Hic sunt dracones
Crónica número IV de la 49ª edición del Festival de Sitges.
Hic sunt dracones (Aquí hay dragones) fue una expresión utilizada en el mapamundi de Hunt-Lenox a inicios del siglo XVI y que hace referencia a aquellos lugares inexplorados y peligrosos, siguiendo la práctica medieval de dibujar dragones, serpientes marinas y otro tipo de criaturas mitológicas en los mapas de zonas desconocidas. Puede que Irán para mucha gente en Occidente lo sea. Pero no para muchos cinéfilos, quienes gracias a la extraordinaria labor del cine iraní contemporáneo, pese a la censura existente, han podido ir conociendo poco a poco sus rincones físicos, políticos, culturales y existenciales. De alto componente político y social, el cine iraní de los últimos años ha empezado a explorar nuevos caminos, más allá de la tradición marcada por el legendario Abbas Kiarostami, recientemente fallecido, y han empezado a experimentar con nuevas formas narrativas y visuales. Sirvan de ejemplo las extraordinarias Esto no es una película (2011), Taxi Teherán (Oso de Oro dela Berlinale 2015) de Jafar Panahi, la locura espacio-temporal de Fish & Cat (Shahram Mokri, 2013) y el terror neo-gótico de A Girl Walks Home Alone at Night (Ana Lily Amirpour, 2014) que pudieron disfrutarse en la anterior edición del festival. En una jornada donde asistimos a Pet, el debut de ese buen cortometrajista que es Carles Torrens y que no supo dotar de solidez y seriedad a una historia que explora los giros en la relación depredador-presa, y a Melanie. The Girl With All The Gifts, una curiosa y sencilla adaptación de la caja de Pandora al terreno de la ciencia-ficción y el terror zombie, que pierde efectividad conforme avanza su metraje, nos quedamos, decíamos, sobre todo, con dos nuevas y originales obras del cine persa. Porque aunque ya no nos es algo desconocido, siempre nos descubre que en el mundo del séptimo arte todavía quedan extraños y fascinantes dragones.
Under The Shadow (Babak Anvari, Reino Unido / Irán) [S.O Fantàstic]
El 22 de septiembre de 1980 dio comienzo uno de los mayores conflictos bélicos de finales del siglo XX: La Guerra de Irán. El choque de intereses fronterizos relativos a la región de Shatt al-Arab tras los Acuerdos de Argel de 1975 sumó una página conjunta más al libro de los agravios de la histórica animosidad árabe-persa, provocando una escalada de tensión entre los regímenes de Ruhollah Jomeini y Sadam Husein. Como si la historia del siglo XX quisiera recordar las vergüenzas de su juventud, se inició así una cruenta lucha de casi una década de duración que emuló táctica y militarmente a la I Guerra Mundial. Estancada la lucha de trincheras en el frente, a partir de 1985 se iniciaron una serie de bombardeos entre las principales ciudades, siendo la capital iraní, Teherán, la principal afectada. Fotos antiguas en blanco y negro de bombas cayendo y gente huyendo nos ponen en situación. Así da comienzo Under The Shadow, el debut de tintes autobiográficos de Babak Anvari (1983), quien decide verter sus memorias de esos días en los cuerpos de Shideh y su pequeña hija, Dorsa; las cuales permanecerán en su piso de Teherán pese a los avisos de bombardeos y la insistencia de Iraj, médico en el frente, marido y padre. Durante su convivencia, conforme suenan las alarmas y van huyendo los vecinos, asistimos a un descenso hacia la oscuridad de Irán en términos sociopolíticos y culturales, mostrando la intolerancia del régimen islámico posrevolucionario, y recuperando el mito popular de los djinn, seres invisibles de naturaleza maliciosa que pueden adoptar diversas formas e influir mental y espiritualmente en los seres humanos. El ente maligno escogido para esta película de terror, además de suponer una novedad respecto al género y reivindicar el carácter de una figura popularmente asociada en Occidente al embauque (Las mil y una noches) y los deseos (Aladdin), no puede resultar más adecuada. Los djinn son seres que habitan el viento y el miedo, como el aire, se cuelan por todo resquicio y acaban por llenar cualquier recipiente. Under The Shadow es, sobre todo, una película sobre la transmisión del miedo. Miedo que atraviesa puertas y ventanas hasta llegar al corazón y al sueño. Miedo que se retroalimenta e iguala percepciones. Si bien, al principio del filme, los puntos de vista de Shideh (una mujer fuerte y formada que busca reivindicarse) y Dorsa (una dulce y asustadiza niña que no entiende lo que pasa) no pueden ser más distintos, terminan por equipararse y entremezclarse conforme avanza el metraje, como la confusión y las sombras. Paradójicamente, es en este punto donde los mecanismos formales de Under The Shadow, notables en su conjunto, no terminan de encajar. Su concepto de miedo, sutil y latente, como un fino manto que va envolviéndote hasta cubrirte por completo, choca con sus herramientas para transmitirlo, que resultan excesivas en su reiterada búsqueda del impacto. El 20 de agosto de 1988 finalizó la guerra. Tanto Irán como Irak se proclamaron vencedores a ojos de sus respectivos pueblos, los cuales contaban con un millón de almas menos. El miedo siguió allí. Debe de ser que los djinn no entienden de tratados de paz. (60 de 100)
A Dragon Arrives! (Mani Haghighi, Irán) [Noves Visions - Plus]
La película comienza de golpe con un misterio: el detective Babak Hafizi está siendo interrogado por los suyos, la policía secreta, un día después de que el primer ministro iraní, el liberal Hassan Ali Mansur, recibiese tres disparos en la Plaza de Baharestan, frente al parlamento. Le cuestionan acerca de un encargo que tuvo que realizar hace algún tiempo: investigar el sospechoso suicidio de un preso político en el exilio en la remota isla de Qeshm. Hafizi empieza a relatar la historia a modo de flashback. El preso vivía en un barco abandonado junto a un antiguo cementerio en el desierto, como si de un arca de Noé a la que acuden las almas en parejas se tratase. Deduce rápidamente que es un suicidio fingido y que lo han asesinado. Otro misterio. Hafizi pide que entierren al muerto; él pasara allí la noche, en el barco, interesado por los escritos que pueblan sus paredes. Un enterrador local le advierte acerca de la leyenda de los terremotos que se producen cada vez que alguien está enterrado en el cementerio embrujado. Y sigue la sucesión de incógnitas. Dan comienzo los títulos de crédito... A Dragon Arrives! Esperamos ver la continuación del flashback y empezar a atar cabos y a resolver preguntas pero lo que nos encontramos es al director de la película, Mani Haghighi, quien a modo de documental nos empieza a introducir en los inverosímiles hechos reales que rodean su ficción. Así comenzarán unas pesquisas detectivescas (la de Hafizi, la de la policía secreta y la de Haghighi) totalmente indefinibles que se extenderán entre el pasado y nuestros tiempos, la realidad y la ficción, los hechos y las leyendas. De extraordinario diseño de producción y ritmo, A Dragon Arrives! nos presenta una importante cantidad de situaciones, personajes y lugares cada vez más variopintos. Su fotografía granulada y colorida, la calidad de sus interpretaciones y su banda sonora dan cuerpo a una boa constrictor que nos atrapa. El filme roza lo grotesco y lo absurdo pero solo durante un ligero serpenteo; el justo y necesario. A Dragon Arrives! es un película caleidoscópica, de múltiples narradores, saltos temporales e historias delirantes. Es una marmita en la que se mezclan mágicamente una ingente cantidad de géneros y a la que el espectador no puede enfrentarse de manera convencional. Si el público intenta reaccionar a sus distintos giros con inteligencia y lógica, conforme avance la trama se irá llenando de dudas, acabando totalmente perdido, pues no hay certeza alguna en A Dragon Arrives! Así pues, ¿cómo enfrentarse a una obra así? En el prólogo de su obra maestra, La vida instrucciones de uso, Georges Perec nos hablaba así de los puzles: «Un puzle no es una suma de elementos que haya que aislar y analizar primero, sino un conjunto, es decir una forma, una estructura [...] no son los elementos los que determinan el conjunto sino en el conjunto el que determina los elementos». A Dragon Arrives! es, ante todo, una gran película-puzle. Vayan a verla e impongan su visión del relato y sus piezas irán encajando. Vuelvan a verla e invéntense otro. Sus mirada será tan cierta como todas las demás. Como los dragones. Crean en ellos. Búsquenlos. La vida es demasiado aburrida como para quedarnos quietos y privarnos de esa magia. (85 de 100)