El director británico Stephen Frears despuntó en 1985 con la magnífica Mi hermosa lavandería y, desde entonces, se ha forjado una muy respetable carrera cinematográfica. Más de treinta años avalan su talento y versatilidad para cualquier tipo de entorno, sea la tragicomedia (la interesante Philomena), o la adaptación literaria (obras como Las amistades peligrosas, o, más reciente, Alta fidelidad). El biopic, género que maneja con soltura y en el que imprime su muy particular aproximación a la narrativa —con ejemplos dignos de mención como Mrs. Henderson Presenta (2005), The queen (2006) o The program (2015)—, es donde se enmarca su próxima propuesta. En este caso, Frears ha tomado prestada la historia real de Florence Foster Jenkins, hija de la nobleza estadounidense que a principios del siglo XX decidió dedicarse activamente a la ópera, cantando como soprano. Muy a pesar de sus evidentes carencias artísticas y sus nulas capacidades musicales, Jenkins se hizo famosa dentro del circuito neoyorquino, generando numerosos admiradores de su cuestionable estilo de cantar, en el límite entre el ridículo total y la determinación inquebrantable. La encargada de interpretar a esta excéntrica y curiosa figura de la cultura popular norteamericana es la multipremiada Meryl Streep —Presidenta del jurado en la pasada edición de la Berlinale—, en una actuación que, como siempre, dignifica el conjunto de cualquier filme en el que participa. La acompañan Hugh Grant, Rebecca Ferguson (Cuando cae la nieve) y Simon Helberg (The big bang theory). Florence Foster Jenkins se estrena en nuestro país el 6 de mayo, distribuida por TriPictures.
Tráiler en versión original: