Hitchcock y la devoción
crítica de Hitchkcock/Truffaut (Kent Jones, Estados Unidos, 2015).
Hitchcock, ese emblema. Para el neófito en esto de la cinefilia, la simple apariencia del director británico ya suscita una atracción irresistible. Ese puro en la boca, ese traje con pajarita, la redondez de ese mohín flemático (que por alguna extraña razón nos parece inconfundiblemente británico) a medio camino entre la seriedad y la socarronería… Una atracción que se prolonga hacia la amplísima gama de imágenes icónicas que han dejado sus películas, uno de los primeros rituales de iniciación (no oficiales, pero ampliamente consensuados) para todo aquel que da sus primeros pasos en el descubrimiento del cine como “algo más”. Ahora bien, la potencia icónica de Hitchcock es sólo una parte de la historia. Durante la mayor parte de su carrera como director, al británico se le destacó sobre todo como un excelente artesano del género del suspense y una figura exótica, pero no gozó del estatus de “director mayor” que sí se solía atribuir a tipos como Ford, Lang o Renoir. Si hoy la inclusión del británico en el pabellón de ilustres del cine se da por sentada es gracias, sobre todo, a la reivindicación de su autoría que realizaron los jóvenes cahieristas desde finales de los cincuenta. De la misma salió uno de los libros esenciales de la cinefilia mundial. El cine según Hitchcock, fruto de la minuciosidad metodológica del joven François Truffaut (por aquel entonces seguía escribiendo en Cahiers du Cinéma y preparaba Jules et Jim, su tercer largo) y su obsesión por la figura de aquellos cineastas que expresaban un profundo mundo personal en todas sus películas (la autoría, por decirlo en corto).
Cincuenta años después de que Truffaut lo publicara, el documental que nos ocupa viene a ser una celebración de la importancia del libro a la vez que una amplificación de sus ecos. Kent Jones, reputado crítico de cine, guionista ocasional y director de documentales, juega bien sus cartas en un terreno en principio tan dado a sonarle demasiado visto a la cinefilia mundial. Ante su Hitchcock/Truffaut pueden surgir dos preguntas automáticas. Si su objeto es el cine de Hitchcock y profundizar en sus imágenes, ¿qué puede añadir Jones a la exhaustividad de un Truffaut que tuvo acceso directo y muy prolongado al director británco? Y si su objeto es el libro, ¿qué contar sobre él más allá de transmitir la afección universal que suscita? El documental parece inclinarse en su inicio por esta segunda opción, ya que arranca rindiendo tributo a la importancia del libro, recogiendo sus enseñanzas a partir de citas directas o reproducciones de la grabadora utilizada durante las entrevistas entre los dos directores, que se acompañan por fotografías de archivo del encuentro. Pero pronto desvela la forma que tiene de amplificar sus ecos. La metodología de Jones resulta ser, de hecho, la misma que la de Truffaut: la entrevista en profundidad con los cineastas, basada en la conversación larga, abierta a la espontaneidad y que busca el análisis profundo más que la anécdota colorida. Así, el material original que Hitchcock/Truffaut, película, aporta a su fuente de inspiración es el testimonio de diversos directores de primera línea que hablan sobre su experiencia con el libro y, sobre todo, comparten sus visiones sobre el cine del británico. Ante la cámara desfilan David Fincher, Martin Scorsese, Wes Anderson, Richard Linklater, James Gray, Olivier Assayas, Paul Schrader, Peter Bogdanovich y Kiyoshi Kurosawa. Hablamos, por tanto, de un documental que no esconde su vocación didáctica y que no tiene reparo en ir diseccionando las escenas más memorables de Hitchcock recurriendo a las fuentes citadas a modo de clase magistral. Con lo que viene a emular lo que fue el gran logro del libro de Truffaut, y con ello limita su público potencial a ese espectador amante del cine que, además del entretenimiento, aspira a profundizar en el medio. Sólo él podrá entender el placer de escuchar a dos directores desentrañando sus procesos creativos sin imposturas, hablando de profesional a profesional de un modo más práctico que pretencioso.
«Si algo viene a demostrar Hitchcock/Truffaut, con su modo de añadir lecturas a un libro que ya de por sí lo que hacía era añadir lecturas a una filmografía, es que lo que hace grandes a las buenas películas es su capacidad de no ser obras cerradas, de poder dotarse de nuevos significados condicionados por la sensibilidad de sus espectadores».
Con respecto al gran objetivo que movió a Truffaut (la indagación en la autoría o no autoría de Hichcock), Jones tiene ya poco que decir. Pero sí que aporta algunos hallazgos que suscitan la reflexión sobre el ahora tan discutido concepto de “autor”, sobre todo al mostrar cómo algunos de los directores entrevistados llevan a cabo esa práctica tan común entre muchos espectadores: trasladar sus propias inquietudes y obsesiones a la obra de otros. Por ejemplo, un Wes Anderson, en principio tan lejano a la estética hitchcockiana (confiesa su devoción por el libro hasta el punto de que desgastó sus páginas de tanto consultarlo), que encuentra en el cine del británico esa obcecación por la perfección del encuadre, por la composición perfecta de las líneas, que marca tanto a su propia obra. O un Scorsese que lleva a cabo elaboradas lecturas sobre la espiritualidad en el cine de Hitchcock. En este sentido, la cinta cuenta con uno de sus momentos más deliciosos cuando el director de Taxi Driver se dedica a buscar resonancias trascendentes en algunas escenas de Hitchcock, algo que choca con las explicaciones que da el mismo de esas mismas escenas a partir de decisiones puramente prácticas. Como el famoso plano aéreo de Los pájaros, en el que Scorsese ve connotaciones religiosas mientras que Hitchcock confiesa que lo utilizó para no tener que gastar presupuesto recreando detalles de puesta en escena que exigiría el grabarla en planos más cercanos. Cosa que, por supuesto, no invalida las tesis de Scorsese. Si algo viene a demostrar Hitchcock/Truffaut, con su modo de añadir lecturas a un libro que ya de por sí lo que hacía era añadir lecturas a una filmografía, es que lo que hace grandes a las buenas películas es su capacidad de no ser obras cerradas, de poder dotarse de nuevos significados condicionados por la sensibilidad de sus espectadores. | ★★★ |
Miguel Muñoz Garnica
© Revista EAM / 63º Festival de San Sebastián
Ficha técnica
Estados Unidos, 2015. Hitchcock/Truffaut. Director: Kent Jones. Guión: Kent Jones, Serge Toubiana. Productora: Cohen Media Group. Presentación oficial: Festival de Cannes 2015 (Cannes Classics). Productores: Charles S. Cohen, Olivier Mille, Daniel Battsek (asociado), John Kochman (asociado), Delphine Pineau (creativa), Rachel Reichman (coproductora). Fotografía: Nick Bentgen, Daniel Cowen, Eric Gautier, Mihai Malaimare Jr., Lisa Rinzler, Genta Tamaki. Música: Jeremiah Bornfield. Montaje: Rachel Reichman. Reparto (documental): Mathieu Amalric (voz), David Fincher, Martin Scorsese, Wes Anderson, Richard Linklater, James Gray, Olivier Assayas, Peter Bogdanovich, Arnaud Desplechin, Kiyoshi Kurosawa, Paul Schrader, Alfred Hitchcock, François Truffaut. Duración: 79 minutos.