Happy End. Así se llama el nuevo proyecto del cineasta austríaco Michael Haneke cuyo rodaje se inicia en esta misma primavera y el cual esperamos para 2017. No nos sorprendería para nada ver este nuevo filme dentro de la sección oficial de Cannes del próximo año, habiendo sido Amour, su último trabajo en 2012, galardonado con la Palma de Oro del mismo modo que lo fue en 2009 La cinta blanca. Además, siendo conscientes del conservadurismo del certamen galo hacia los grandes nombres consagrados como hemos podido volver a comprobar al anunciar la programación del presente año, no podemos sino disipar las pocas dudas que tengamos al respecto.
Cinco años de inactividad resultan una anomalía dentro de la constante producción de un director muy reconocible por su estilo sombrío, turbio e inquietante. Sin embargo, esto no es fruto de la voluntad del propio Haneke, pues bien es sabido que esperábamos con sorpresa un curioso título nombrado Flashmob para 2015. La cinta iba a tratar sobre un grupo de personas que establecen una relación al conocerse en uno de estos eventos donde distintos ciudadanos se citan por internet para realizar una coreografía musical en público simulando espontaneidad. No obstante, los problemas a la hora de solventar el casting obligaron a su realizador a dejar aparcada esta idea. Al mismo tiempo, decidió volcarse en la preproducción de Happy End, afirmando el deseo de rodar en Francia y viajando hasta dicho país con tal de iniciar una tarea de documentación a la hora de afrontar su siguiente guion.
A día de hoy, poco conocemos de su argumento, tan solo que se centrará en el eje de la familia y de la emigración. ¿Se llamará su matrimonio protagonista Georges y Anne como en muchos de sus filmes como Caché (2005) o Funny Games (1997), entre otros? Lo que sí sabemos es su reparto, por un lado tendremos a Jean-Lois Trintignant, quien ya sustentó Amour junto a Emmanuelle Riva. Por el otro, a la siempre espléndida Isabelle Huppert, una constante en la filmografía del filósofo quien interpretó con maestría la dolorosa La pianista (2001). ¿Qué nos deparará Happy End? Casi seguro que un dardo envenenado a la sociedad de un momento que se mueve entre el pesimismo y la depresión provocada por unas circunstancias muy vigentes en nuestras vidas. Una radiografía del halo de malestar que impregna un ambiente cercano y que, como siempre, el director de El séptimo continente (1989) sabrá señalar con acierto y advertirnos con fuerza y violencia gracias a sus armas de autor.