El tiempo que vivimos juntos
Crítica ★★★ de El viaje de sus vidas (The Leisure Seeker, Paolo Virzì, Italia, 2017).
Uno ya sabe a lo que va a enfrentarse cuando se sienta a disfrutar de una road movie. Desde siempre ha sido un género que ha conseguido tocarme la fibra sensible, lo reconozco, ya que sus relatos de carretera esconden agridulces historias de autodescubrimiento, cargadas de metáforas y una poesía especial. Personajes frustrados, por un motivo u otro, con sus vidas, lanzándose a la iniciática aventura de un viaje por autopista, a veces con un destino marcado, otras sin planes predeterminados. Cada alto en el camino, cada persona con la que se encuentra en su peregrinar, cada obstáculo imprevisto que surge, contribuyen a que los viajeros se conozcan mejor a sí mismos y adquieran conciencia de qué es lo que quieren hacer con sus existencias en adelante. Títulos emblemáticos como Easy Rider (Dennis Hopper, 1969), Thelma y Louise (Ridley Scott, 1991) o Hacia rutas salvajes (Sean Penn, 2007) han transmitido como ninguno la búsqueda de la libertad, lejos de las reglas impuestas por una sociedad en la que sus protagonistas no terminan de encajar. El realizador italiano Paolo Virzì triunfó hace un par de temporadas con Locas de alegría (2016), la entrañable odisea de dos pacientes (una esquizofrénica y otra con trastornos de bipolaridad) que huyen del centro psiquiátrico donde se encuentran recluidas para emprender un revelador viaje por carretera, que consiguió alzarse con 5 Premios David di Donatello, entre ellos los de mejor película y director. Vistos los jugosos resultados, Virzì vuelve a probar suerte en la road movie con otra historia en la que, curiosamente, también adquiere gran relevancia el tema de las enfermedades mentales. Pese a estas coincidencias, El viaje de sus vidas (2017) es una propuesta bien diferente a Locas de alegría, ya que está rodada más al gusto de Hollywood (en inglés y fuera de Italia), sosteniéndose, por encima de cualquier otro elemento, sobre las portentosas interpretaciones de su veterana pareja protagonista.
El título original de la cinta, menos recurrente que el que han escogido para su estreno en España, es The Leisure Seeker y pertenece al nombre de la vieja auto caravana del 75 con la que sus personajes principales, el matrimonio de jubilados John y Ella Spencer, han recorrido Estados Unidos en las diferentes vacaciones familiares que han disfrutado durante sus cincuenta años juntos. Esta máquina ha sido testigo de cómo el apuesto profesor de Literatura en una universidad y su despampanante esposa vivieron con pasión la primera etapa de su relación, cómo fueron llegando los hijos (dos, un chico y una chica) y cómo fueron envejeciendo hasta convertirse en las personas enfermas y dependientes de los continuos cuidados médicos y de sus vástagos que son hoy. Y esta máquina saldrá de nuevo de ese garaje en el que ha estado acumulando polvo en los últimos años para emprender un último viaje desde Boston, Massachusetts, hasta Key West, en Florida. Y es que, en un acto de rebeldía, John y Mary huyen de la sobreprotección de sus hijos para estar unos días solos, a pesar de que el Alzheimer galopante de John le haga tener continuos lapsus de memoria en los que llega a no reconocer a su mujer o a pensar que de nuevo tiene 30 años, y que Ella está gravemente enferma. Tanto que estas podrían ser las últimas “vacaciones” de su vida. La película, basada en una novela de Michael Zadoorian, no es precisamente novedosa ni arriesgada dentro de su género, ya que se agarra a todos y cada uno de los tópicos del mismo, sabiendo qué tecla tocar en cada momento para, de forma intermitente, tocar la fibra sensible del espectador o hacer que este dibuje una sonrisa en los labios, ya que, eso sí, no cae en el drama tremebundo en el que podría haberse convertido al tratar algo tan triste como la resignación de dos ancianos ante el ocaso de sus existencias.
«Las interpretaciones de Mirren y Sutherland son la mejor (tal vez la única posible) carta de presentación de una obra tan entretenida como previsible, que hace de una comedida y sincera emotividad su mejor herramienta para acabar triunfando como lo hace sobre esos lugares comunes en los que, inevitablemente, también incurre».
El viaje de sus vidas, no obstante, no es tanto ese tipo de road movies que se recrea en la estampa turística de sus escenarios, como un viaje más introspectivo, que hace repaso a las diversas vivencias del matrimonio protagonista a lo largo de su convivencia. Sirviéndose, por ejemplo, de enternecedoras conversaciones ante la visualización de diapositivas con las que Ella intenta que John retenga en su frágil memoria algo de todo lo que vivieron, el filme viene a ser una suerte de cruce entre En el estanque dorado (Mark Rydell, 1981), aquella mítica historia de amor en la senilidad que protagonizaran Henry Fonda y Katharine Hepburn, y Dos en la carretera (Stanley Donen, 1967), el delicioso viaje desde Londres a la Riviera Francesa en el que Audrey Hepburn y Albert Finney hacían inventario de su largo matrimonio, con sus luces y sombras (infidelidades incluidas), para tomar una decisión entre separarse o aceptarse y seguir. Helen Mirren está fantástica, como acostumbra, en la piel de la vital y dicharachera Ella (impagables sus miradas de profunda tristeza cada vez que asiste a los continuas caídas en el pozo del olvido de su esposo), pero es Donald Sutherland quien logra robarnos el corazón con su maravillosa encarnación de John, ese inteligente hombre que, cuando los achaques de la edad le están arrebatando la habilidad de recordar, aun es capaz de recitar las letras de sus admirados James Joyce y Ernest Hemingway, y, sobre todo, profesar todo su amor y atenciones a su adorada esposa. La química entre Mirren y Sutherland es espléndida, recurriendo ambos a esa profesionalidad adquirida en 50 años de carrera para demostrar que aún pueden ejercer de cabeza de cartel (incluso protagonizando una escena de sexo) de una película en unos tiempos en los que la industria parece anteponer la juventud y la belleza al verdadero talento. Sus interpretaciones son la mejor (tal vez la única posible) carta de presentación de una obra tan entretenida como previsible, que hace de una comedida y sincera emotividad su mejor herramienta para acabar triunfando como lo hace sobre esos lugares comunes en los que, inevitablemente, también incurre. | ★★★ |
José Martín León
© Revista EAM / Madrid
Ficha técnica
Italia. 2017. Título original: The Leisure Seeker. Director: Paolo Virzì. Guion: Stephen Amidon (Novela: Michael Zadoorian). Productores: Marco Cohen, Fabrizio Donvito, Benedetto Habib, Marty Eli Schwartz. Productoras: Indiana Production Company / Bac Films / Rai Cinema. Fotografía: Luca Bigazzi. Música: Carlo Virzì. Montaje: Jacopo Quadri. Dirección artística: Justin O'Neal Miller. Reparto: Helen Mirren, Donald Sutherland, Christian McKay, Janel Moloney, Dana Ivey, Dick Gregory.