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    Cine Alemán Siglo XXI

    Crítica | Cazafantasmas

    Ghostbusters

    Un perfecto entretenimiento de verano

    crítica de Cazafantasmas (Ghostbusters, Paul Feig, EE.UU., 2016).

    En plena fiebre de secuelas, remakes, reboots y nostalgia ochentera, era inevitable que las vacas sagradas de la época acabaran apareciendo en el punto de mira de los estudios, siempre dispuestos a sacar el máximo provecho de la mínima inversión. Y, admitámoslo, Cazafantasmas (Ivan Reitman, 1984), con su eternamente pospuesta tercera secuela, era una candidata ideal: el concepto de la franquicia permite crear nuevas historias de forma casi indefinida, y su reparto, si bien icónico, no estaba sujeto a las restricciones que suponen asociar un actor a un personaje de forma indeleble. De hecho, podía ser alterado o sustituido por rostros más jóvenes y/o solventes en taquilla, algo que puede ser arriesgado, pero que también puede evitarle al espectador tener que asistir al espectáculo, siempre un tanto bochornoso, de ver a sus antiguos héroes renqueando por la pantalla mientras pretenden no haber perdido un ápice de aquello que fueron hace treinta años. Y así se hizo: la nueva generación de Cazafantasmas forma parte de la realeza cómica de hoy día. Y ese es, sin duda, el punto fuerte de la película.

    Paul Feig consigue sacar todo el partido a su cuarteto de actrices, convirtiendo sus trabajos cómicos en el puntal sobre el que se erige el filme. Sin necesidad de recurrir al humor de sal gruesa de La boda de mi mejor amiga (aunque hay algún que otro gag de ese estilo, pero muy suavizado), Feig ha sabido mantener el espíritu cómico “made in Saturday Night Live” del material original, dando además cancha a todo su reparto para protagonizar momentos de gloria propios. Y es que, si bien el epicentro de Cazafantasmas son los personajes de Kristen Wiig y Melissa McCarthy, el resto de la tropa no se ve ni mucho menos empequeñecida por ellas. Wiig y McCarthy tienen los personajes más desarrollados, y la relación entre ellas es lo que articula el metraje (por cierto, una vez más Feig ha sido capaz de mostrar en pantalla una relación de amistad femenina que no resulta artificial ni absurda); sin embargo, la “MVP cómica” de la película es, sin lugar a dudas, Kate McKinnon. La neoyorquina, quizá uno de los rostros más populares del SNL actual, consigue sacar oro cómico puro de un personaje que apenas está desarrollado; su presencia en pantalla es tan caótica y divertida como su aspecto físico, y hay instantes en los que apenas necesita hablar o moverse demasiado para arrancar la carcajada al espectador. Será, sin duda, el personaje que más recuerde la mayoría de la gente a pesar de estar en una relativa segunda fila, y sólo cabe esperar que, si de verdad hay una secuela en camino, su personaje consiga más empaque. Un peldaño por debajo, aunque eso no sea necesariamente malo, están Leslie Jones y Chris Hemsworth. La primera consigue elevarse por encima del estereotipo racial de rigor, aunque la mayoría de sus highlights ya han sido mostrados en los tráileres, lo que les resta bastante efecto. Hemsworth, por su parte, demuestra una vis cómica sensacional, consiguiendo aguantar el tipo de forma admirable ante el cuarteto protagonista, lo que no es tarea sencilla.

    Ghostbusters

    «Cazafantasmas es una película más que digna, y un perfecto entretenimiento veraniego. Es un día en un parque de atracciones, de la mano de unas guías que están completamente locas y que tienen tantas ganas de pasárselo bien como el visitante. No pasará a la historia cinematográfica, ni tampoco lo pretende. Su única pretensión es hacer que el espectador pase un rato divertido y trepidante, y eso lo consigue con creces».


    Y si la comedia es el elemento principal de Cazafantasmas, el siguiente en importancia es el uso de los efectos especiales. La cinta los administra muy bien, aumentándolos de forma progresiva hasta la explosión final, donde nos encontramos con una auténtica fantasmagoría en la que brillan los colores, los seres extraños y dos de los homenajes más divertidos a la original. Cazafantasmas es también uno de los trabajos que mejor ha usado el 3D en lo que llevamos de año, otorgando una profundidad de imagen pocas veces vista, consiguiendo que los colores sigan brillando –un detalle importante sobre todo en la parte final de la película, que transcurre de noche-, y haciendo que, por una vez, el espectador se sienta cómodo de verdad en la “experiencia inmersiva” que tantos 3D prometen y tan pocos acaban dando. Como dato curioso, la versión tridimensional se presenta en formato letterbox, lo que permite un uso de las franjas negras en relación al 3D que consigue hacer que fantasmas y objetos “entren” en el cine; sinceramente, todo un cambio respecto al clásico “lanzar objetos al espectador” (que también lo hay, y mucho) que muestra las posibilidades del formato, más allá de la rutina habitual. Si hay que destacar algún aspecto negativo de Cazafantasmas, es sin duda el guion. La trama no ofrece nada nuevo. Feig, que juega con la complicidad absoluta del espectador, es consciente de que (casi) cualquier persona de más de 12 años conoce el hit de Reitman, y prefiere abrazar de lleno la condición de viaje nostálgico de su trabajo en lugar de dedicarse a innovar. Esto, por supuesto, no es necesariamente malo, pero sí termina resultando en un argumento muy esquemático, y en situaciones ubicadas por la simple metareferencia más que porque aporten nada a nivel narrativo. Y ese esquematismo se traslada también a los personajes; como mencionábamos antes, solo los interpretados por Kristen Wiig y Melissa McCarthy están realmente desarrollados (y tampoco de forma extensiva). El resto son meros esbozos, cuya efectividad depende del buen o mal trabajo de los actores que los encarnan. Eso provoca que, por ejemplo, el villano sea un personaje sin apenas entidad; conocemos sus motivaciones, y (más o menos) lo que pretende, pero todo está contado de forma sumaria y muy poco interesante. El villano podría ser un ente abstracto y el espectador apenas notaría la diferencia. Aun así, Cazafantasmas es una película más que digna, y un perfecto entretenimiento veraniego. Es un día en un parque de atracciones, de la mano de unas guías que están completamente locas y que tienen tantas ganas de pasárselo bien como el visitante. No pasará a la historia cinematográfica, ni tampoco lo pretende. Su única pretensión es hacer que el espectador pase un rato divertido y trepidante, y eso lo consigue con creces. No se le puede (ni se le debe) pedir más. | ★★★ |


    Judith Romero
    © Revista EAM / Londres


    Ficha técnica
    Estados Unidos, 2016. Título original: “Ghostbusters”. Director: Paul Feig. Guión: Paul Feig, Katie Dippold. Productores: Amy Pascal, Ivan Reitman. Productoras: Columbia Pictures / Feigco Entertainment / Ghostcorps / LStar Capital / The Montecito Picture Company / Pascal Pictures / Village Roadshow Pictures. Fotografía: Robert D. Yeoman. Música: Theodore Shapiro. Vestuario: Jeffrey Kurland. Montaje: Melissa Bretherton, Brent White. Dirección artística: Audra Avery, Lorin Flemming, Iain McFadyen, Bradley Rubin. Reparto: Kristen Wiig, Melissa McCarthy, Kate McKinnon, Leslie Jones, Chris Hemsworth, Neil Casey, Andy Garcia, Charles Dance, Cecily Strong, Matt Walsh, Michael Kenneth Williams.

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