El Festival Internacional de Cine de Autor (D’A) celebra este año su sexto aniversario, con lo que se confirma como una cita primaveral tan ineludible para los residentes en la ciudad condal como Sant Jordi, el Salón del Cómic, el Primavera Sound, la astenia de temporada o la alergia al polen. Obviamente, y dada la voluntad del certamen de difundir en nuestros lares un tipo de cine cuya distribución deviene muy complicada, bien por su carácter exigente y/o a contracorriente, bien por la condición novel de sus autores, o bien por lo “exóticas” que resultan para el amplio público las nacionalidades de muchas de las obras exhibidas, asistir al D’A no debería ser un privilegio exclusivo de los barceloneses. Y es que su parrilla vuelve a contar con la flor y nata del cine más arriesgado y auténtico, aquel que hace realmente válida la denominación “de autor”, puesto que sigue exprimiendo las posibilidades de un arte adocenado por la condición de entretenimiento pueril que Hollywood le ha impreso. No parece, empero, que a pesar de una oferta sin duda “elitista” –en el sentido menos antipático del término–, el D’A vea peligrar su futuro inmediato. Ahí está el éxito de la película inaugural –Cegados por el sol (2015) de Luca Guadagnino– para probarlo, con el aforo completo en los dos pases simultáneos ofrecidos el jueves 21 en sendas salas del Aribau Club, sede habitual de la muestra junto a la Filmoteca de Cataluña y el Museo CCCB.
Para su primer día de proyecciones regulares, el Festival ofreció algunos de sus “platos fuertes”, entre ellos el pase de Oleg y las raras artes (2016) de Andrés Duque, documental que opta a los tres galardones del certamen –Premio Talents, Premio de la Crítica y Premio del Público–, y que dispuso de la presencia del equipo. También destacar la nueva obra del director surcoreano Hong Sang-Soo, Ahora sí, antes no (2015), convertido en todo un clásico del D’A, algo que ha permitido acceder a una brillante filmografía de casi nula distribución en nuestras salas. Afortunadamente, La Aventura se ha hecho cargo de esta cinta, lo que garantiza su estreno en España. Redundando en todas las obsesiones de la obra previa de su autor, la pieza es, básicamente, un cuento moral sobre la honestidad y, por tanto, toda una declaración de principios vitales y artísticos. Con su característica factura visual aparentemente descuidada –marcada por el estatismo de los encuadres, los travellings y zooms bruscos y la ausencia del contraplano–, con su humor costumbrista y melancólico –lo que explica que a Hong Sang-Soo se le conozca como “el Woody Allen coreano”– y con el multiperspectivo que divide en dos la historia y convierte otro de sus relatos sobre directores de cine, alcohol y mujeres en una reflexión sobre el sentido de nuestros actos, Ahora sí, antes no es una pequeña joya que cualquier cinéfilo debería visionar.
Mañana, más.
Cegados por el sol de Luca Guadagnino.
«Ralph Fiennes se merienda a su enemigo y deja a Tilda para el postre, dos monstruos irrepetibles que se dan la réplica en una historia cuya sensualidad alcanza niveles inflamables cuando Dakota Penélope Johnson, perfecta en un segundo plano cada vez más principal, aparece en pantalla».
Ahora sí, antes no de Hong Sang-soo.
Cegados por el sol de Luca Guadagnino.
«Ralph Fiennes se merienda a su enemigo y deja a Tilda para el postre, dos monstruos irrepetibles que se dan la réplica en una historia cuya sensualidad alcanza niveles inflamables cuando Dakota Penélope Johnson, perfecta en un segundo plano cada vez más principal, aparece en pantalla».
Ahora sí, antes no de Hong Sang-soo.
«En el cine de Sang-soo, la concepción del “amor líquido” parece la única forma posible de perseguir pequeños momentos de plenitud sentimental en esta indeterminación caótica».