En el marco estrictamente musical, los compositores orientales han ido incorporando elementos de una clara ascendencia occidental para definir muchos de sus trabajos para el cine. Sin perder del todo una sensibilidad desbordante, en la mayor parte de los casos siempre capaz de certificar un origen y unas raíces instrumentales, las bandas sonoras de algunos autores asiáticos parecen compilar, con ducha maestría, los aspectos más importantes que han ido surgiendo de las grandes orquestaciones neosinfónicas del cine comercial rodado en Occidente, especialmente el norteamericano, o incluso poniendo en entredicho la originalidad en partituras con referentes tan identificables que dudaríamos hasta de la firma de un único creador, siendo tales los parecidos con temas o melodías ya escuchadas antes. Esto no debe confundir en muchos casos que el trabajo de un compositor este sujeto a las ordenes o gustos especiales de un director concreto, el cual exija o desee parecidos razonables o estilos que le recuerden a músicas de otros, es más, la mayoría de los casos más flagrantes de plagios podrían cuestionarse si conociésemos el sentido emocional o la subrepticia en los intereses disfóricos entre el músico y el realizador. La música que escuchamos en La doncella (The Handmaiden, 2016), cinta filmada por el director surcoreano Park Chan-Wook, podría, no del todo, pero si con bastante paralelismo, ajustarse a esta reflexión. Compuesta por Jo Yeong-wook, colaborador habitual en las películas de Chan-Wook, notamos un score, como viene siendo normal, lleno de alusiones o menciones a estilos preexistentes, una música dispar, muy difícil de enmarcar en un tono o sonido homogéneo. Al límite en muchos momentos de la irritación, otras del milagro, opta por ser omnipresente (muchísima música a lo largo del filme). Lo escrito por Yeong-wook circunscribe el color de una partitura con vigor y brillo en su puesta en escena, en sí misma eficaz e inteligente en las labores narrativas, aunque no tanto en lo puramente artístico. Lo mejor y aquello en donde deberíamos centrarnos es en cómo se ajusta al montaje en cada nota o en cada provechoso matiz multireferencial generando una sintomática sugestión en la belleza expresiva de la imagen engañosa, imagen donde La doncella realza, solamente a través, del trucaje, de la puesta en forma, una interesante, y radical, conceptualidad (casi una epifanía) de lo extradiegético.
En los distintos pasajes de la cinta la música explica, con esas imposibles y a veces subrayadas resonancias, el despliegue estructural de una fusión ambigua y poderosa de sinfonía clásica que no desentonaría si prescindiéramos de algunas de sus líneas de dialogo, no obstante, las dos mejores secuencias de La doncella, están únicamente sujetas a la voluntad de la música. La espectacular huida a Japón para la boda secreta, y la escena de la destrucción de la biblioteca, construidas ambas alrededor del corte “Wedding”, funcionan como microestructuras esenciales en la película. “Wedding” es uno de los leitmotivs principales, es incluso el más retentivo y poderoso, una pieza que, por familiaridad, bien podría venir firmada por el compositor Philip Glass y a nadie le sorprendería. Detalle no tan casual o fortuito si nos atenemos al gusto del director por el compositor estadounidense (de hecho compuso un tema original en la banda sonora de Stoker, el primer, y hasta ahora, único acercamiento de Chan-Wook al cine de producción americana). Siendo imposible negarle en lo musical una fuerza y lirismo apabullante, ostenta de largo el símil más manifiesto de todo el soundtrack, y el más discutible, al ser calcada a varios de los muchos trabajos de Glass para el cine. Quizás en otra ocasión podremos estudiar el alcance de un concepto musical demasiado sobreutilizado últimamente en un tipo de películas collage muy participativas y pasionales, véase sin ir más lejos el score compuesto por Carter Burwell para Carol. No será la última, pues son múltiples y además curiosas las referencias salpicadas en el resto de la partitura. Analicemos por encima otras dos de ellas, sin duda fundamentales, que encima separan el sentido y extensión del discurso fílmico, dividido en dos bloques antagónicos:
1ª “My name is Nam Sookee” usada como descripción del personaje de la doncella, recuerda mucho por ejemplo a lo que hizo el polaco Wojciech Kilar en Drácula, o yendo más lejos al ambiente aterrador y atmósfera malsana que supieron darle ciertos compositores europeos al gótico norteamericano de finales del siglo XX. Con predominio del violín y del arpa las veces que denotamos este tipo de música suele ser para evidenciar el misterio o la sospecha acorde con las matrioskas narrativas y de los continuos cambios en los puntos de vista del relato. Se pretende quebrar la perspectiva del espectador consumando un mundo psíquico de estímulos fenoménicos (hitchcockianos). Articula el plano correspondiente a la intriga, evocando una sensible muestra de atracción hacia lo desconocido. En este bloque también sobresale el track “The duchess Juliette”.
2ª “You must a be natural” el tema de amor propiamente dicho, conjugado de diversas formas en las escenas de sexo entre las dos protagonistas. En principio es un corte romántico de carácter nostálgico que describe la relación sentimental de las mujeres, es una melodía sensible, cálida y envolvente, pero choca nuevamente la similitud de esta con una pieza anterior, en este caso, el “Tennessee” que compuso Hans Zimmer para la bélica Pearl Harbor. Respira la misma tendencia que antes con Glass, es decir, una aproximación repertorial significativa, pues comparten notas que hacen muy complicado no caer en la analogía. La explicación es sencilla primero porque a Yeong-wook se le ha catalogado en más de una ocasión como “el zimmer coreano”; y segundo, porque es normal, y hasta lógico, que las modas de un tipo de música industrial de fuerte cariz popular hallan calado en los músicos orientales esgrimiendo un sonido demasiado familiar, acorde con el ya genérico y estereotipado modelo “zimmeriano”. Pese a ello, es un track elegante y majestuoso, nuevamente aplicado en respuesta a los estímulos sexuales de la película. El director filma las escenas de sexo desde un plano frontal, alejándose en función de una música inmersiva, que atrape o impulse al espectador. El foco, en realidad de nuevo el punto de vista, es el de un observador distante, ya que Chan-Wook elige la mirada masculina para capturar los cuerpos en plano general, causando un efecto disuasorio, de fantasía vaporosa. Destaca poderosamente la musicalidad de esas escenas, amén de blindar una exegesis narrativa emocionante, que enfatiza el poder del lenguaje sonoro incluso por encima del exclusivamente visual.
La banda sonora de Yeong-wook mantiene un pulso extraordinario con las imágenes, sobre ella recae el peso del montaje, y favorece el poder cinematográfico de La doncella, pero siendo un trabajo narrativo de primer nivel no opinaremos lo mismo en cuanto a su singularidad melódica. Un score como mínimo ecléctico e interesante (el folklórico arpegio de castañuelas en “Spellbindingly Beautiful”), que desde luego no pasará desapercibido gracias a la incesante amalgama de estilos que podemos descubrir en él. (★★★)
Tracklist
1. The Tree from Mount Fuji
2. Old Scars and Fresh Pink Wounds
3. The Duchess Juliette
4. My Name is Nam Sookee
5. A Western-style Wing Designed by
6. So This was the Scent (Dialogue)
7. You are My Baby Miss
8. Each Night in Bed I Think of Her
9. She_s Beautiful, Quite the Charme
10. Spellbindingly Beautiful
11. Rope and Mustache
12. It was Wrong to Come Here
13. Bounds of Knowledge
14. Losing Her Heart to a Fake
15. Ladies are the Dolls of Maids (Dialogue)
16. The Sweet Things Within
17. Feels Just Fine
18. Wedding
19. Shall We Play Maid?
20. A Week Here… Then Finally!
21. Wish I Had Never Been Born
22. Let Me Tell You About Our Miss Hideko
23. I was Going a Bit Crazy Back Then
24. What´s with Her?
25. Don´t You Ever Think of Running
26. She´s Totally Illiterate
27. You Must Be a Natural
28. The Song at the End of the Century
29. Thousand Woes Under the Blue Sky
30. The Saviour Who Came to Tear My Life Apart
31. My Tamako, My Sookee
32. Fire!
33. Three White Cigarettes
34. The Greatest Pleasure
35. Five Books That I Used to Cherish
36. Four Small Silver Balls (Dialogue)
37. Sea of Bells
38. The Footsteps of My Dear Love