La eterna noche de las palabras sin dueño
Palmarés de la XXX edición de los Premios Goya.
Sostenía la célebre dramaturga norteamericana Lillian Hellman que «el fracaso en el teatro era más dramático y feo que cualquier otra forma de escritura». Y atendiendo a lo acaecido anoche en la trigésima entrega de los Goya, repleta de aberrantes discursos inconclusos y un nulo sentido del espectáculo, demasiado cerca se encuentra esta sentencia del concepto que cada año propone la Academia española de cine. Sobra el decir que es un problema de modelo. Ahí están las evidencias anuales. Ahora bien, el fondo está muy cerca. Poco importaron un solvente Dani Rovira, que condujo con tino la gala en los pocos momentos que estuvo encima y debajo del proscenio; los mínimos instantes emocionantes (encabezados por el Goya de Honor Mariano Ozores y el actor revelación, Miguel Herrán); o que los pesos pesados que empuñaron una efigie estuvieran inspirados en su alocución; el exceso de cafeína de algunos participantes y la nula planificación dieron como resultado una ceremonia horrenda, deudora de la televisión de nuestro tiempo: el minutero manda, las ideas faltan.
Por suerte, más allá de la penosa función, hubo justicia en la entrega de los galardones. Venció la excelente Truman, que obtuvo cinco Goyas de los seis a los que aspiraba. Cine rebosante de humanidad que nos recuerda que en las historias mundanas encontramos la empatía necesaria para combatir el cinismo que nos rodea. Darín en el escenario fue la estampa perfecta. Un caballero comprometido que representa, junto a otros muchos, lo grande que es y será el CINE español. La a priori favorita, La novia, fue la gran derrotada de la velada si nos centramos solo en las matemáticas. La cinta de Paula Ortiz, sin embargo, y pese a sus defectos, es un tipo de cine que España anhela y necesita. Volveremos a ver a la joven cineasta zaragozana en la multipantalla de candidatas. Lo mismo ocurrirá con Natalia de Molina, segundo Goya, esta vez como mejor actriz principal, de su corta carrera por su excelente labor en Techo y comida. Fue la gran sorpresa de una noche que habló del excelente futuro de nuestro cine, con o sin Academia.
■ Mejor película: Truman, de Cesc Gay.
■ Mejor película iberoamericana: El Clan, de Pablo Trapero (Argentina).
■ Mejor película europea: Mustang, de Deniz Gamze Ergüven (Francia).
■ Mejor película de animación: Atrapa la bandera de Enrique Gato.
■ Mejor película documental: Sueños de sal, de Alfredo Navarro.
■ Mejor dirección: Cesc Gay, por Truman.
■ Mejor actor protagonista: Ricardo Darín, por Truman.
■ Mejor actriz protagonista: Natalia de Molina, por Techo y comida.
■ Mejor actor de reparto: Javier Cámara, por Truman.
■ Mejor actriz de reparto: Luisa Gavasa, por La novia.
■ Mejor dirección novel: Daniel Guzmán, por A cambio de nada.
■ Mejor actor revelación: Miguel Herrán, por A cambio de nada.
■ Mejor actriz revelación: Irene Escolar, por Un otoño sin Berlín.
■ Mejor guion original: Cesc Gay y Tomás Aragay, por Truman.
■ Mejor guion adaptado: Fernando León de Aranoa y Diego Farias, por Un día perfecto.
■ Mejor fotografía: Miguel Ángel Amoedo, por La novia.
■ Mejor música original: Lucas Vidal, por Nadie quiere la noche.
■ Mejor canción original: “Palmeras en la niece”, de Palmeras en la nieve.
■ Mejor diseño de producción: Andrés Santana y Marta Miró, por Nadie quiere la noche.
■ Mejor montaje: Jorge Coira, por El desconocido.
■ Mejor dirección artística: Antón Laguna, por Palmeras en la nieve.
■ Mejor vestuario: Clara Bilbao, por Nadie quiere la noche.
■ Mejor sonido: David Machado, Jaime Fernández y Nacho Arenas, por El desconocido.
■ Mejores efectos visuales: Lluís Rivera y Lluís Castells, por Anacleto: Agente secreto.
■ Mejor maquillaje y peluquería: Pablo Perona, Paco Rodríguez y Sylvie Imbert, por Nadie quiere la noche.
■ Mejor cortometraje de ficción: El corredor, de José Luis Montesinos.
■ Mejor cortometraje documental: Hijos de la tierra, de Diego Sarmiento.
■ Mejor cortometraje de animación: Alike, de Rafael Cano Méndez y Daniel Martínez Lara.
■ Goya de Honor: Mariano Ozores.
■ Mejor película iberoamericana: El Clan, de Pablo Trapero (Argentina).
■ Mejor película europea: Mustang, de Deniz Gamze Ergüven (Francia).
■ Mejor película de animación: Atrapa la bandera de Enrique Gato.
■ Mejor película documental: Sueños de sal, de Alfredo Navarro.
■ Mejor dirección: Cesc Gay, por Truman.
■ Mejor actor protagonista: Ricardo Darín, por Truman.
■ Mejor actriz protagonista: Natalia de Molina, por Techo y comida.
■ Mejor actor de reparto: Javier Cámara, por Truman.
■ Mejor actriz de reparto: Luisa Gavasa, por La novia.
■ Mejor dirección novel: Daniel Guzmán, por A cambio de nada.
■ Mejor actor revelación: Miguel Herrán, por A cambio de nada.
■ Mejor actriz revelación: Irene Escolar, por Un otoño sin Berlín.
■ Mejor guion original: Cesc Gay y Tomás Aragay, por Truman.
■ Mejor guion adaptado: Fernando León de Aranoa y Diego Farias, por Un día perfecto.
■ Mejor fotografía: Miguel Ángel Amoedo, por La novia.
■ Mejor música original: Lucas Vidal, por Nadie quiere la noche.
■ Mejor canción original: “Palmeras en la niece”, de Palmeras en la nieve.
■ Mejor diseño de producción: Andrés Santana y Marta Miró, por Nadie quiere la noche.
■ Mejor montaje: Jorge Coira, por El desconocido.
■ Mejor dirección artística: Antón Laguna, por Palmeras en la nieve.
■ Mejor vestuario: Clara Bilbao, por Nadie quiere la noche.
■ Mejor sonido: David Machado, Jaime Fernández y Nacho Arenas, por El desconocido.
■ Mejores efectos visuales: Lluís Rivera y Lluís Castells, por Anacleto: Agente secreto.
■ Mejor maquillaje y peluquería: Pablo Perona, Paco Rodríguez y Sylvie Imbert, por Nadie quiere la noche.
■ Mejor cortometraje de ficción: El corredor, de José Luis Montesinos.
■ Mejor cortometraje documental: Hijos de la tierra, de Diego Sarmiento.
■ Mejor cortometraje de animación: Alike, de Rafael Cano Méndez y Daniel Martínez Lara.
■ Goya de Honor: Mariano Ozores.