El altruismo como redención
crítica de Los principios del cuidado (The Fundamentals of Caring, Rob Burnett, EE. UU, 2016).
Resulta curioso que una cinta de las características de Los principios del cuidado (2016) haya acabado encontrando su distribución en el estreno directo a través de Netflix. El paso por el Festival de Sundance de este producto de hechuras indies se saldó con una respuesta mayoritariamente positiva por parte de la crítica y la presencia de figuras en su reparto del calibre de Paul Rudd –que ha pasado de ser el cómico simpático de la comedia americana para adultos a engrosar las filas del universo Marvel gracias a su papel de Ant-Man (Peyton Reed, 2015) y convertirse en estrella– y una Selena Gomez a la que, desde Spring Breakers (Harmony Korine, 2013), empezamos a ver como actriz más allá de su imagen de producto juvenil surgido del Disney Channel, le otorgaba bastantes puntos para tener un buen paso por las salas comerciales. Tras las cámaras, Rob Burnett, productor ejecutivo del Show de David Letterman, que, en el que supone su segundo trabajo como director tras la discreta We Made This Movie (2012), demuestra manejar a la perfección los resortes de la comedia dramática en una historia que se mueve dentro del siempre agradecido territorio de las road movies de autodescubrimiento.
Con ingredientes prestados de otros éxitos como Intocable (Olivier Nakache, Eric Toledano, 2011) y Pequeña Miss Sunshine (Jonathan Dayton, Valerie Faris, 2006), Los principios del cuidado adapta una novela de Jonathan Evison que se sostiene sobre la enriquecedora relación que se establece entre Ben, un cuidador atormentado por su pasado, y Trevor, un chico de 19 años que ve la vida pasar desde su silla de ruedas a causa de una distrofia muscular. Ambos encontrarán en su convivencia un modo de aliviar sus diferentes carencias afectivas y, de paso, se aventuran a realizar un viaje por carretera en donde harán parada en todas las atracciones más rocambolescas que Trevor ha conocido a través de la televisión, siendo el destino final (y más deseado) el hoyo más profundo del mundo. La película, argumentalmente, no inventa nada nuevo bajo el sol, pero acierta de lleno al introducir muy bien los golpes de comedia dentro de una historia cargada de ingredientes suficientes como para construir el dramón más lacrimógeno. En este sentido, resulta especialmente llamativo el humor negro del que hace gala el personaje de Trevor, algo que hizo insoportable el trabajo a los cuidadores que antecedieron a Ben. Como suele decirse, en este hombre frustrado y de vuelta de todo, pero decidido a redimirse ayudando a los demás, el joven paciente encuentra la horma de su zapato. Paul Rudd demuestra ser un intérprete versátil, igual de capacitado para hacer reír que para conseguir emocionarnos con un trabajo que es un prodigio de contención, muy bien respaldado por Craig Roberts –la revelación de Submarine (Richard Ayoade, 2010)–, quien se lleva de calle los intervalos más divertidos de la cinta. Es en la química que se establece entre ambos actores, y en esa especial relación que surge entre Ben y Trevor –en la línea de las mejores buddy movies (o películas de colegas de toda la vida), no empiezan con el mejor pie, pero acaban labrándose una preciosa amistad en la que, por instantes, es el paciente quien ayuda al cuidador a superar su sentimiento de culpa, saltándose todas las normas que aconsejan una prudencial distancia entre uno y otro–, donde la película de Burnett encuentra su auténtica razón de ser y principal secreto de su éxito.
«Estamos ante uno de esos filmes que merecen una mayor proyección, un tipo de cine diseñado para gustar a las grandes masas, que, desde luego, supondrá una pequeña sorpresa para quien se acerque a él buscando una historia de amistad conmovedora y sincera, salpicada de momentos simpáticos y con un Paul Rudd que vuelve a demostrar por qué es uno de los intérpretes más subestimados de la actualidad».
Los principios del cuidado es una obra optimista, desbordante de luz, que habla de temas tan trascendentales como las segundas oportunidades en la vida, de tolerancia y de la necesidad que todos tenemos de encontrar nuestro lugar en el mundo, de una forma sencilla y honesta. Alrededor de los improvisados compañeros de viaje se mueve una viva galería de personajes secundarios que se van encontrando en su camino, y, en algunos de los casos, llegan a sumarse a su viaje. Selena Gomez está especialmente encantadora en el papel de Dot, una adolescente autoestopista, malhablada y espontánea, que propicia esa subtrama de iniciación amorosa que no puede faltar en este tipo de productos, mientras que Megan Ferguson completa, con no menos inspiración, un entrañable cuarteto, con su encarnación de la ingenua Peaches, una joven embarazada a la que socorren cuando su coche se avería en mitad del trayecto a casa de sus padres. El guion de Burnett no elude muchos tópicos del género pero sabe dosificar muy bien las sonrisas y las lágrimas, haciendo que ambas fluyan con naturalidad, sin que se le noten en exceso las costuras o pueda llegar a resultar manipulador. Más que una gran historia, lo que ofrece Los principios del cuidado es un retazo de vida, una serie de pequeñas (grandes) vivencias de un grupo de personas normales que, con sus luces y sus sombras, se ganan con facilidad la empatía del espectador. Pero, por encima de todo, lo que subyace de fondo es un fresco sobre las relaciones paterno-filiales, a través de las diferentes ópticas que ofrecen los cuatro personajes principales –Trevor abandonado por su padre con muy corta edad; Ben sufriendo la dolorosa pérdida de su niño en trágicas circunstancias; Dot emprendiendo el vuelo del nido paterno, aunque su progenitor se resista a dejar de cuidar a su niña; Peaches a punto de emprender la maravillosa experiencia de la maternidad–. Estamos ante uno de esos filmes que merecen una mayor proyección, un tipo de cine diseñado para gustar a las grandes masas, que, desde luego, supondrá una pequeña sorpresa para quien se acerque a él buscando una historia de amistad conmovedora y sincera, salpicada de momentos simpáticos –ese sueño cumplido de “mear de pie”; el constante (y desternillante) pique entre Ben y Trevor por ver quien gasta la broma de peor gusto– y con un Paul Rudd que vuelve a demostrar por qué es uno de los intérpretes más subestimados de la actualidad. | ★★★★ |
José Martín León
© Revista EAM / Madrid
Ficha técnica
Estados Unidos. 2016. Título original: The Fundamentals of Caring. Director: Rob Burnett. Guion: Rob Burnett (Novela: Jonathan Evison). Productores: Rob Burnett. Fotografía: Giles Nuttgens. Productora: Worldwide Pants (Distribuida por Netflix). Música: Ryan Miller. Montaje: Christopher Passig. Diseño de producción: Meghan C. Rogers. Reparto: Paul Rudd, Craig Roberts, Selena Gomez, Megan Ferguson, Jennifer Ehle, Ashley White.