Diseñadora artística, fotógrafa, guionista... está claro que la francesa Stéphanie Di Giusto es una mujer todoterreno en esto del cine, que, ahora debuta como realizadora con La bailarina (La danseuse, 2016), un ambicioso biopic que ha sido muy bien recibido por la crítica en su paso por la Sección Un Certain Regard de Cannes. Se trata de un apasionado acercamiento a la figura de Loïe Fuller, la joven bailarina de Illinois (Estados Unidos) que acabó convirtiéndose en una celebridad de la Belle Époque, danzando en el teatro de la Ópera de París y en todos los palacios del mundo. Su estilo se caracterizó por el empleo de efectos visuales, luces de colores y enormes telas volátiles con las que creaba hermosas coreografías. La película de Di Giusto se centra, sobre todo, en la relación que mantuvo con otra grande del baile, Isadora Duncan, primero discípula de Fuller y, posteriormente, su máxima rival, que acabó eclipsando a la maestra y siendo considerada la creadora de la danza moderna. Con una dirección artística que reproduce el París de finales del siglo XIX con todo lujo de detalles, un trabajo de fotografía de Benoît Debie exquisito, de una belleza plástica casi pictórica, y dos actrices jóvenes tan pujantes como Soko –más famosa en su faceta de cantante– y Lily-Rose Depp –heredera de la belleza (y, vistos los comentarios, también del talento) de su madre Vanessa Paradis–, metidas en la piel de las divas Loïe Fuller e Isadora Duncan, respectivamente, La bailarina hace hincapié en la entrega, dura disciplina y ambición de aquellas dos mujeres fundamentales en la danza, mostrando las dos caras de la misma moneda (el auge y la caída). Estrenada el 28 de septiembre en Francia, la cinta llegará a los cines españoles el próximo 4 de noviembre vía Vértigo Films.
PÓSTER FRANCÉS de LA BAILARINA.
PÓSTER FRANCÉS de LA BAILARINA.