La realizadora madrileña vuelve tras cinco largos años de silencio —solo roto con el documental En tierra extraña (2014)— con un tierno relato que combinará drama familiar y algo de road movie con su habitual maestría en la dirección de actores.
Que Icíar Bollaín es una de las realizadoras españolas más comprometidas y sinceras del panorama cinematográfico español es algo que, a estas alturas, pocas voces se atreverían a cuestionar. Tras su feliz debut con Hola, ¿estás sola? (1995), títulos como Flores de otro mundo (1999), Te doy mis ojos (2003), Mataharis (2007), También la lluvia (2010) y Katmandú, un espejo en el cielo (2011) conformaron una filmografía ejemplar a la que viene a sumarse, en breve, una última y muy esperada propuesta, El olivo (2016). Estamos ante una historia escrita por Paul Laverty (pareja de Bollaín) de amplio calado dramático en la que un anciano deja de hablar voluntariamente después de que su familia le arrebatara un olivo que significaba su vida para él. Cuando el hombre también deja de comer, su nieta, con la que siempre ha mantenido una especial relación (muy unida al antiguo árbol), decide emprender un largo viaje a Düsseldorf, destino actual del olivo, para devolverlo a las manos de su abuelo y así devolverle las ganas de luchar. En esta aventura, Alma contará con el apoyo de su tío, un compañero de trabajo y un par de amigas. A la vista de las primeras imágenes, El olivo será un filme que sabrá tocar la fibra sensible del espectador sin caer en el maniqueísmo, con excelentes actuaciones del veterano Manuel Cucala, el ubicuo Javier Gutiérrez y una Anna Castillo que, después de su trabajo en Blog (Elena Trapé, 2010), tiene todas las papeletas para convertirse en una de las grandes revelaciones del año. El estreno mundial de El olivo tendrá lugar el próximo 6 de marzo en el Festival Internacional de Cine de Miami. El 6 de mayo llegará a España.
Tráiler / Cartel