Segundo cortometraje de uno de los nuevos estandartes del cine independiente estadounidense.
El año pasado, Josh Mond, único integrante de la productora Borderline Films (cofundada junto a Sean Durkin –Martha Marcy May Marlene—y Antonio Campos –Simon Killer—) que hasta entonces no se había estrenado en el formato largo, nos dejaba una de las grandes películas de la temporada. James White, ganadora del premio NEXT en Sundance, ofrecía un retrato cassavetiano sobre el deambular errático por el averno de un joven en plena crisis madurativa y familiar. Un filme excelente que nos descubría a Christopher Abbott, colosal en su personificación de James, como uno los nombres a seguir en el futuro. No era la primera vez que Mond y Abbott colaboraban. Dos años antes, en la segunda creación de Mond tras Kids in love (2010), se reunieron para rodar 1009, una pequeña obra sobre el amor, la evocación y la memoria que ya daba muestra del estilo del director; como demuestra su inicio, es similar al prólogo de su ópera prima, basado en primeros planos y la capacidad expresiva de la mirada de Abbott. Pueden ver todos los cortometrajes de los integrantes de Borderline Films en su web oficial.
«James White es crítica con la sociedad, pero no peca de hipocresía; es consciente de que gran parte de los problemas del mundo contemporáneo radican, no ya en la administración de la felicidad que decía Píndaro, sino en la solemne vanidad con la que exigimos unos derechos que consideramos irrevocables, sin tan siquiera plantearnos que esas normas de civismo nos comprometen a unas mínimas responsabilidades que garanticen un civilizado statu quo».
Crítica de James White.
Estados Unidos, 2013. Título original: 1009. Dirección: Josh Mond. Guion: Josh Mond. Productora: Borderline Films. Productores: Antonio Campos, Sean Durkin. Fotografía: Joe Anderson. Montaje: Dean Marcial. Dirección artística: Stephanie Carroll. Vestuario: Malgosia Turzanska. Reparto: Christopher Abbott. Duración: 13:08 minutos.