Qué película ver (y qué ver en ella)
crítica de Cine a la carta de Carlos Fernández Castro / Editorial Club Universitario.
España, 2015. ISBN: 9788416113811. Páginas: 180. Formato: 15x21. Encuadernación: rústica. Precio: 19,03 euros. Precio e-book: 3 euros.
«En esta lista de listas aparece la película que deberías estar viendo ahora mismo». Así invita el realizador Nacho Vigalondo a hacerse con un ejemplar del primer libro de Carlos Fernández Castro, quien ha seleccionado cien títulos muy especiales para él entre los que se encuentra, precisamente, la ópera prima del cineasta cántabro: Los cronocrímenes (2007), reivindicable thriller de ciencia-ficción que probablemente no tendría cabida en un listado al uso. Y es que Cine a la carta no pretende en absoluto seleccionar las mejores películas de la historia (una labor tan inútil como harto tanteada), sino instar a pararse ante cien filmes dispares que, sean más o menos conocidos, bien merecen una porción de nuestro tiempo. O sea, que no están todos los que son pero sí son todos los que están. No sorprende, por tanto, encontrarse obras maestras incontestables como Tiempos modernos (Charles Chaplin, 1936) o Blade Runner (Ridley Scott, 1982) junto a otras tan infravaloradas como Movida del 76 (Richard Linklater, 1993) y Todo por un sueño (Gus Van Sant, 1995) que no tienen por qué envidiar a las mencionadas en primer lugar. Eso sí, dentro de una selección preponderantemente anglosajona, con escasas —pero excelentes— excepciones como la japonesa Buenos días (Yasujiro Ozu, 1959), la francesa La noche americana (François Truffaut, 1973), la hongkonesa Deseando amar (Wong Kar-Wai, 2000), la coreana Memories of Murder (Bong Joon-ho, 2003) o la española Gordos (Daniel Sánchez Arévalo, 2009). Sin embargo, tratándose de una selección tan personal, hay poco que cuestionar.
«Un libro imprescindible para sumergirse sin ahogarse en el inabarcable océano del cine», apostilla el mentado Sánchez Arevalo en una de las frases promocionales de la compilación. A ello ayuda la organización de la obra, que incluye dos bloques de cincuenta películas divididos a su vez en diez capítulos de cinco filmes cada uno en función, bien del tema (“perdedores en el cine”, “el peso del pasado”, “películas que rompen esquemas”…), bien del género (western, falso documental, cine romántico…). Por consiguiente, el libro acepta tanto la lectura lineal como un acercamiento más esporádico en forma de consulta de cara a decidir qué película ver. ¿Que se desea, por ejemplo, una cinta de atmósfera sofocante? Pues sólo hay que acudir al capítulo correspondiente para encontrarse con alternativas tan variadas como La jauría humana (Arthur Penn, 1966) o Cisne negro (Darren Aronofsky, 2010). Ante todo este libro está confeccionado para obligar al lector a ver más y más cine, pudiendo optarse por leer las medidas palabras que Carlos Fernández dedica a cada título, bien a priori (interesante introducción, pues los detalles argumentales escasean), bien a posteriori (a modo de reflexión, siendo probable que el texto, aunque breve, desvele algo que durante el visionado haya pasado desapercibido). Por supuesto algunos comentarios son más completos que otros, pero todos huyen de los caminos habituales, algo de agradecer a la hora de encarar filmes míticos como El tercer hombre (Carol Reed, 1949) o Cantando bajo la lluvia (Gene Kelly y Stanley Donen, 1952).
«Cine a la carta no pretende en absoluto seleccionar las mejores películas de la historia (una labor tan inútil como harto tanteada), sino instar a pararse ante cien filmes dispares que, sean más o menos conocidos, bien merecen una porción de nuestro tiempo».
Autor del blog cinematográfico Bandeja de Plata, excolaborador de La Script (Cadena Ser) y Es más que cine (Es Radio) y colaborador habitual del programa Vivir de Cine de Intereconomía Radio, Carlos Fernández prefiere evitar la presuntuosidad para tratar las obras con humildad, de forma que cualquier lector, sea cual sea su contacto con el mundo del cine, pueda disfrutar de los escritos y aprender a ver películas tan especiales como Cielo amarillo (William Wellman, 1948), Días del cielo (Terrence Malick, 1978) o The Queen (Stephen Frears, 2006) con otros ojos (o, directamente, lanzarse a verlas de una vez). Además, cada comentario incluye un apartado de curiosidades que a menudo sorprenderá a los cinéfilos más versados: «¿Sabíais que Billy Wilder concibió El apartamento (1960) tras ver Breve encuentro (David Lean, 1945) y plantearse quién sería el propietario del apartamento en el que se reunían los protagonistas?» Con razón Raúl Alda, director adjunto del programa Días de Cine, lo aplaude tan efusivamente en su prólogo: «Mi reacción al tenerlo entre mis manos fue de sorpresa mayúscula». Por último, hay que mencionar dos importantes aspectos de la edición: es una lástima que no se haya cuidado más la presentación o la propia maquetación, pues ambas se habrían beneficiado de una mejor revisión; por otro lado, a la excelente combinación de pasión y conocimientos con la que Carlos Fernández aborda cada filme hay que sumar los maravillosos carteles diseñados por Álvaro González Hernanz para acompañar cada uno de los veinte capítulos. Sólo por ellos —pero en absoluto sólo por ellos—, vale la pena hacerse con un ejemplar de Cine a la carta; libro que ofrece, no sólo la película para cada momento prometida por su portada, sino también una ayuda para ver en cada una de ellas aquello que llevó al autor a hacerlas protagonistas de su primera aventura literaria.