Las 10 mejores series de televisión de 2017

Anuario EAM: La mejor ficción de la pequeña pantalla.

No podía faltar el apartado televisivo en nuestro repaso a un año donde no nos hemos prodigado demasiado, a nivel textual, en la ficción en pequeña pantalla. Aun con esta panorámica, podemos aventurarnos en sostener que hemos estado ante un curso poco memorable. La serie-evento: Game of Thrones, Por 13 razones, Stranger Things… ha dominado un panorama mediático donde el retorno de Twin Peaks se ha erigido como el gran titular del 2017. A gran distancia han aparecido seriales de buena calidad como Mindhunter, Godless o la británica Taboo, pero que, sin embargo, han tenido mucho menor impacto en el televidente que alguna de las nombradas anteriormente. El caso de Stranger Things, a la que nuestro compañero Pedro José Tena le dedicó un texto brillante, es la demostración de la poca entidad de su narrativa, de su imagen, disimulada con esa captación nostálgica de referentes de los ochenta –ahora es el turno de John Carpenter. Su segunda entrega ratifica su condición de tendencia, de moda pasajera y, probablemente, de mecha muy corta. Lo mismo le ocurre a uno de los fenómenos teen de la temporada, Por trece razones, que parte de un planteamiento muy interesante, pero que extrapola la desesperación del personaje principal al público a través de unos giros de guion que permanecen demasiado tiempo en los terrenos de la inverosimilitud. Su buena factura, con la dirección, entre otros, de realizadores de la enjundia de Gregg Araki y Tom McCarthy –sí, el creador de la ganadora del Óscar Spotlight—, la convierte en un producto agradable y entretenido pero que mantiene el mismo molde de series sobre dramas identitarios adolescentes vistos con anterioridad. Una factura que con Juego de tronos damos por sentada, al igual que la irregularidad de sus tramas. En su séptima tanda de episodios ha sido más evidente que nunca: donde los arcos argumentales centrados en el Norte de Los siete reinos han tenido una mayor preponderancia e interés que el resto de subtramas. A estas alturas, poco o nada importa. Es un placer culpable que no deja de rizar el rizo a sabiendas que su final está muy cerca. Un ocaso que es difícil de predecir en algunas de las producciones más adictivas del año. Atlanta –que tendremos de vuelta el próximo febrero—, Mindhunter –un giro de tuerca a los thrillers de serial killers de la que nos hablará Elisenda N. Frisach la próxima semana—, Godless –un bello y singular western femenino—, The Deuce –con un desatado James Franco— y El cuento de la criada –adherida a la corriente profeminista en la cultura estadounidense—, han debutado –algunas, como Atlanta, comenzaron su trayectoria en el 2016— este año en las pantallas de medio mundo, dejando huella y con mucho aún que contar. En un 2017 donde hemos visto palidecer a clásicos como Fargo, House of Cards o Better Call Saul, estas series han salvado los muebles. Caso aparte lo tenemos con Twin Peaks, todo un prodigio —al que nuestro compañero Miguel Muñoz Garnica le está dedicando un exhaustivo estudio— destinado a perdurar. Solo los elegidos tienen esa posibilidad. Y David Lynch es uno de ellos.