La escena de Carol en donde ambas protagonistas permanecen en el interior del coche mientras la imagen tiende a evaporarse negando el exterior supone, no solo en la intimidad del momento, sino en la utilización musical y su valor o alcance emocional, una representación utilísima de fusión del lenguaje. A poco que hagamos un esfuerzo de abstracción la escena consigue milagrosamente interferir los sonidos diegéticos (la canción que escuchamos en la radio), con los extradiegéticos (la suave e imperceptible música de Burwell). Entre una y otra arrojan converger en una imagen única, que inteligentemente siente, en lo contemporáneo, una profunda revisión de las imágenes (recuerdos) del pasado. Todd Haynes, como ya demostró en la sobresaliente Lejos del Cielo, alcanza en lo formal una interesante reformulación de imágenes vaporosas, imágenes que desde ahora plantean rigurosas ejercer su condición de pasantes, es decir, están reescribiendo la historia del tiempo. Llama la atención, o al menos en las notables diferencias, como la partitura escrita por el compositor Carter Burwell para Carol suena en una escucha independiente de la cinta algo etérea y aislante, además adoleciendo de un parecido, puede que más o menos razonable, con algunos de los sonidos atribuibles al estilo Philip Glass. Esto que podría suponerle un inconveniente, acaba desapareciendo en cuanto la música baila al lado de las imágenes del filme, y así debería entenderse (el estricto valor de una banda sonora de película), pero siendo más significativo a la hora de ahondar en el arco narrativo de la cinta. Burwell escribe, conduce y orquesta un emotivo score de sonoridades atmosféricas con un predominio absoluto de los instrumentos de cuerda. Un reiterativo tema principal que nos introduce sutilmente en el contexto ambiental acercándonos a participar de la sobreexpuesta intimidad de la historia.
Diremos que en principio la lejana o distante música muta en el cuerpo del filme en cálidas melodías serviles al subtexto, puesto que abordan, en la ausencia de diálogos, una maravillosa paleta de emociones negadas a distraer, con enfáticos quiebros orquestales, el estudiado carácter privado de la película. En el deseo de acercarnos, bajo los ojos del espectador, el relato describe mediante las imágenes un espacio personal y profundo. Seremos testigos de un amor ajeno, en cuanto la imagen transmitida por Haynes es espejo y distancia, y la música de Burwell eco fugaz de una agitación implícita. Todo en Carol incurre en lugares reducidos, en cuidadas escenas que prefiguran encuentros. Por ello la música, y cualquier tropo dramático usado por el director, convierten la pantalla en inteligente modelo cinematográfico. Sensorialmente el tenue cromatismo de una fotografía en semipenumbras corre en paralelo a los estados de animo, los cuales en constante represión están llamados a florecer. El enfoque musical parte de una sencilla estructura resumida en pocos instrumentos, muy en la línea habitual del compositor, pero con amplia carga emotiva en algunas escenas puntuales. El corte “Lovers” incurre como el momento álgido del soundtrack, un tema que articula la consumación sexual de las protagonistas con un apoyo brillante de las cuerdas del arpa o del violonchelo que desemboca in crescendo en un autentico clímax sinfónico. Previo a ello Burwell hace honor a sus habilidades al piano con cortes como el de “Taxi”, que sirve a Haynes de contrapunto narrativo para hilar el relato desde el punto de vista de Belivet. Tal es la fuerza de la imagen en Carol, que la tipología de la música debe potenciarla sin parecer demasiado caprichosa, demasiado pertinente, aunque Burwell, acorde con las tendencias músico-narrativas del cine clásico, expande y denota con su obra una presencia simbólica difícil de obviar en el conjunto. Sin embargo, aun siendo un score característico, no suena en la totalidad como un Burwell típico. A diferencia de otros trabajos el compositor abandona las incorporaciones folk o las notas genuinas de sus sonidos más típicamente americanos que tanta importancia han adquirido en sus colaboraciones con el cine de los Coen. Hemos comentado más arriba analogías en el soundtrack de Carol con el minimal de Glass, ciertas notas escuchadas por ejemplo en el “Opening” son similares por estilo, o mera aproximación, pero están lejos de considerarse graves o gratuitas. Lo importante reside en una banda sonora de inapelable factura, elegante, sobria, rotunda y funcional.
Tracklist
1. Opening
2. Taxi
3. To Carol’s
4. One Mint Julep - The Clovers
5. Datebook
6. Christmas Trees
7. Easy Living
8. The Train
9. Packing
10. Drive Into Night
11. Kiss Of Fire - Georgina Gibbs
12. Waterlo
13. Lover
14. The Gun
15. Smoke Rings - Les Paul & Mary Ford
16. Over There
17. Visitation
18. To Court
19. The Letter
20. No Other Love
21. The Times
22. Reflections
23. Crossing
24. You Belong To Me - Helen Foster & The Rovers
25. The End
Banda sonora