al talento revelación, han brotado las mayores sorpresas del festival, aunque no siempre para bien. Jumpman, de Ivan I. Tverdovsky; Shéhérazade, de Jean-Bernard Marlin; Something Is Happening, de Anne Alix, o Sauvage, de Camille Vidal-Naquet, entre otras, instan a seguir la pista a sus creadores. Por su parte, el popular apartado de Selección EFA ha albergado dos de las películas finalmente nominadas en la categoría principal de los Premios de Cine Europeo (la sorprendente Border, de Ali Abbasi, y la devastadora Girl, de Lukas Dhont, esta última fuera de concurso y del top que nos ocupa por haber sido ya estrenada en cines), así como otros trabajos cuyo público quizá sea demasiado reducido para la temporada de premios, a destacar Beast, de Michael Pearce; La casa de Jack, de Lars von Trier; Diamantino, de Gabriel Abrantes y Daniel Schmidt, o Buenos vecinos, de Hafsteinn Gunnar Sigurðsson, las cuales podrán gustar más o menos pero cumplen sin duda con los objetivos que se proponen. Como todo certamen cinematográfico de renombre, el Festival de Sevilla es inabarcable, lo que supone que de forma inevitable muchas joyas terminen pasando desapercibidas. Por no hablar de la difícil tarea de comparar producciones tan variopintas en fondo, forma y contexto, nada más haberlas digerido, para terminar quedándose sólo con una decena. No es por tanto tan importante qué no ha pasado el corte del listado que nos ocupa, como qué lo ha hecho. Sin más dilación, demos paso a las diez mejores películas del gratificante 15º Festival de Cine Europeo Sevilla, confiando en que todas ellas lleguen antes o después a las salas comerciales.

    10. EUFORIA
    Valeria Golino, Italia | SECCIÓN OFICIAL.

    Tras debutar en la dirección con Miel (2013), que tuvo un notable recorrido por festivales europeos, la actriz Valeria Golino se vuelve a poner detrás de las cámaras con Euforia. Quizás el título haga referencia a esa manera de vivir despreocupada, viviendo siempre en busca del lado positivo de las cosas, evitando los dramas: intentando enmascarar la realidad detrás de cada acontecimiento, ya sea bueno o malo. Es la forma de vida de Matteo, un joven directivo exitoso que vive en un ático en Roma, de fiesta en fiesta. Un estado eufórico en parte gracias a la cocaína que consume a cualquier hora del día, en cualquier situación. Su estilo choca de frente con la de su hermano Ettore, un maestro que decidió quedarse en su pueblo natal y continuar con la anodina normalidad del ciudadano medio. Pese a sus diferencias, el diagnóstico de una enfermedad terminal a Ettore les obligará a llevarse bien. Golino cimienta su película sobre dos conflictos principales. Por un lado, el enfrentamiento de caracteres de ambos hermanos. Este parece ser el primer punto dramático de la cinta, pero pronto evoluciona hacia el conflicto personal de Matteo. Esa manera de entender la vida siempre desde la necesidad de que todo vaya bien le empuja a encargarse de todo lo relacionado con su familia, tergiversando la realidad para que nada se altere a su alrededor, para que la felicidad continúe reinando en su lujosa terraza romana con vistas. De este modo, el conflicto fraternal inicial no podrá solucionarse hasta que Matteo no aprenda a enfrentarse a los problemas desde la honestidad sin intentar posponerlos sine die y cuando entienda que, pese a todo el dinero que tiene, este no siempre alcanza para aplazar el inevitable final. Sin caer en el drama y siempre con una narración ligera y con toques de humor, la película de Golino funciona mejor en el dibujo y desarrollo de los personajes que en el desarrollo narrativo, un tanto desequilibrado por demasiados conflictos secundarios. A esto ayuda el buen trabajo de los dos curtidos actores principales, Ricardo Scamarccio y Valerio Mastandrea, que aportan verdad y ternura a dos personajes que deben encontrarse y entenderse antes de que sea demasiado tarde. (Víctor Blanes Picó)

    Italia, 2018. Título original: Euforia. Dirección: Valeria Golino. Guion: Francesca Marciano, Valeria Golino, Valia Santella. Productoras: HT Film / Indigo Film / RAI. Música: Nicola Tescari. Fotografía: Gergely Pohárnok. Reparto: Riccardo Scamarcio, Valerio Mastandrea, Isabella Ferrari, Valentina Cervi, Jasmine Trinca. Duración: 120 minutos.

    09. BORDER
    Gräns, Ali Abbassi, Suecia, Dinamarca | SELECCIÓN EFA.

    En este nuevo mundo cibernético, denominamos «trol» a todo alborotador o polemista que, a través de mensajes en foros digitales, intenta molestar o provocar al resto de los participantes. En la cultura escandinava, estas criaturas eran seres malignos que habitaban grutas y bosques. Su representación es variada, pero una de las historias que abundan en el folklore del norte de Europa muestra a estos seres como salvajes de apariencia humana que realizan pequeños robos y raptan bebés humanos para cambiarlos por recién nacidos de su propia especie. Por utilizar uno de estos nuevos términos de la era de Internet, se dedicaban a trolear a la raza humana con sus pequeños intercambios. El director iraní afincado en Suecia Ali Abbasi adapta un cuento de John Ajvide Lindqvist sobre la historia de Tina, una vigilante de aduanas con la extraña habilidad de oler los sentimientos de la gente que a través de un hombre bastante sospechoso descubrirá sus orígenes. El título Gräns, que significa «frontera», admite diversas lecturas dentro de la historia. Por un lado, Tina no deja de ser una «rara avis» por su extraña aptitud, vive apartada en una cabaña en medio del bosque con su pareja, que más bien es un compañero molesto, y apenas se relaciona con nadie. Por otro lado, la condición de criatura que irá descubriendo le hace atreverse a experimentar su lado más animal y cruzar la línea de lo que se establece como propio del ser humano. Abbasi no pierde la oportunidad de analizar temas como la identidad o el bien y el mal con las licencias propias que le permite una historia con toques fantásticos. ¿Justifica la opresión que han sufrido los troles durante años por la raza humana su plan para sabotear y poner en peligro la existencia de estos? Si cambiamos troles por simios, nos saldrá uno de los argumentos a los que lleva años dándole vueltas Hollywood y su fábrica de hacer secuelas. Lo cierto es que la premisa inicial de la que parte Abbasi, con un personaje capaz de oler sentimientos, resulta mucho más interesante que el desarrollo arquetípico al que se enfrentan sus personajes. Una vez entregada a la historia de amor y al dilema moral entre lo humano y lo instintivo, a la película lo único que le queda es apostar por una imagen potente y que impresione, ese instante que se quede en la retina por insólito, y, si bien la producción se ve lastrada por un maquillaje un tanto tosco, la verdad es que consigue sorprender por cierta relectura sexual sobre el mito de los troles. (Víctor Blanes Picó)

    Suecia, Dinamarca, 2018. Título original: Gräns. Dirección: Ali Abbasi. Guión: Ali Abbasi, Isabella Eklöf, John Ajvide Lindqvist. Fotografía: Nadim Carlsen. Montaje: Olivia Neergaard-Holm, Anders Skov. Música: Christoffer Berg, Martin Dirkov. Reparto: Eva Melander, Eero Milonoff, Jörgen Thorsson, Ann Petrén, Sten Ljunggren. Duración: 101 minutos.

    08. JOY
    Sudabeh Mortezai, Austria | SECCIÓN OFICIAL.

    Tras analizar la dificultad para mantener relaciones sexuales sin estar casado en Irán en el documental In the Bazaar of Sexes (2010) y filmar en falso documental a un joven que debe convertirse en “el hombre de la casa” tras perder a su padre en la guerra en Chechenia en Macondo (2014), Sudabeh Mortezai ha seguido avanzando por el camino que une el documental y la ficción, ofreciendo con Joy un retrato realista y revelador de la trata de mujeres en la Europa contemporánea. Para ello, la realizadora tomó testimonio a varias mujeres atrapadas en redes de prostitución, a quienes rinde homenaje con la naturalidad de cada plano y cada diálogo. En el centro de la acción tenemos a Anwulika Alphonsus y Mariam Sanusi, o sea, Joy y Precious —nombres colmados de ironía que curiosamente evocan un par de populares películas recientes sobre mujeres luchadoras—, quienes ven la vida en la prostitución de manera opuesta, quizá simplemente porque la primera lleva ya demasiado tiempo sumida en ella. Así, Joy, que está a punto de pagar la deuda con su madame y comienza a oler la libertad, está dispuesta a cuanto haga falta por salir adelante, mientras que la mucho más joven Precious se limita a soñar con despertar de la pesadilla a la que acaba de ser arrastrada desde Nigeria. De distintas maneras, ambas son esclavas que tratan de empoderarse en un terrible universo que guarda desventuras en cada esquina. Decidida a exponer una realidad que es suficientemente terrible por sí sola, Mortezai renuncia a todo efectismo narrativo o abalorio formal, limitándose a plasmar la situación desde una respetuosa sencillez. Tanto las prostitutas como la madame, pasando por los clientes y los representantes de los servicios sociales, cada uno de los personajes está enmarcado en una justa escala de grises, siendo todos ellos víctimas y verdugos de un sistema deficiente y despiadado. La propia Joy renuncia parcialmente a nuestra empatía al decir a Precious, poco después de cuidarla como una madre, que no dudará en matarla si lo necesita. Y es que su prioridad es librar a su propia hija, Vienna (otro nombre irónico: reside en Nigeria pero posee el nombre de la capital de Austria, en cuyos rincones más oscuros acontece la acción), del triste destino que le ha tocado a ella. Fresca y devastadora, Joy insta a levantarse contra la hipocresía, fusionando dos preocupaciones europeas especialmente peligrosas cuando van de la mano: la inmigración y el machismo. (Juan Roures)

    Austria, 2018. Título original: Joy. Dirección: Sudabeh Mortezai. Guion: Sudabeh Mortezai. Productora. Música: Nicola Tescari. Fotografía: Klemens Hufnagl. Reparto: Joy Alphonsus, Mariam Precious Sanusi, Angela Ekeleme. Duración: 99 minutos.

    07. BEAST
    Michael Pearce, Reino Unido | SELECCIÓN EFA.

    Beast, ópera prima del director británico Michael Pierce, tiene como personaje principal a Moll (interpretada por Jessie Buckley), una joven que acarrea un pasado conflictivo y vive con sus padres en la pequeña y tranquila isla de Jersey. Pero la calma reinante en esta comunidad pronto se esfuma cuando tienen lugar una serie de misteriosos asesinatos perpetrados por un agresor no identificado. Desde el comienzo del filme, la situación familiar de la protagonista refleja un entorno de presión y autoridad, que en gran medida es representado y personificado por una dominante figura materna. Hilary (Geraldine James), controla cada movimiento de su hija, y está más preocupada por el qué dirán que por afianzar una relación que, a la legua, se percibe trunca y fría. De este modo, la película se concentra en mostrar los intentos de Moll por escapar de un ámbito familiar extremadamente demandante, ya que además de tener que lidiar con la mirada controladora de su madre (que constantemente expresa una evidente predilección por su otra hija), la protagonista se encarga de la difícil tarea de cuidar a su padre, que padece de algún tipo de demencia. Tras conocer a un apuesto y excéntrico joven llamado Pascal Renouf (Johnny Flynn), la vida de Moll da un giro, y la asfixiante cotidianidad doméstica cede ante un romance que trae un soplo de aire fresco a su vida y parece ser la respuesta a todos sus problemas. Pero la apuesta del realizador británico no consiste en narrar los clásicos vaivenes de la típica pareja en fase de enamoramiento, sino más bien en mixturar los tópicos característicos del drama romántico con la crudeza y osadía del thriller, ya que Pascal es, prácticamente desde los primeros veinte minutos del filme en adelante, uno de los principales sospechosos de haber cometido los atroces crímenes acontecidos en la isla. Así pues, la paradoja presentada por el relato es que la sombra de duda que pesa sobre las reales intenciones de Pascal no hace más que atraer a Moll hacia él, en una especie de encantamiento difícil de poner en palabras, incluso para la propia protagonista, y menos para su entorno familiar y social. (Hernán Touzón)

    Reino Unido, 2017. Título original: Beast. Dirección: Michael Pearce. Guion: Michael Pearce. Fotografía: Benjamin Kracun. Música: Jim Williams. Productora: Agile Films / British Film Institute / Film4 / Stray Bear Productions. Reparto: Johnny Flynn, Geraldine James, Jessie Buckley, Charley Palmer Rothwell, Hattie Gotobed, Shannon Tarbet, Trystan Gravelle, Emily Taaffe, Tim Woodward, Olwen Fouere, Amanda Smith, Richard Laing, Oliver Maltman, Barry Aird, Joanna Croll, Joshua Squire, Sam Dale, Maria de Lima, Claire Ashton, Djalenga Scott, Lance Hill, Melissa Gotobed. Duración: 107 min.

    06. RUBEN BRANDT, COLLECTOR
    Milorad Krstic, Hungría | SECCIÓN OFICIAL.

    Ruben Brandt, famoso psicoterapeuta, sufre terribles pesadillas protagonizadas por famosos cuadros de Botticelli, Hopper, Velázquez y otros maestros, los cuales no tendrá más remedio que robar (o, mejor dicho, mandar robar) para, al poseerlos, superar el trauma. Aunque sencillo, el guion de Milorad Krstic (también realizador) y Radmila Roczkov ofrece así una reflexión sobre los mayores temores del hombre, que por absurdos que aparenten ser sólo podrán ser dejados atrás al volverse uno dueño y señor de ellos. Así es cómo nace “el coleccionista” de esta película y cómo entra en escena un grupo de criminales entre los que destaca una ingeniosa mujer que recurre al hurto tanto para ganarse la vida como para vivir aventuras, o, lo que es lo mismo, para sentirse realizada en un mundo colmado de incógnitas. A medio camino entre el elegante suspense de Alfred Hitchcock, el evocador cine noir de John Huston y los frenéticos thrillers de Steven Soderbergh, Ruben Brandt, Collector genera una atmósfera de eterno misterio desde una inteligencia rara vez asociada con el aún infravalorado cine de animación. Recurrir a este arte está, además, bien justificado por un diseño que supera una y otra vez los límites del realismo y la propia imaginación, brotando un exquisito universo surrealista donde cada ser es más deliciosamente absurdo que el anterior. Y nada de ello es baladí: desde los dos rostros de la traicionera protagonista hasta los múltiples ojos de la acongojada cantante de jazz, toda renuncia a la lógica sirve en el fondo para profundizar en los caracteres de los personajes y colmar la puesta en escena de subtexto. A ello contribuye también la hipnótica paleta de colores, llamativa en los momentos de explosión aventurera pero apagada en las escenas más íntimas y obscuras. Todo un clásico instantáneo de la animación europea, la picassiana ópera prima de Milorad Krstic podría y debería colarse entre las candidatas al próximo Oscar a mejor largometraje animado, pues ninguna de las superproducciones estadounidenses del año se le acerca en lo que a ingenio e inventiva respecta. (Juan Roures)

    Hungría. 2018. Título original: Ruben Brandt, Collector. Director: Milorad Krstic. Guion: Milorad Krstic y Radmila Roczkov. Productora: Ruben Brandt. Música: Tibor Cári. Duración: 96 minutos.


    05. LA CASA DE JACK
    The House That Jack Built, Lars von Trier, Dinamarca | SELECCIÓN EFA

    En 1822, Eugene Delacroix trabajó sin descanso durante más de dos meses con el objetivo de crear una obra que le diera acceso al Salón de París. La recepción de esta producción fue muy variada, su estado anímico por entonces no era el mejor, y las duras críticas no ayudaron mucho a mejorar la autoestima del pintor. Sin embargo, consiguió el objetivo de presentar su pieza en la exposición más importante del momento, aunque todavía tendría que esperar mucho tiempo para que esta pintura encontrara el lugar permanente que le correspondía; no sería hasta siete años después de su muerte cuando el Louvre adquiriera la que es hoy considerada como una de sus grandes obras y todo un ejemplo del empleo del color: La barca de Dante. Lars Von Trier, en un esfuerzo por regresar al paraíso cinematográfico, reconoce sus pecados y se muestra arrepentido, no por la ferocidad de su cine, sino por la necedad de su comportamiento y ciertas declaraciones que no tendrían sentido discutir en estas páginas. The House That Jack Built, la última película del realizador danés trata de un esfuerzo siniestro por recuperar la confianza perdida a causa de su controvertida excentricidad, y lo hace recurriendo a la iconografía pictórica tanto como a la cinematográfica, por medio de Jack, un asesino en serie desalmado que ha decidido narrar cinco incidentes aleatorios ocurridos a lo largo de 12 años de actividad criminal. Mediante la constante presentación de obras de Gauguin, Gustave Doré o Coppo di Marcovaldo, Jack discute con una segunda voz narrativa en primera persona, que actúa como una suerte de conciencia y psicoanalista intransigente sobre el arte a través de su obra personal, un íntimo y devastador ejercicio expresionista de sangre, vísceras y crueldad. Para ello, el realizador nos introduce en un mundo paradójico y discordante en el que no lograremos discernir más allá de lo que se muestre en pantalla porque, simplemente, no somos crueles asesinos, y para entender la perspectiva biográfica que Jack pretende transmitir hay que estar muy familiarizado con la semántica de lo perverso. Por ello, no vemos la alegría nostálgica pretendida en el único recuerdo explícito sobre la infancia del protagonista, en el que se nos muestra siendo un niño mientras jugaba con un pequeño e inocente pollito. Este corto y aparentemente intrascendente capítulo servirá para evidenciar los misteriosos mecanismos que rigen la compasión humana pues, cuando la trama nos enfrenta al asesinato, la amputación o la tortura de personas, el espectador no sentirá nada más allá de la repugnancia o la incomodidad, sin embargo, cuando vemos a un niño coger unos alicates y cortar, como si de un trozo de alambre se tratase, la pequeña y anaranjada pata del pequeño animal, la piedad y la genuina tristeza se apoderarán de nosotros como si se tratase de nuestra propia mascota. (Alberto Sáez Villarino)

    Dinamarca, 2018. Título original: The House That Jack Built. Director: Lars von Trier. Guion: Lars von Trier. Montaje: Jacob Secher Schulsinger, Molly Marlene Stensgaard. Fotografía: Manuel Alberto Claro. Música: Varios artistas. Productoras: Zentropa Productions / Radio (DR) / Film I Väst. Intérpretes: Matt Dillon, Bruno Ganz, Uma Thurman, Riley Keough, Sofie Gråbøl, Siobhan Fallon, Ed Speleers, Osy Ikhile, David Bailie, Yu Ji-tae, Marijana Jankovic, Robert G. Slade. Duración: 155 minutos.


    04. VIVIR DEPRISA, AMAR DESPACIO
    Plaire, aimer et courir vite, Christophe Honoré, Francia | SECCIÓN OFICIAL.

    Dice Christophe Honoré que la reciente proliferación de títulos galos en torno a los albores del sida en Francia se debe a que quienes la vivieron de primera mano han alcanzado ya la edad suficiente para reflexionar sobre un periodo que, aun queriendo dejar atrás, no pueden ni deben olvidar. Honrar a quienes perdió a manos del aterrador virus parece la meta principal del emblemático realizador de Las canciones de amor (2007) y Les bien-aimés (2011) en su reciente Vivir deprisa, amar despacio, que tuvo la mala suerte de estrenarse en Cannes justo un año después de que lo hicieran las 120 pulsaciones por minuto de su compatriota Robin Campillo, despertando inevitables comparaciones aun cuando ambos proyectos fueron confeccionados al unísono sin saber el uno del otro. Ciertamente son obras muy diferentes, pues aquella se tornaba en un homenaje colectivo al seguir los pasos de los activistas de Act-Up y esta se centra en una íntima historia de amor entre dos hombres cuyas vidas se cruzan en pleno auge tanto de la libertad como del desasosiego. Ellos son el Pierre Deladonchamps de El desconocido del lago (Alain Guiraudie, 2013) y el Vincent Lacoste de Eden (Mia Hansen-Løve, 2014), ambos muy carismáticos y a la vez plenamente naturales, de forma que los diálogos de Honoré, aunque colmados de elaborado ingenio, se antojan siempre naturales. Envuelta en una melancolía resaltada por la elegante predominancia del color azul, la película ofrece romanticismo a raudales en el marco de un contexto cuyos personajes temen enamorarse por razones que abarcan desde la homofobia imperante hasta el clásico miedo al compromiso, pasando, claro está, por la terrible enfermedad que acecha en cada esquina, destrozando alegrías, sueños y futuros. Un aroma mortecino envuelve por tanto Vivir deprisa, amar despacio, pero Honoré logra ser respetuoso y desgarrador sin dejar nunca de lado la esperanza, la cual enfatiza con bienvenidas dosis de humor y emotivos toques de ternura. Al final, aunque las lágrimas están garantizadas, lo que perdura no es el miedo a la muerte, sino el amor por la vida. (Juan Roures)

    Francia, 2018. Título original: Plaire, aimer et courir vite (Sorry Angel). Director: Christophe Honoré. Guion: Christophe Honoré. Fotografía: Rémy Chevrin. Música: Varios artistas. Productora: Les Films Pelléas / Arte France Cinéma. Intérpretes: Vincent Lacoste, Pierre Deladonchamps, Denis Podalydès, Rio Vega, Willemijn Kressenhof. Duración: 132 minutos.

    03. ATARDECER
    Napszállta (Sunset), László Nemes, Hungría, Francia | SECCIÓN OFICIAL.

    Nada más empezar Atardecer, somos testigos de la personal puesta en escena del húngaro Lászlo Nemes, quien hace tres años logró la hazaña de conquistar el Gran Premio del Jurado de Cannes con su ópera prima, El hijo de Saul, que también le reportaría el Oscar a mejor película en lengua no inglesa y, por consiguiente, carta blanca para hacer lo que quisiera con su segunda obra. Así, la escena inicial del filme que nos ocupa muestra el primer plano de una joven probándose en silencio elegantes sombreros hasta que reúne el valor para admitir que no ha acudido a la tienda para comprar nada sino para solicitar empleo (y, de paso, investigar el pasado de su familia, aunque eso, como casi todo, se lo calla). A la misteriosa Irisz Leiter, bien encarnada por Juli Jakab, seguiremos a lo largo de todo el filme tal y como hicimos en su día con el malogrado Saul, descubriendo a través de su mirada tanto el Budapest de 1913 (bellamente recreado en composiciones que evocan clásicas obras de arte) como los enigmas que lo pueblan. El drama de época y el thriller se entrelazan así para conformar una hipnótica experiencia sensorial que, si bien resulta a menudo frustrante ante el prácticamente inabarcable despliegue de pistas, sorprenderá una y otra vez a todo espectador que se deje absorber por su elegancia. Cierto es que el introspectivo carácter de su personaje principal puede llevar a la desconexión, pero es precisamente gracias a su relativa falta de personalidad cómo la película convierte a quien la contempla en protagonista, impregnando el visionado de nostalgia histórica y extraña tristeza. De hecho, la desorientación generada no tiene por qué verse como un elemento negativo, pues va en perfecta sincronía con la caótica experiencia de Irisz, así como con el periodo de decadencia del Imperio austrohúngaro que con sumo mimo retrata la cinta. Disfrutar o no de Atardecer dependerá de cuán capaz y deseoso se sienta uno de rellenar —o al menos perdonar— huecos narrativos que pueden tacharse de exasperantes pero nunca de impremeditados. (Juan Roures)

    Hungría, Francia, 2018. Título original: Napszállta (Sunset). Director: László Nemes. Guion: László Nemes, Clara Royer, Matthieu Taponier. Fotografía: Mátyás Erdély. Música: László Melis. Productoras: Zentropa Laokoon Filmgroup / Playtime Production / Hungarian National Film Fund. Intérpretes: Juli Jakab, Vlad Ivanov, Susanne Wuest, Uwe Lauer, Christian Harting, Levente Molnár, Urs Rechn. Duración: 155 minutos.

    02. EL PERAL SALVAJE
    Ahlat Agaci (The Wild Pear Tree), Nuri Bilge Ceylan, Turquía, Macedonia, Francia, Alemania, Bosnia y Herzegovina, Bulgaria y Suecia | SECCIÓN OFICIAL

    Los grandes héroes clásicos se han forjado bajo la pluma de grandes escritores. Grecia encuentra su grandeza en la literatura. Ya Platón, en su Hipias menor, presenta la conversación mantenida entre Sócrates y el propio Hipias acerca de a quién le correspondería el título del mejor de los guerreros, si a Aquiles o a Ulises. Razones y alegatos no faltarían a favor de cualquiera de los dos para alzarse victorioso en el épico trono, sin embargo, ¿quién recuerda ya a Héctor? Famoso por dar muerte a Patroclo, uno de los grandes secundarios de la historia, fue incapaz de resistir la cólera del verdadero protagonista, el más rápido y hermoso de los héroes griegos, Aquiles, quien, en vengativa respuesta por la muerte de su “amigo” –el término bromance parece demasiado hodierno para describir esta relación–, aniquiló al líder troyano, y junto a él las expectativas de una nueva dominación. Héctor era la promesa de un gran imperio que jamás llegaría. La expansión otomana lograda por Solimán el Magnífico no era más que un espejismo de lo que pudo haber sido si Homero hubiera cambiado los roles o, al menos, le hubiera ahorrado la deshonra a Troya de tener que suplicar por el irreconocible cadáver de su héroe. No fue así, Troya ardió y sobre sus cenizas se levantó la actual ciudad de Çanakkale, marcada por la gloria de una de las batallas más célebres de la historia, pero condenada por la necedad de sus ciudadanos, quienes despreciaron la oportuna sensatez de Laocoonte y le dieron la espalda como a un loco. Nuri Bilge Ceylan vuelve a aproximarse, con The Wild Pear Tree, a esta sociedad consumida por la herencia de una historia tan gloriosa como miserable, cuyos habitantes parecen esconderse por temor a resucitar la mala suerte que les corresponde por atavismo, mientras se debaten entre el orgullo y la frustración. (Alberto Saez Villarino)

    Turquía, Macedonia, Francia, Alemania, Bosnia y Herzegovina, Bulgaria, Suecia. 2018. Título original: Ahlat Agaci (The Wild Pear Tree). Director: Nuri Bilge Ceylan. Guion: Nuri Bilge Ceylan, Ebru Ceylan, Akin Aksu. Productoras: Detailfilm / Film i Väst / Memento Films Production / RFF International / Sister and Brother Mitevski / Zeynofilms. Fotografía: Gökhan Tiryaki. Montaje: Nuri Bilge Ceylan. Reparto: Dogu Demirkol, Murat Cemcir, Bennu Yildirimlar, Hazar Ergüçlü, Öner Erkan, Akin Aksu, Serkan Keskin. Duración: 188 minutos.

    01. SAUVAGE
    Camille Vidal-Naquet, Francia | LAS NUEVAS OLAS

    La noche, la calle, el sexo, el deseo, las drogas… y arrastrándose por estos escenarios un hombre salvaje que vende su cuerpo a cambio de dinero. La indomabilidad a la que hace referencia el título de la ópera prima de Camille Vidal-Naquet se debe entender en el contexto de un entorno urbano peligroso y asediante. En la noche, los cuerpos se parapetan al lado de la carretera como objetos de deseo en venta. Leo es uno de ellos, pero quizás el más errático, el menos consciente de lo que está haciendo, de la vida que hay más allá de estos espacios. Los hombres vienen y van, no tiene demasiados problemas ni prejuicios a la hora de elegir a sus clientes. El conflicto al que se enfrenta el protagonista es bien diferente. Leo está solo, no tiene a nadie en este mundo, y esta soledad le empuja hacia el abandono, a la violencia, a la autodestrucción. El director francés centra su narración sobre este animal herido que busca encontrar el amor. O puede que simplemente alguien que le quiera, que se preocupe por él, alguien que representa una última oportunidad de salvación antes de que sea demasiado tarde. Envuelto en el contexto de la prostitución masculina homosexual y mostrando el sexo de frente y sin censuras, Vidal-Naquet apuesta por una puesta en escena sucia, con muchas escenas con cámara en mano y movimiento, envolviendo a la imagen de un deseo violento en cada uno de los encuentros. Y así, pasando de hombre en hombre, Leo se enamora de otro prostituto. Una vez empieza la búsqueda por el significado del amor, Sauvage se centra sobre los distintos tipos que se le presentan: el que él siente, el no correspondido, el interesado y estable. Leo, luchando contra sí mismo y contra todo lo que le rodea, paseará por ellos intentando descubrir el significado del afecto y pasará por distintos procesos (desengaño, huida, regreso apasionado, resignación) hasta culminar en la bellísima escena final en la que Leo parece dase cuenta de que el verdadero amor reside en uno mismo. Resulta imposible de cuantificar, pero nos atreveríamos a decir que la mitad del mérito de que la película funcione es de la arriesgada, comprometida e intensa interpretación del joven actor francés Félix Maritaud (merecido premio Louis Roederer a la estrella emergente de la sección Semaine de la Critique de Cannes). (Víctor Blanes Picó)

    Francia, 2018. Dirección: Camille Vidal-Naquet. Guion: Camille Vidal-Naquet. Fotografía: Romain Trouillet. Fotografía: Jacques Girault. Producción: La Voie Lactée, Les Films de la Croisade. Reparto: Félix Maritaud, Eric Bernard, Nicolas Dibla, Philippe Ohrel, Marie Seux, Lucas Bléger, Camille Müller, Philippe Couerre, Jean-Pierre Baste. Duración: 97 minutos.


    Juan Roures
    © Revista EAM / Madrid


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